Existen cuatro elementos y son:
Tierra: el lugar donde vivimos y debemos crecer aprendiendo cada día lo que es bueno para nosotros.
El aire: necesario para vivir, lo que nos da aliento a creer que lo que nos propongamos lo vamos a lograr.
Fuego: el que nos motiva a amar, a sentir algo por alguien; ese calor interno que nos provoca a entregarnos.
Agua: la bebida necesaria para poder vivir.
Cada elemento tiene un poder y una razón.
En nuestra vida, hay muchas cosas que creemos necesarias y varias de ellas, son solo pasajeras.
Lo que va a durar, es lo que llevamos dentro y lo expresamos.
No se puede materializar el amor, quizás dando obsequios sería una manera de dar, pero no es la ideal.
Lo que somos es lo que aprendimos y lo fuimos perfeccionando con el tiempo.
Todo mal que vimos, lo alejamos de nosotros y si ese mal, nos lo hicieron, tener la valentía y el coraje y ser sabios para superarlo.
Inconvenientes habrá siempre, pero está en nosotros saber qué camino elegir y sortear esos obstáculos.
Nuestro cuerpo no es inmortal y lo que sentimos por alguien, sí puede llegar a serlo.
No es fácil olvidar lo que uno dio y más si el corazón tuvo la razón y se dejó guiar por los sentimientos.
El cerebro es lo que nos frena.
El orgullo nos trae soledad.
Pensar es bueno y maravilloso, pero el saber diferenciar y tratar de dar amor a quien creemos que se lo merece.
La vida, nos da chances, nos da oportunidades y a veces no las vemos.
La ceguera cotidiana nos tapa mucho de lo bueno que se acerca a nosotros.
Cuando el destino nos permite estar en un lugar sabiendo que todo ese momento será una gran prueba y superarla es nuestra obligación.
No defraudar a quien nos permitió esa chance y menos, a nosotros mismos.
La actitud al saber cómo movilizarse y actuar ante la persona que quisimos.
Si dimos parte de nuestro tiempo y el cariño y no importa la cantidad dada o recibida; el cariño y el afecto no tiene medida, no sabe de esas cosas, solo se da, si es sincero y sale de nuestra alma.
Las miradas y las pocas palabras que se puedan pronunciar tienen que ser las correctas.
No hubo planificación.
En la vida diaria, no hay ensayos, la única oportunidad ante una nueva chance, es hacer lo correcto en nosotros; algo se movilizará, algo nos hará sonreír y saber que hicimos bien, que cumplimos esa tarea.
El destino, moverá sus fichas y ordenará ambas partes.
Pero solo se concretará cuando nuestro corazón esté limpio y libre de maldad o rencor.
Acaso tenemos el poder suficiente como para no perdonar a alguien?
Quién nos puso ese cargo tan soberbio?
Cuando se habla de sentimientos debe existir la igualdad; ninguno está por encima del otro.
Si uno se equivocó, es bueno poder decirlo y del otro lado, escuchar y hacer balances.
El único que pone un final es Dios.
El resto, permitámonos seguir siendo simples humanos con ganas de ser felices y haciendo lo mejor que podamos.
Los elementos pueden ser 4 y también 4, podrían ser nuestras obligaciones básicas:
Escuchar.
Reflexionar.
Perdonar.
Olvidar.
Todo es posible, mientras haya FE y sea el corazón el que hable por nosotros.
No hay mejor presentación que ser buena gente y tratar de ayudar a quien lo necesite.
MARIANO SANTORO
Tierra: el lugar donde vivimos y debemos crecer aprendiendo cada día lo que es bueno para nosotros.
El aire: necesario para vivir, lo que nos da aliento a creer que lo que nos propongamos lo vamos a lograr.
Fuego: el que nos motiva a amar, a sentir algo por alguien; ese calor interno que nos provoca a entregarnos.
Agua: la bebida necesaria para poder vivir.
Cada elemento tiene un poder y una razón.
En nuestra vida, hay muchas cosas que creemos necesarias y varias de ellas, son solo pasajeras.
Lo que va a durar, es lo que llevamos dentro y lo expresamos.
No se puede materializar el amor, quizás dando obsequios sería una manera de dar, pero no es la ideal.
Lo que somos es lo que aprendimos y lo fuimos perfeccionando con el tiempo.
Todo mal que vimos, lo alejamos de nosotros y si ese mal, nos lo hicieron, tener la valentía y el coraje y ser sabios para superarlo.
Inconvenientes habrá siempre, pero está en nosotros saber qué camino elegir y sortear esos obstáculos.
Nuestro cuerpo no es inmortal y lo que sentimos por alguien, sí puede llegar a serlo.
No es fácil olvidar lo que uno dio y más si el corazón tuvo la razón y se dejó guiar por los sentimientos.
El cerebro es lo que nos frena.
El orgullo nos trae soledad.
Pensar es bueno y maravilloso, pero el saber diferenciar y tratar de dar amor a quien creemos que se lo merece.
La vida, nos da chances, nos da oportunidades y a veces no las vemos.
La ceguera cotidiana nos tapa mucho de lo bueno que se acerca a nosotros.
Cuando el destino nos permite estar en un lugar sabiendo que todo ese momento será una gran prueba y superarla es nuestra obligación.
No defraudar a quien nos permitió esa chance y menos, a nosotros mismos.
La actitud al saber cómo movilizarse y actuar ante la persona que quisimos.
Si dimos parte de nuestro tiempo y el cariño y no importa la cantidad dada o recibida; el cariño y el afecto no tiene medida, no sabe de esas cosas, solo se da, si es sincero y sale de nuestra alma.
Las miradas y las pocas palabras que se puedan pronunciar tienen que ser las correctas.
No hubo planificación.
En la vida diaria, no hay ensayos, la única oportunidad ante una nueva chance, es hacer lo correcto en nosotros; algo se movilizará, algo nos hará sonreír y saber que hicimos bien, que cumplimos esa tarea.
El destino, moverá sus fichas y ordenará ambas partes.
Pero solo se concretará cuando nuestro corazón esté limpio y libre de maldad o rencor.
Acaso tenemos el poder suficiente como para no perdonar a alguien?
Quién nos puso ese cargo tan soberbio?
Cuando se habla de sentimientos debe existir la igualdad; ninguno está por encima del otro.
Si uno se equivocó, es bueno poder decirlo y del otro lado, escuchar y hacer balances.
El único que pone un final es Dios.
El resto, permitámonos seguir siendo simples humanos con ganas de ser felices y haciendo lo mejor que podamos.
Los elementos pueden ser 4 y también 4, podrían ser nuestras obligaciones básicas:
Escuchar.
Reflexionar.
Perdonar.
Olvidar.
Todo es posible, mientras haya FE y sea el corazón el que hable por nosotros.
No hay mejor presentación que ser buena gente y tratar de ayudar a quien lo necesite.
MARIANO SANTORO