miércoles, 30 de mayo de 2012

Mi hogar

La pureza y humildad de las personas, no tienen medida, simplemente se ven si es que del otro lado hay amor en sus ojos.
Una vida con algunos problemas, significa que esa vida ha sido vivida en su plenitud.
Esa vida, es igual a una casa, a un hogar y ese lugar donde uno vive, es nuestro cuerpo, el que diariamente sacamos a la calle a alimentarnos de todo lo bueno que tiene el planeta para darnos.
Ese hogar es el que ha recibido algunos temblores, pero sigue muy bien en pie.
Cada ladrillo ha sido bien empotrado con el siguiente y así, siguen creciendo.
Los cimientos han sido de la mejor raiz; de la que los mejores padres del mundo pueden darle a un hijo.
No todo ha sido paraíso y me alegra, ya que sueño con poder llegar a ese paraíso creado por mí y no a uno ya hecho.
Solo sé que en mi hogar hay amor puro, porque tiene forma de corazón y todo lo que hago, lo realizo con pasión.
En mi hogar vivo con mis recuerdos de toda la gente hermosa que la vida me permitió conocer.
Vivo con mis memorias y con mi mente volando por los lugares que me marcaron, que me hicieron ser quien soy.
Vivo con mi colección de sentimientos, ya que todo lo hago con el corazón y cada momento, ha sido disfrutado.
Sé que en mi hogar hay rincones que me entristecen, pero a la vez, sé que en esos lugares estuve con personas que quise con toda la profundidad del amor y me alegro de haber amado; porque significa que he vivido y dejé que mi corazón se exprese con todo lo maravilloso que sale de él.
En mi hogar hay espacio para toda persona que me brinde su confianza y sepa entender mi sana locura.
Mi hogar crece, ya que no hay ladrillos materiales, sino sentimentales y son flexibles, no se limitan a un simple cariño, sino que siempre van por más.
En mi hogar hay sitio para todo lo que el amor marque como estilo de vida.
Hay música, porque las paredes están hechas de melodías escritas con sentimientos.
Los sonidos que se oyen, son latidos de felicidad; porque me veo crecido, fortalecido más allá de esas piedras con las que otros hacen sus casas.
Los demás, no saben que los hogares verdaderos no se hacen con piedras, sino con amor.
Quizás sea mi tarea enseñarles a edificar.
Quizás sea mi tarea mostrarles que cuando uno está protegido por el perdón, el amor todo lo puede.
Quizás y tan solo quizás, podría permitirle a alguien en especial mostrarle el gran secreto.
Ese misterio que se muestra siendo sincero y con personalidad.
Y por más noche que haya afuera, siempre saldrá una luz de mi hogar que iluminará el camino para que puedas venir.
Te espero!
MARIANO SANTORO

domingo, 27 de mayo de 2012

Sin límite

Desde el primer instante en que cortan el cordón, somos libres.
En esa libertad que comenzamos a transitar, está la misión de llevar una vida decente y agradable.
Sabemos que podemos soñar y que muchas cosas no se podrán realizar o cumplir, pero nadie nos impide seguir soñando.
Cuando nos animamos a mirar mucho más de lo que sucede a nuestro alrededor, podemos ver el cielo.
Podemos deleitarnos y asombrarnos de toda su inmensidad.
Y hasta podemos creer que somos dueños de ese maravilloso cielo.
No hay límite en lo que podemos experimentar.
La mente nos puede frenar en algunos aspectos, pero en los deseos más intensos y más genuinos, podemos vivir una vida sin límite.
Nadie puede limitar sentimientos.
Nadie puede limitar nuestro propio crecimiento personal.
Un día comenzamos a caminar esa escalera y a cada paso, nos dejamos deslumbrar y nos damos cuenta que esa guía siempre está, que alguien nos ilumina ese camino y esos peldaños que Dios nos puso delante.
Y lo que sigue, es tan solo caminar.
Liberarnos de malestares, de emociones negativas, de pensamientos que nos tiran hacia donde ya no queremos regresar.
El único límite que podríamos ponernos y hacer todo lo posible por cumplir, es no volver a lo que nos dañaba.
A medida que caminamos, conocemos y nos permitimos vivir nuevas situaciones.
Se van sumando personas que nos encariñamos y que nos hacen mucho bien.
A cada paso de cada escalón que vamos subiendo, sentimos que liberamos peso y eso se trata de dejar atrás lo que ya no sirve.
No reciclamos momentos malos.
Nos alegramos por lo que estamos viviendo en este presente eterno donde cada proyecto, lo vemos nacer y vemos como crece y nos emocionamos.
Volvemos a recuperar el verdadero sentido de sentir.
Volvemos a querer y desear todo lo que imaginamos, porque sabemos que Dios está con nosotros.
Sabemos que viviendo una vida sin límite, el corazón fluye y ama, siente y se permite enamorar y enamorarse de la vida.
Nos fascinamos con lo que vemos, ya que nuestros ojos están limpios, ya no tenemos lagañas, ni estamos adormecidos; solamente vemos y nos damos cuenta que alguna vez, perdimos tiempo en cosas que no tenían valor; cuando el verdadero valor es hacer lo que uno ama; sin prejuicios y sin que nos importe la opinión de esos pasajeros ocasionales que nos querrán empujar hacia abajo porque ellos no se animan a subir.
Y en mi corazón, siento que alguien se preocupa por mí y me hace bien.
El no hablar no significa que no sienta lo mismo.
La comunicación no es solo con palabras, sino que se hace con el corazón y la distancia, es tan solo mental.
Por eso me permito vivir mis sueños, me permito escribir las páginas del libro de mi vida y pongo fotos y nuevos deseos.
Sigo escribiendo sentimientos y mis latidos me dictan las palabras correctas.
Ya no tengo que sufrir, no tengo que llorar, sino que solo me permito vivir y sentir.
Porque ya soy feliz por todo lo que hice, por lo que estoy haciendo y porque sé que Dios me dará mucho más.
Y hoy estoy aquí, caminando estas escaleras que yo mismo edifico.
Lo intento porque no tengo un límite que me lo impida.
Mi corazón seguirá latiendo por esas personas que toda mi vida querré.
Y aunque no esté a tu lado, siempre dedicaré hojas de mi libro para vos.
Si observaras mi mano, verías que está cerrada e imagino que estoy caminando a tu lado.
Y te agradezco por toda la eternidad.
MARIANO SANTORO

sábado, 19 de mayo de 2012

Ser intenso

Ser intenso en la vida es vivirla de la mejor manera posible.
En la misma esencia del ser humano, está el gen y el adn de vivir las cosas intensamente.
Cuando conocemos a alguien y sentimos una reciprocidad, un ida y vuelta inmensamente agradable, nuestro interior lo percibe y nos motiva a ir por más.
A medida que esa relación crece, la unión se hace más intensa.
Despertar al lado de quien nos quiere.
La emoción de vernos reflejado en otro ser.
Proyectándonos en los que nos rodean.
Cuando el compartir es mucho más que dar lo mejor de nosotros.
Cuando lo cotidiano, se transforma en una hermosa costumbre que ya no queremos abandonar.
La fidelidad que nos damos, nos hace respetar a quien está con nosotros.
Saber que ya no más sentiremos que estamos a punto de caer, sino que la entereza que nos provoca nuestra otra mitad, nos hace continuar viaje.
A la vez, sabemos que un ángel nos guía e intermedia entre nosotros para que el amor, sea la ley que debemos cumplir.
Que el amar, sea la religión para ser devotos.
Que la libertad, sea para expresar todo lo que nuestro cuerpo quiere decir y no hay palabras, sino sentimientos.
Es un deber y tenemos todo el derecho de tratar de vivir haciendo todo lo que amamos, siendo intensos.
La intensidad, nos incentiva, nos hace progresar y dar lo mejor de nosotros.
En cada oportunidad que se nos presente y si la energía es la correcta, si la persona receptora entiende el mensaje, si las miradas se dicen más de lo que puedan hablar, si la sonrisa cómplice nos confirma que estamos pasando un momento único, vamos a querer eternizar ese instante.
Todo lo podemos hacer, si tan solo nos lo proponemos.
La intensidad que le demos a lo que hagamos, será el primero de una cantidad enorme de escalones que nos permitirán subir a la escalera de nuestros ideales.
Esa escalera que nos muestra el cielo como límite y por debajo, podemos ser dueños de todo, porque la tierra es nuestra, porque mientras amemos lo que hagamos, somos dueños de poder ser quien queremos ser.
Y siempre estaremos rodeados de personas que nos acompañarán en ese camino, ese intenso camino donde la felicidad y el amor, nos iluminarán cada paso que demos.
MARIANO SANTORO

martes, 15 de mayo de 2012

Espacio vacío

No existen problemas que no tengan solución.
Los frenos, están en nuestra mente y mientras la dominemos, lograremos todo lo que deseamos.
En la vida que vivimos, tenemos la chance de optar por lo que queremos vivir.
No todo puede ser fácil, pero debemos ser fuertes ante las adversidades y creer, ya que mediante la fe, nos fortaleceremos y eso generará la suficiente energía para volver a intentar lo que tanto deseamos.
El positivismo es muy importante en la vida de las personas.
Y todo lo que nos produzca placer, debemos hacerlo.
Y aunque muchas veces sintamos que retrocedemos al no cumplirse algo que queremos, no debemos abandonar la idea y los sueños.
Todos pasamos por desiertos emocionales y podemos sentir un espacio vacío, algo que no sabemos si es en nuestro cuerpo, en nuestro hogar o donde sea.
La confusión crecerá si no la alejamos.
Soñemos y hagamos que se hagan real.
Imaginemos que hay un teatro vacío, con miles de espacios para ser llenados.
Vayamos sumando a la gente más cercana que amamos; familia, amistades, compañeros.
De a poco vamos viendo que esa gran sala se llena de afectos y mucha gente que le tenemos cariño.
Siempre debemos recordar a toda la gente que ha pasado por nuestra vida y ellos, también están invitados a llenar esa sala.
Miraremos que el lugar está
cada vez más lleno y que todos, estarán pendiente de lo que hagamos.
Tenemos una hermosa vida por delante y tenemos que mostrar seguridad y entereza.
Todos los que nos quieren, se alegrarán de vernos crecidos, fortalecidos y con un gran espíritu de bondad hacia la humanidad.
Tenemos mucho para mostrar; porque crecimos y heredamos lo mejor de la vida, de nuestros padres y de Dios.
Y todo momento que creímos que estábamos solos, cesará.
Ya no existe lo malo, porque supimos alejarlo.
Ya no hay problemas, porque sabemos enfrentar cada obstáculo con certeza y sabiduría.
Hay un escenario llamado vida, en el que debemos pararnos y mostrar quién somos.
Las palabras saldrán del corazón y sentiremos los aplausos; esos que nos llenarán el alma y confirmaremos que estamos dejando buenas huellas, buenas raíces.
Y ese cartel, ese título que alguna vez creímos que no se iría, ese que dice que tenemos un espacio vacío, ya no estará más; porque aprendimos a llenarlo con lo mejor que tenemos; con todo lo que desconocíamos que podemos hacer.
Por nosotros, por los que nos rodean y por todo el amor incondicional que nos volverá multiplicado.
Ese día mostraremos la gran obra que fue haber vivido y darle un incentivo a la gente que aún no puede.
Enseñarles que todo espacio es necesario para conocernos y que en cada espacio, podemos dejar hermosos momentos.
Ya no habrá vacío, simplemente habrá vida y de esas que sirven para dar el ejemplo.
Creá tu espacio y llenalo con amor.
Y en cada lugar que mostremos nuestro verdadero ser, encontraremos la gratitud de haber hecho el bien y ser fieles a nuestro corazón.
MARIANO SANTORO

viernes, 11 de mayo de 2012

Saber amar

No existe una universidad del amor; o un lugar donde aprenderlo; sino que simplemente se siente.
No hay momento en la historia de una persona en la que no pueda sentir amor.
Una madre ama el primer latido de su hijo en gestación.
Un árbol ama la primera rama que sale de su tronco.
Un animal ama cuando se lo suelta y siente la libertad.
Amar es libertad y mientras seamos libres, amaremos.
Libres de las opiniones; libres de prejuicios y de lo que nos quieran imponer.
Amar el amor en sí, en su absoluta esencia.
Amar es aprender a hacerlo y querer amar más y más, ya que su inmensidad en infinita.
Siempre se puede amar, tan solo es cuestión de dejarse llevar por el corazón.
Amar, no significa esperar a que otro haga lo mismo; sino que se hace, se siente y se practica.
Es sentir que estamos vivos y que hay cosas, situaciones o momentos que nos generan y nos hacen amar todo lo que hacemos.
Cuando hacemos alguna actividad que nos gusta mucho; cuando podemos ver que se pasan las horas y seguimos haciendo lo mismo, ya que eso nos alimenta el alma; no sólo llenamos espacios vacíos, sino que nos da paz, nos tranquiliza y una enorme emoción nos invade al hacer algo que amamos; ahí está el amor.
No existe un lugar físico donde esté el amor y a la vez, está en todos lados.
Amor es Dios.
Amar a Dios y toda su gloria y grandeza, es lo más maravilloso que un ser humano pueda experimentar.
Alguna vez, en algún momento de nuestra historia; esa que empezamos a escribir con días de nuestra vida; en ese jardín de infantes, en esos pequeños momentos de travesuras y de risas eternas; incluso cuando abrimos por vez primera nuestros párpados y miramos a nuestros padres; ahí, es donde amamos.
No es necesario aprender a amar; lo hacemos naturalmente.
Cuando somos buenas personas y hacemos actos y obras por el bien de los que nos rodean, hay amor.
Sentimos el amor al estar con una persona y los cuerpos se aman y no son necesarias las palabras para expresar ese sentimiento; todo lo que puedan sentir, también es amor.
Saber amar, es saber vivir.
Mientras tengamos ganas de vivir una hermosa vida, amaremos hacer todo lo necesario para seguir amando.
Amando, queriendo, sintiendo, viviendo ...
y volver a amar.
Porque el amor no tiene fin.
MARIANO SANTORO

domingo, 6 de mayo de 2012

Quiero presentarme

He nacido sin culpas y con el correr de los años, alguna vez he sentido culpa.
He crecido viendo situaciones que me afectaban emocionalmente, pero me alejaba lo máximo que podía y cerraba mis emociones.
He vivido, he visto y observado mucho a mi alrededor y no todo lo que ví me gustaba.
Supe darme cuenta que algunas veces hacemos cosas que a los demás no le agradan y aprendí a sacar lo malo en mí.
Fui testigo de situaciones en las que mi familia y amistades, han cometido errores y pocas veces me han venido a visitar.
Me han robado y golpeado; me han ilusionado y se han encargado de quebrar algunos sueños.
He sentido dolor en lo más profundo de mi ser y también por todo lo que veía.
No he comprendido varias situaciones que se presentaban ante mí.
Muchas fueron las preguntas que han querido obtener respuestas.
Muchas fueron las vidas, en las que he querido verlas resueltas.
Soñé y seguí soñando, ya que nadie podía impedirme hacerlo.
Volveré a ilusionarme todas las veces posibles.
He amado y me amé, por eso sé qué es lo que quiero para mi vida.
He querido y también quise seguir queriendo, pero no todo es un paraíso; para eso hay que luchar.
Y he subido al gran escenario de la vida; me enfrenté a todo lo que se ha puesto delante.
Gané todas las veces en experiencia y he perdido tiempo con gente que no servía tenerla cerca.
Peleo con palabras, ya que los golpes los suele dar la vida cuando algo no sale como uno lo planea.
Y al planificar, perdemos el tiempo de vivir el presente y darnos cuenta de todo lo hermoso que puede pasarnos, si dejamos a un lado la lógica y la razón.
He conocido el verdadero valor de la amistad y algunas veces me he sentido invisible viendo que la testarudez, los caprichos y los impulsos, sienten que son ganadores natos.
Me hicieron a un lado y ni siquiera se acordaban de mi nombre.
Y en el colegio de la vida he ido a clases siempre.
Aprendí hasta lo que no quería aprender.
Hoy miro hacia atrás y he caminado por tantas piedras, que he edificado varios edificios.
En esas torres he dejado amores y sueños.
En esas casas he vivido en un futuro que nunca llegó.
En cada calle que transité, la bauticé con los nombres de todas las personas que me marcaron.
He dejado huellas para que me sigan.
He dejado falsas pistas para alejarme de los que quieren hacerme mal.
La negatividad es una ciudad que no viviré.
Siempre me he sentido cómodo en la Felicidad y sé que cada momento es único.
Cada sensación, cada instante, se ha inmortalizado y vivirán en mi corazón.
Hoy sé que muchos no me quieren y tienen ideas erróneas de mí.
Y por momentos, trato de entenderlos; ya que olvidaron mi nombre.
El rencor y la envidia los ha dejado ciegos y sus corazones están nublados y llenos de prejuicios.
No saben que no existen juicios humanos, sino que hay una única justicia verdadera y es la de Dios.
Hoy, me veo bien, con muchos planes y con un camino que lo hago cada día.
Por eso, quiero presentarme.
Para que todos los que ya no están a mi lado, se acuerden alguna vez de mí.
Mi nombre es Perdón!
MARIANO SANTORO

miércoles, 2 de mayo de 2012

Respirar naturaleza

Respirar naturaleza es necesario para vivir.
Llenarnos de amor puro.
El aire que entra en nuestro ser viene de la esencia del planeta.
Somos tierra y somos agua.
Pisamos la tierra y nuestro cuerpo tiene agua.
Somos energía y nos renovamos con el agua.
El mar es amar la naturaleza.
Es disfrutar, es sentir la inmensidad de la vida y de lo hermoso que es vivir.
El mar nos ayuda a positivizar lo que somos; nos aumenta la genuinidad.
Estando en el mar, respiramos el más puro aire.
Los elementos naturales son parte de nosotros y necesitamos de ellos.
Esa ambición de paz; esa sed de pureza que nos maravilla la visión.
Los estados y los sentidos se modifican.
La relajación nos libera del peso innecesario.
Nos vamos amando mientras amamos la naturaleza.
Y mientras respiramos, queremos más y comenzamos a soñar y nos dejamos llevar por los pensamientos positivos.
Soñamos y miramos nuestro sueño; de esa manera ya lo estamos haciendo real.
Cuando salimos de nosotros, nos encontramos en los corazones de los demás.
Cuando permitimos alejarnos de lo que nos daña; inmediatamente aparecen las oportunidades que nos permiten crecer.
Uno no solo crece en edad y en tamaño; se crece en confianza; se crece al saber que hacemos bien y que podemos ayudar; se crece creyendo que aún hay mucho por hacer y que en este crecimiento, nos elevamos y vemos más allá de todo; vemos la vida verdadera, vemos el amor desde su núcleo, vemos la naturaleza que nos enseña que necesitamos muy poco para ser felices; que tan solo observando la belleza que Dios hizo a modo escenográfico para vivir nuestra historia y en la que cuando nos llenamos de amor y vivimos la historia que se hace entre 2 personas, esa escenografía varía, cambia para crecer ya no solo nosotros, sino que se crece de a 2 y luego son 3.
Son tantos los deseos que podemos tener que a veces nos frenamos en las pequeñeces, en lo que nos impide seguir, en esas piedritas que molestan y no levantamos la vista y nos quedamos en un pasado que ya tuvo su vencimiento.
Lo que los demás no puedan superar no es nuestro problema.
Los que somos verdaderos y frontales logramos soluciones.
Los que vivimos en un planeta lleno de lo que nos puede oscurecer, tenemos la habilidad de brillar para dar luz a quien lo necesite.
Nadie nos impedirá seguir guiando y abriendo caminos.
Dios nos dio su poder y nos permite crecer, nos permite amar y ser.
Cada vez que respiramos, no solo entra aire a nuestro ser, sino que recibimos todo el amor que damos cada día de nustra vida.
Nos llenamos de amor y somos parte de la gran naturaleza creada por Dios.
MARIANO SANTORO