Respirar naturaleza es necesario para vivir.
Llenarnos de amor puro.
El aire que entra en nuestro ser viene de la esencia del planeta.
Somos tierra y somos agua.
Pisamos la tierra y nuestro cuerpo tiene agua.
Somos energía y nos renovamos con el agua.
El mar es amar la naturaleza.
Es disfrutar, es sentir la inmensidad de la vida y de lo hermoso que es vivir.
El mar nos ayuda a positivizar lo que somos; nos aumenta la genuinidad.
Estando en el mar, respiramos el más puro aire.
Los elementos naturales son parte de nosotros y necesitamos de ellos.
Esa ambición de paz; esa sed de pureza que nos maravilla la visión.
Los estados y los sentidos se modifican.
La relajación nos libera del peso innecesario.
Nos vamos amando mientras amamos la naturaleza.
Y mientras respiramos, queremos más y comenzamos a soñar y nos dejamos llevar por los pensamientos positivos.
Soñamos y miramos nuestro sueño; de esa manera ya lo estamos haciendo real.
Cuando salimos de nosotros, nos encontramos en los corazones de los demás.
Cuando permitimos alejarnos de lo que nos daña; inmediatamente aparecen las oportunidades que nos permiten crecer.
Uno no solo crece en edad y en tamaño; se crece en confianza; se crece al saber que hacemos bien y que podemos ayudar; se crece creyendo que aún hay mucho por hacer y que en este crecimiento, nos elevamos y vemos más allá de todo; vemos la vida verdadera, vemos el amor desde su núcleo, vemos la naturaleza que nos enseña que necesitamos muy poco para ser felices; que tan solo observando la belleza que Dios hizo a modo escenográfico para vivir nuestra historia y en la que cuando nos llenamos de amor y vivimos la historia que se hace entre 2 personas, esa escenografía varía, cambia para crecer ya no solo nosotros, sino que se crece de a 2 y luego son 3.
Son tantos los deseos que podemos tener que a veces nos frenamos en las pequeñeces, en lo que nos impide seguir, en esas piedritas que molestan y no levantamos la vista y nos quedamos en un pasado que ya tuvo su vencimiento.
Lo que los demás no puedan superar no es nuestro problema.
Los que somos verdaderos y frontales logramos soluciones.
Los que vivimos en un planeta lleno de lo que nos puede oscurecer, tenemos la habilidad de brillar para dar luz a quien lo necesite.
Nadie nos impedirá seguir guiando y abriendo caminos.
Dios nos dio su poder y nos permite crecer, nos permite amar y ser.
Cada vez que respiramos, no solo entra aire a nuestro ser, sino que recibimos todo el amor que damos cada día de nustra vida.
Nos llenamos de amor y somos parte de la gran naturaleza creada por Dios.
MARIANO SANTORO
Llenarnos de amor puro.
El aire que entra en nuestro ser viene de la esencia del planeta.
Somos tierra y somos agua.
Pisamos la tierra y nuestro cuerpo tiene agua.
Somos energía y nos renovamos con el agua.
El mar es amar la naturaleza.
Es disfrutar, es sentir la inmensidad de la vida y de lo hermoso que es vivir.
El mar nos ayuda a positivizar lo que somos; nos aumenta la genuinidad.
Estando en el mar, respiramos el más puro aire.
Los elementos naturales son parte de nosotros y necesitamos de ellos.
Esa ambición de paz; esa sed de pureza que nos maravilla la visión.
Los estados y los sentidos se modifican.
La relajación nos libera del peso innecesario.
Nos vamos amando mientras amamos la naturaleza.
Y mientras respiramos, queremos más y comenzamos a soñar y nos dejamos llevar por los pensamientos positivos.
Soñamos y miramos nuestro sueño; de esa manera ya lo estamos haciendo real.
Cuando salimos de nosotros, nos encontramos en los corazones de los demás.
Cuando permitimos alejarnos de lo que nos daña; inmediatamente aparecen las oportunidades que nos permiten crecer.
Uno no solo crece en edad y en tamaño; se crece en confianza; se crece al saber que hacemos bien y que podemos ayudar; se crece creyendo que aún hay mucho por hacer y que en este crecimiento, nos elevamos y vemos más allá de todo; vemos la vida verdadera, vemos el amor desde su núcleo, vemos la naturaleza que nos enseña que necesitamos muy poco para ser felices; que tan solo observando la belleza que Dios hizo a modo escenográfico para vivir nuestra historia y en la que cuando nos llenamos de amor y vivimos la historia que se hace entre 2 personas, esa escenografía varía, cambia para crecer ya no solo nosotros, sino que se crece de a 2 y luego son 3.
Son tantos los deseos que podemos tener que a veces nos frenamos en las pequeñeces, en lo que nos impide seguir, en esas piedritas que molestan y no levantamos la vista y nos quedamos en un pasado que ya tuvo su vencimiento.
Lo que los demás no puedan superar no es nuestro problema.
Los que somos verdaderos y frontales logramos soluciones.
Los que vivimos en un planeta lleno de lo que nos puede oscurecer, tenemos la habilidad de brillar para dar luz a quien lo necesite.
Nadie nos impedirá seguir guiando y abriendo caminos.
Dios nos dio su poder y nos permite crecer, nos permite amar y ser.
Cada vez que respiramos, no solo entra aire a nuestro ser, sino que recibimos todo el amor que damos cada día de nustra vida.
Nos llenamos de amor y somos parte de la gran naturaleza creada por Dios.
MARIANO SANTORO