No existen problemas que no tengan solución.
Los frenos, están en nuestra mente y mientras la dominemos, lograremos todo lo que deseamos.
En la vida que vivimos, tenemos la chance de optar por lo que queremos vivir.
No todo puede ser fácil, pero debemos ser fuertes ante las adversidades y creer, ya que mediante la fe, nos fortaleceremos y eso generará la suficiente energía para volver a intentar lo que tanto deseamos.
El positivismo es muy importante en la vida de las personas.
Y todo lo que nos produzca placer, debemos hacerlo.
Y aunque muchas veces sintamos que retrocedemos al no cumplirse algo que queremos, no debemos abandonar la idea y los sueños.
Todos pasamos por desiertos emocionales y podemos sentir un espacio vacío, algo que no sabemos si es en nuestro cuerpo, en nuestro hogar o donde sea.
La confusión crecerá si no la alejamos.
Soñemos y hagamos que se hagan real.
Imaginemos que hay un teatro vacío, con miles de espacios para ser llenados.
Vayamos sumando a la gente más cercana que amamos; familia, amistades, compañeros.
De a poco vamos viendo que esa gran sala se llena de afectos y mucha gente que le tenemos cariño.
Siempre debemos recordar a toda la gente que ha pasado por nuestra vida y ellos, también están invitados a llenar esa sala.
Miraremos que el lugar está cada vez más lleno y que todos, estarán pendiente de lo que hagamos.
Tenemos una hermosa vida por delante y tenemos que mostrar seguridad y entereza.
Todos los que nos quieren, se alegrarán de vernos crecidos, fortalecidos y con un gran espíritu de bondad hacia la humanidad.
Tenemos mucho para mostrar; porque crecimos y heredamos lo mejor de la vida, de nuestros padres y de Dios.
Y todo momento que creímos que estábamos solos, cesará.
Ya no existe lo malo, porque supimos alejarlo.
Ya no hay problemas, porque sabemos enfrentar cada obstáculo con certeza y sabiduría.
Hay un escenario llamado vida, en el que debemos pararnos y mostrar quién somos.
Las palabras saldrán del corazón y sentiremos los aplausos; esos que nos llenarán el alma y confirmaremos que estamos dejando buenas huellas, buenas raíces.
Y ese cartel, ese título que alguna vez creímos que no se iría, ese que dice que tenemos un espacio vacío, ya no estará más; porque aprendimos a llenarlo con lo mejor que tenemos; con todo lo que desconocíamos que podemos hacer.
Por nosotros, por los que nos rodean y por todo el amor incondicional que nos volverá multiplicado.
Ese día mostraremos la gran obra que fue haber vivido y darle un incentivo a la gente que aún no puede.
Enseñarles que todo espacio es necesario para conocernos y que en cada espacio, podemos dejar hermosos momentos.
Ya no habrá vacío, simplemente habrá vida y de esas que sirven para dar el ejemplo.
Creá tu espacio y llenalo con amor.
Y en cada lugar que mostremos nuestro verdadero ser, encontraremos la gratitud de haber hecho el bien y ser fieles a nuestro corazón.
MARIANO SANTORO
Los frenos, están en nuestra mente y mientras la dominemos, lograremos todo lo que deseamos.
En la vida que vivimos, tenemos la chance de optar por lo que queremos vivir.
No todo puede ser fácil, pero debemos ser fuertes ante las adversidades y creer, ya que mediante la fe, nos fortaleceremos y eso generará la suficiente energía para volver a intentar lo que tanto deseamos.
El positivismo es muy importante en la vida de las personas.
Y todo lo que nos produzca placer, debemos hacerlo.
Y aunque muchas veces sintamos que retrocedemos al no cumplirse algo que queremos, no debemos abandonar la idea y los sueños.
Todos pasamos por desiertos emocionales y podemos sentir un espacio vacío, algo que no sabemos si es en nuestro cuerpo, en nuestro hogar o donde sea.
La confusión crecerá si no la alejamos.
Soñemos y hagamos que se hagan real.
Imaginemos que hay un teatro vacío, con miles de espacios para ser llenados.
Vayamos sumando a la gente más cercana que amamos; familia, amistades, compañeros.
De a poco vamos viendo que esa gran sala se llena de afectos y mucha gente que le tenemos cariño.
Siempre debemos recordar a toda la gente que ha pasado por nuestra vida y ellos, también están invitados a llenar esa sala.
Miraremos que el lugar está cada vez más lleno y que todos, estarán pendiente de lo que hagamos.
Tenemos una hermosa vida por delante y tenemos que mostrar seguridad y entereza.
Todos los que nos quieren, se alegrarán de vernos crecidos, fortalecidos y con un gran espíritu de bondad hacia la humanidad.
Tenemos mucho para mostrar; porque crecimos y heredamos lo mejor de la vida, de nuestros padres y de Dios.
Y todo momento que creímos que estábamos solos, cesará.
Ya no existe lo malo, porque supimos alejarlo.
Ya no hay problemas, porque sabemos enfrentar cada obstáculo con certeza y sabiduría.
Hay un escenario llamado vida, en el que debemos pararnos y mostrar quién somos.
Las palabras saldrán del corazón y sentiremos los aplausos; esos que nos llenarán el alma y confirmaremos que estamos dejando buenas huellas, buenas raíces.
Y ese cartel, ese título que alguna vez creímos que no se iría, ese que dice que tenemos un espacio vacío, ya no estará más; porque aprendimos a llenarlo con lo mejor que tenemos; con todo lo que desconocíamos que podemos hacer.
Por nosotros, por los que nos rodean y por todo el amor incondicional que nos volverá multiplicado.
Ese día mostraremos la gran obra que fue haber vivido y darle un incentivo a la gente que aún no puede.
Enseñarles que todo espacio es necesario para conocernos y que en cada espacio, podemos dejar hermosos momentos.
Ya no habrá vacío, simplemente habrá vida y de esas que sirven para dar el ejemplo.
Creá tu espacio y llenalo con amor.
Y en cada lugar que mostremos nuestro verdadero ser, encontraremos la gratitud de haber hecho el bien y ser fieles a nuestro corazón.
MARIANO SANTORO