Nacer te ha brindado la maravillosa oportunidad de poder ser alguien en la vida.
En ese instante, no lo sabías, pero a través de tu propia experiencia has aprendido que lo vivido, deja huella y todo eso, al crecer, se hace más presente y te da sabiduría.
Llegar al mundo, trae una bendición y en nosotros está el crearnos una misión.
Encontrarnos, para encontrar nuestro propio camino.
Alejarnos de todo lo dañino para acercarnos a lo que nos limpia.
Limpiar cada rincón de la mente en la que las circunstancias han guardado momentos que no son útiles, sino que sirven como referencia de lo que ya no queremos.
Ocupar el tiempo precioso es de personas sabias y si hoy nos tomamos y nos regalamos tiempo para nosotros mismos, esa sabiduría se hace presente.
Poder sentarnos a disfrutar de lo que nos pasa, de lo que estamos viviendo.
Observar lo transitado y relajarnos, porque no hay ansiedad, sino que estamos llenos de esperanza y todo llegará por sí sólo.
Animarnos a jugar, a recuperar todo lo inocente que fuimos y que el niño interior salga de su lugar y nos motive.
Hemos dejado fallecer situaciones enfermizas, patologías que querían apoderarse de lo que queríamos ser.
Y hoy, al sentirnos libres en cuerpo y alma, nos da fuerza; una fortaleza diferente que nos impulsa hacia el camino deseado.
Y si hoy lo que ves es una niña en un cuerpo grande, significa que la misma oportunidad que se te concedió al nacer, hoy renace, hoy regresa a ti con un mensaje poderoso.
Potencia tu brillo, porque en ti, hay una luz que quiere decir todo lo que el mundo quiere y necesita escuchar.
Se te ha dado el don de profetizar señales que salen directamente del corazón.
Hay muchos descreídos exparcidos en el mundo con sed de palabras que les den aliento a sus gargantas angustiadas.
Y también hay creyentes que daban vueltas sin un rumbo fijo y es por eso que necesitan oírte.
Potencia tu brillo para iluminar las vidas oscuras que ruegan por su salvación.
Brinda junto a ellos y bríndales la oportunidad que te han dado; sé generadora de una cadena de amor que salva y protege.
MARIANO SANTORO