sábado, 4 de agosto de 2018

La fuerza de la fe

El día puede empezar con el recibimiento de un mensaje que no nos agrade.
Podemos salir a la calle a realizar un trámite y que no salga como esperábamos.
Cruzarnos con una situación en la que nos sentimos ahogados.
Y puede haber decenas de ejemplos, pero cada día, realmente comienza cuando nos despertamos y podemos ver que estamos vivos.
El hecho de amanecer ya tiene que llevar consigo el agradecimiento desde lo más profundo del corazón.
Todos venimos al mundo con unas pequeñas instrucciones que luego se potenciarán a través de la experiencia.
Sumaremos espiritualidad y comprenderemos que la fe, juega un rol muy importante.
Y se le suma la perseverancia, porque está bien que no todo suceda cuando queremos, sino cuando lo merecemos.
De esa manera aprendemos a valorar los tiempos.
Ayudamos a la paciencia a que se haga amiga de la tranquilidad.
Dejamos que los nervios se esfumen y llegue la paz anhelada.
Nos damos un respiro para hacer otras cosas y darle espacio a que esa fe, haga su trabajo.
Ninguna semilla se convierte en fruto en minutos.
Y el cuidado que le damos a esos deseos, es parte del alimento necesario para que veamos crecer lo que deseamos.
La lucha no es pelear, sino que es principalmente, creer en nosotros.
Y esa fe, es lo que nos brindará la fuerza para continuar.
Si tenemos una buena autoestima, creeremos en que somos capaces y que todo es posible.
Que todo nuestro ser se reúna y que cada parte del cuerpo exprese sus emociones y sentimientos.
Que cada día, comience con un inmenso agradecimiento.
MARIANO SANTORO