El frío no sólo te pide un cambio de vestimenta, sino que todo tu ser necesita actitud.
Abrigar el cuerpo, pero principalmente el alma.
Y acompañar el rostro a tono con el interior.
A todos nos suceden cosas y no sabemos ni queremos fingir situaciones.
Realmente nos afecta lo que nos pasa y exteriorizamos ese sentir con los más cercanos.
Vemos lo que pasa afuera y lo sentimos bien profundo.
Salimos a la calle, luego de tanto encierro y se nos confunden las cárceles emocionales.
Hay demasiado por investigar y experimentar.
Mucho por vivir y por vestir.
La ropa elegida cada día depende del ánimo que tenemos.
Y somos seres cambiantes, mutamos circunstancias.
Sonreímos por los logros y comprendemos el dolor ajeno.
Naturalmente extendemos las manos para ayudar.
Y sabemos quedarnos en silencio cuando el corazón quiere hablar.
Elegir cómo actuamos en el escenario de la vida.
Protagonistas absolutos en esta hermosa escuela.
Combinar colores y sentimientos.
La cara no quiere mentir y la verdad siempre sale a la luz.
Descubramos todo lo positivo que nos toca y agradezcamos por el valioso aprendizaje.
MARIANO SANTORO