El interesante y blanco desafío al cual nos enfrentamos los que nos consideramos escritores.
Mucho más que una profesión, ya que se involucra la experiencia y la creatividad.
A su vez, le sumamos un poco de fascinante fantasía.
Porque la realidad, sabemos que en muchas ocasiones, puede ser dura como una máquina de escribir.
Y en mi caso, siempre la anhelé y desde hace muy poco, tengo una gracias a un regalo.
Pero la hoja en blanco, no sólo no me dejó aburrirme, sino que le dio espacio a mi libertad.
Expresarme con todo lo que sucedía dentro del corazón.
Todo el cuerpo a una velocidad hiper acelerada ya que había conocido eso que algunos llaman amor.
Con el tiempo, hemos confirmado que amar de un sólo lado, aburre y no funciona.
La modernidad, le ha dado otro método a la escritura, ya que se hace virtual.
Y las teclas se divierten entre sí para jugar entre el misterio y lo que uno siente.
Tampoco es necesario exponerse de manera transparente.
La vulnerabilidad puede ser peligrosa si uno no la sabe manejar.
Las manos son el puente entre el alma y las hojas.
Lo que ya se hizo un lugar y vive en el cerebro, acompañando las emociones.
Lo que queremos decir y hacia quién va dirigido.
Porque desconocemos al público externo y la sorpresa también hace su juego.
Pero todo lo que deseamos, es que tal vez y no con suerte, sino con pasión genuina, queremos que le lleguen.
Que los demás, se reflejen en nuestras palabras y encuentren paz.
💜
#MarianoSantoro 羊