Cuando estamos conociendo a alguien, nos pasa algo particular; las ganas aumentan y no solo de algo físico, sino de saber más y más sobre esa persona.
Tener deseos de verla seguido, saber sus manías, sus gustos, todo lo relacionado con su presente y su pasado.
Nos queremos hacer más íntimos; que aunque no estemos en presencia, estemos más unidos cada día.
Acercarnos en cada momento, en cada gota de sentimiento que día a día nace y quiere crecer, con tal de seguir estando con esa persona.
Mirarla, para confirmar que la belleza no solo pasa por lo físico, sino por todo lo que tiene un ser humano que querés que sea tuyo.
Pensar, para que en esos pequeños momentos que no está a tu lado, te invada una sonrisa y te den ganas de muchas cosas.
Imaginar, para dejar volar tu mente y soñar mundos paralelos, mundos ideales donde solo el amor, sea el único rey.
Tocar, porque sabés que su piel te provoca sensaciones que pocas veces has experimentado.
Besar, ya que cada beso de esos labios es una nueva adicción.
Alegría, en nuestro ser, ya que cada vez que la vemos, se nos ilumina la vida.
Miles de emociones nos dan motivos para querer seguir estando y viendo a esa personita tan especial que nos da cosas de una manera incondicional.
Está en nosotros el saber manejarnos ante las situaciones complicadas que se puedan presentar, pero esos obstáculos, nos empujan a perfeccionarnos y querer estar bien, ya que el estado de tranquilidad es el necesario para poder seguir en crecimiento.
Hay muchas maneras de hacer el amor y una de las principales, es hablando y diciendo cosas dulces; palabras que llenen y tengan un valor especial.
Se hace el amor con las manos, con tan solo agarrarnos y entrelazar los dedos.
Pero más que nada, el amor se hace entre 2 y si das lo mejor de vos y el destino está de tu lado, ya tenés mucho ganado.
MARIANO SANTORO