Cada persona tiene sus creencias, pero lo más importante es creer en uno mismo.
En que dentro suyo hay un poder especial y único con el cual poder hacer realidad muchas cosas.
Cada persona sueña su paraíso personal; un lugar soñado en el cual vivir y disfrutar de su amor y el que recibe de su pareja, de la vida y de la naturaleza.
Ese paraíso donde todo lo que ve, es lo imaginado, es algo que sorprende y maravilla interiormente.
Las ventanas del alma se abren para dejar entrar todo lo mágico que hay en ese paraíso.
Cada uno es dueño de sus sueños.
Cada uno se permite fantasear y volar, porque cuando uno se deja guíar por el corazón, no hay límites.
Podemos crear mundos y lugares.
Podemos construir esos sueños que luego, tendremos la tarea de hacerlos realidad.
Cuando nos vamos purificando de manera interna; nos vamos limpiando de todo lo que nos ha hecho daño.
Comienzan a salir las oscuridades que han quedado guardadas en algún rencor, pero que ya se están alejando y no volverán, porque así lo deseamos.
Y una inmensa luminosidad, nos permite ampliar nuestra visión.
Y todo lo que comenzamos a mirar, lo vemos diferente, porque le damos otro valor a lo que observamos.
Valoramos ese despertar y ese descanso para renovar sueños y energías.
Y esas mismas energías son las que nos fortalecen; las que nos hacen empezar a edificar ese paraíso.
Ese espacio personal en el que podemos ser nosotros mismos; en el que no hay temor, porque la luz es todo lo que nos rodea.
Y esa misma luz es la que le da brillo a nuestra vida.
Y de a poco, esos sueños comienzan a aparecer y van llenando cada lugar al cual le daremos una prioridad, una posición según nuestras necesidades.
Por eso es muy importante mantener una mente limpia y pura; en positivo, para poder creer, para poder inventar todo lo que queramos, porque somos los dueños absolutos de todo lo que provocamos, de lo que accionamos y realizamos.
Para ir a ese paraíso elegido; sólo debemos soñar.
Y al despertar, veremos que en nuestro ser; hay algo listo para comenzar a vivir.
MARIANO SANTORO
En que dentro suyo hay un poder especial y único con el cual poder hacer realidad muchas cosas.
Cada persona sueña su paraíso personal; un lugar soñado en el cual vivir y disfrutar de su amor y el que recibe de su pareja, de la vida y de la naturaleza.
Ese paraíso donde todo lo que ve, es lo imaginado, es algo que sorprende y maravilla interiormente.
Las ventanas del alma se abren para dejar entrar todo lo mágico que hay en ese paraíso.
Cada uno es dueño de sus sueños.
Cada uno se permite fantasear y volar, porque cuando uno se deja guíar por el corazón, no hay límites.
Podemos crear mundos y lugares.
Podemos construir esos sueños que luego, tendremos la tarea de hacerlos realidad.
Cuando nos vamos purificando de manera interna; nos vamos limpiando de todo lo que nos ha hecho daño.
Comienzan a salir las oscuridades que han quedado guardadas en algún rencor, pero que ya se están alejando y no volverán, porque así lo deseamos.
Y una inmensa luminosidad, nos permite ampliar nuestra visión.
Y todo lo que comenzamos a mirar, lo vemos diferente, porque le damos otro valor a lo que observamos.
Valoramos ese despertar y ese descanso para renovar sueños y energías.
Y esas mismas energías son las que nos fortalecen; las que nos hacen empezar a edificar ese paraíso.
Ese espacio personal en el que podemos ser nosotros mismos; en el que no hay temor, porque la luz es todo lo que nos rodea.
Y esa misma luz es la que le da brillo a nuestra vida.
Y de a poco, esos sueños comienzan a aparecer y van llenando cada lugar al cual le daremos una prioridad, una posición según nuestras necesidades.
Por eso es muy importante mantener una mente limpia y pura; en positivo, para poder creer, para poder inventar todo lo que queramos, porque somos los dueños absolutos de todo lo que provocamos, de lo que accionamos y realizamos.
Para ir a ese paraíso elegido; sólo debemos soñar.
Y al despertar, veremos que en nuestro ser; hay algo listo para comenzar a vivir.
MARIANO SANTORO