La memoria trae recuerdos de hace 7 años.
Ese número mágico que me acompaña desde mi esencia.
Un día especial y lleno de energía.
La hoja se enfrenta en blanco dispuesta a que deje mis mejores palabras a modo testimonio.
El amor estaba presente en ese instante que se eternizó.
La pasión, también logró conseguir un espacio privilegiado.
Los deseos se apresuraban para llegar a tiempo.
Y el reloj de mi vida, se llenaba de fuerza y fe.
Todo estaba directamente conectado con mi corazón.
Y el océano que miraba, testigo de ese momento que hoy renace.
La inspiración abría puertas imaginarias que estaban en mi mente.
Mi cerebro holístico, se comunicaba con la cognición.
Todo estaba demasiado bien, porque ese era (y es) mi estado.
La distancia temporal me confirma que era un paso importante.
Que el crecimiento estaba en el horizonte.
Y en ese lugar, dejé recuerdos e historias.
Dejé mi huella y no sólo en la arena.
La hoja se iba completando y mi corazón se alegraba.
La satisfacción de haber cumplido la misión, que hoy regresa para abrir nuevas puertas.
MARIANO SANTORO