La vida nos ofrece la maravillosa oportunidad de vivir experiencias.
Dios confía en nosotros y en que le daremos un buen sentido a la vida.
Nos otorga el valioso tiempo y está en nuestro deber, ocuparlo de la mejor manera.
Repartimos momentos de diferentes formas.
Vamos aprendiendo a distribuir las horas necesarias a todo lo que nos ayude a sumar.
Y la misma vida nos va pagando con sensaciones gratificantes.
La sensibilidad juega un importante rol, ya que será la encargada de separar lo que no nos aporta nada.
Y la dedicación personal que le damos a cada instante, es darnos el merecido placer.
Cada día escribimos las hojas, que son parte de tan sólo un fascículo, en lo que será el libro de nuestra vida.
Hay mucha mística en saber apreciar lo que nos toca vivir.
Transferimos mucha energía hacia el universo.
Cedemos orgullos y prejuicios por el propio bienestar.
Lo que nos pasa, traspasa las emociones habituales.
Se abre espacios y proporciona fuerza a lo que sentimos.
Y llegan personas, muchas, aunque nuestra tarea es elegir a aquéllas que consideramos especiales.
Damos latidos y donamos cariño a la que nos permite crecer estando en compañía.
La entrega espiritual se obtiene cuando la esencia sabe mixturarse.
Pensamos que hay partes que sacrifican situaciones y es a la vez la consagración de lo duradero.
Toda pluralidad se hace un sólo ser en nombre del amor eterno.
MARIANO SANTORO