Manos de abuela.
Esas que saben de cariño y la vida les da otra oportunidad.
Las pequeñas mujeres que han sido madres y luego, otro título lleno de afecto.
El cariño cómplice que surge entre la relación con su nieto.
Los platos especiales y los billetes a escondidas.
Esos abrazos que duran y uno hace fuerza para que lleguen más al corazón.
Y si de sentir se trata, todo lo que hacen, es desde lo más profundo del ser.
Manos trabajadoras y que a su vez, saben acariciar.
Han conocido el dolor, pero siempre van a optar por el amor.
Abuelas; como la mía y la de quien lea esto.
Las palabras que dicen con la mirada.
La ayuda incondicional de hacerse presente cuando es necesario.
Cumplir, años y promesas.
Cumplir con la vida dejando buenas huellas.
Cumplir su misión y hoy poder recordar.
La gente sana, sabe abrir caminos.
No hay puertas imposibles, porque todo se hace con fe.
La tecnología hace su mejor trabajo al mantener viva la esencia.
Estar, en mi mente y en mi corazón; por siempre.
MARIANO SANTORO