Lo que nos rodea, nos ha mostrado muchas manera de contagiar, pero nosotros también tenemos la propia.
Cualquier cosa se puede transformar, con una visión positiva.
Toda la intensidad y maravilla que está dentro de nuestro ser, tiene poderes especiales.
Cada uno bien sabrá las decenas de veces en las que pudimos salir adelante.
Aquellos pozos que creímos profundos.
Las calles sin salida, luego de habernos metido por ansiosos.
Las cerraduras llenas de candados para protegernos, incluso de lo que la impulsividad podría hacer.
Rutas solitarias, yendo a una velocidad excesiva para no oír nuestros pensamientos.
Y seguro que tenemos muchos ejemplos para nombrar.
Pero todo eso, lo superamos y aprendimos a valorarnos.
La sonrisa, que ha costado trabajo estabilizarla, hoy está presente.
Y de los ejemplos de crecimiento, de los consejos que hemos recibido.
De todo lo que nos dijeron y supimos escuchar.
Incluso las sabias palabras familiares.
Todo eso nos ha sido útil para continuar hacia la anhelada felicidad.
Y todo lo bueno que hoy somos y vive en nosotros, puede ayudar a quien lo necesite.
Acerquemos las manos al que realmente la precisa.
Contagiemos la sanadora energía que tenemos.
Y armaremos hermosos eslabones que nos unirán de amor.
MARIANO SANTORO
