Sin confianza, no se logra nada.
Sin diálogo, mucho menos.
Los caprichos, hay que dejárselo a los chicos.
Por momentos tomamos prestado algunas cosas de nuestra infancia y nos ponemos de una manera para nada adulta.
Creímos y la vida nos demostró que con eso solo no alcanzaría.
Vimos pasar delante de nuestros ojos lo peor que nos podían hacer y nos cambió la manera de mirar.
El tiempo todo lo cura es algo que habrás escuchado. Pero ese tiempo se hace eterno y pensás que nunca llegará.
Si te hicieron daño, pensás en la justicia y pedís por favor que se cumpla lo antes posible y la verdadera justicia, la que importa y la que más afecta, es la que viene de lo espiritual.
Crecimos y nos costó. Cada pasó que dimos y cada arruga que se formó en nuestro rostro, son pruebas que hemos sido golpeados.
Jamás dejamos de insistir y de pensar que esos sueños que siempre tuvimos, podrían cumplirse.
Alguna vez se harían realidad.
Hubo épocas en las que todo el mundo estaba acompañado, todos estaban en pareja y ya no importaba si estaban bien o eran felices, sino que estaban con alguien y tenían un hombro para llorar en caso de necesitar; tenían brazos que servían para protegerlos; tenían manos para que los agarren y entrelacen los dedos y jugar, permitirse ser libres y que una gran sonrisa les cubra el rostro y les dure todo el día y por la noche, simplemente dormir y tener el merecido descanso.
Nos caímos y nos costó levantarnos.
Pocas veces logramos estar realmente de pie y con la frente en alto para poder darle la cara a lo que venga.
La fortaleza no era parte de nuestras propiedades.
Teníamos cosas, pocas eran materiales y algunas, más sentimentales y seguimos pensando que lo que vale es lo interno.
Muchos se han reído y nos alejamos.
Preferimos seguir con nuestra creencia y costumbres.
El calendario nos mostraba fechas que pasaban a una velocidad que no podíamos creer.
Nos sorprendió la edad donde ya teníamos que tener muchas cosas acumuladas y planes ya cumplidos y no estaban.
Lo que no estaba nos afectaba.
Las emociones y nuestro cuerpo comenzaban a sentirlo.
La pérdida de ánimo. El seguir por obligación y por no tener la cobardía de abandonar todo. Y gracias a eso, tuvimos el valor necesario de seguir.
Hoy, es una fecha importante en la que una persona que he querido y fue parte de mi vida, se casa.
El amor que tantas veces ha pasado y tocado su corazón no era el correcto.
Hoy se cumplen los deseos de una persona maravillosa y eso me da fe.
Nunca es tarde. El almanaque y cada hoja que arrancamos no significan que perdimos tiempo, sino que ganamos y esperamos por algo mejor.
Y llega, como la justicia divina.
Con todo mi amor y cariño a la que fue mi primera y verdadera novia: M.A.B.
MARIANO SANTORO