Una de las tareas más difíciles de la pareja es cuando algunas situaciones se transforman y distorsionan la realidad.
Las etapas comunes son conocimiento, ganas de seguir viendo a esa persona; luego un principio de afecto y cariño; te va gustando más y más y de ahí, le sigue el enamoramiento.
Mientras se vive en pareja, se van generando muchas cosas entre los 2, como la confianza, creer en el otro, compartir gustos, costumbres, salidas, sueños, proyectos y metas.
Planificar es una etapa de pleno enamoramiento, ya que se hace entre los 2 y cada propuesta de parte de cada lado, es un incentivo a querer seguir aportando más.
En la intimidad, se logran deseos, fantasías, placer y pasión.
Pero tenemos que tener mucho cuidado cuando nos obsesionamos.
Estar obsesionados con alguien, nos aleja de la realidad y solo vemos lo mejor en alguien, incluso cuando no todo lo que nos brinda es positivo.
A todo, lo distorsionamos para darle un vuelco a nuestro favor.
Por ejemplo, si nos insultan o nos dañan, creemos que lo hacen para mejorar nuestro nivel de vida en pareja.
Cuando comienzan a alejarse e inventar excusas para no vernos, no es para que nosotros nos demos cuenta que volverá y esa mini separación es para reflexionar.
No todo lo que brilla es oro y en la pareja, el día a día es un examen muy difícil de aprobar, pero es deber de nosotros el querer y tener todas las fuerzas de seguir apostando a que podemos.
Miremos mucho más dentro de nosotros que del ser con el cual estamos.
Si nos sentimos seguros, esa seguridad se la damos a nuestra pareja.
En caso de sentirnos mal, inseguros, con el ánimo por el piso, nuestra pareja recibe todo ese malestar y la culpabilidad aparece y de ahí en más, las confusiones.
El comienzo de una pareja es como un niño abandonado. Dar, sin esperar nada a cambio.
Está absolutamente en nosotros el dar lo mejor porque eso es lo que deseamos y sabemos que al dar todo, nos sentiremos felices y el resto, se sentirá cómodamente a favor y de nuestro lado.
Querer es maravilloso. Sentir que somos queridos, mucho más. Amar y que nos amen es sublime. Pero lo excesivo, nos mata.
Demos lo mismo que nos dan, incluso un poquito más, pero una pareja son 2 y debe ser un 50 y 50, para poder complementarse.
Y a la vez ese 50 tiene que ser un 100 % de lo que debemos dar, para no sentirnos defraudados y saber que dimos TODO por el bienestar de ambos.
MARIANO SANTORO
Las etapas comunes son conocimiento, ganas de seguir viendo a esa persona; luego un principio de afecto y cariño; te va gustando más y más y de ahí, le sigue el enamoramiento.
Mientras se vive en pareja, se van generando muchas cosas entre los 2, como la confianza, creer en el otro, compartir gustos, costumbres, salidas, sueños, proyectos y metas.
Planificar es una etapa de pleno enamoramiento, ya que se hace entre los 2 y cada propuesta de parte de cada lado, es un incentivo a querer seguir aportando más.
En la intimidad, se logran deseos, fantasías, placer y pasión.
Pero tenemos que tener mucho cuidado cuando nos obsesionamos.
Estar obsesionados con alguien, nos aleja de la realidad y solo vemos lo mejor en alguien, incluso cuando no todo lo que nos brinda es positivo.
A todo, lo distorsionamos para darle un vuelco a nuestro favor.
Por ejemplo, si nos insultan o nos dañan, creemos que lo hacen para mejorar nuestro nivel de vida en pareja.
Cuando comienzan a alejarse e inventar excusas para no vernos, no es para que nosotros nos demos cuenta que volverá y esa mini separación es para reflexionar.
No todo lo que brilla es oro y en la pareja, el día a día es un examen muy difícil de aprobar, pero es deber de nosotros el querer y tener todas las fuerzas de seguir apostando a que podemos.
Miremos mucho más dentro de nosotros que del ser con el cual estamos.
Si nos sentimos seguros, esa seguridad se la damos a nuestra pareja.
En caso de sentirnos mal, inseguros, con el ánimo por el piso, nuestra pareja recibe todo ese malestar y la culpabilidad aparece y de ahí en más, las confusiones.
El comienzo de una pareja es como un niño abandonado. Dar, sin esperar nada a cambio.
Está absolutamente en nosotros el dar lo mejor porque eso es lo que deseamos y sabemos que al dar todo, nos sentiremos felices y el resto, se sentirá cómodamente a favor y de nuestro lado.
Querer es maravilloso. Sentir que somos queridos, mucho más. Amar y que nos amen es sublime. Pero lo excesivo, nos mata.
Demos lo mismo que nos dan, incluso un poquito más, pero una pareja son 2 y debe ser un 50 y 50, para poder complementarse.
Y a la vez ese 50 tiene que ser un 100 % de lo que debemos dar, para no sentirnos defraudados y saber que dimos TODO por el bienestar de ambos.
MARIANO SANTORO