Una de las cosas que más cuestan hoy en día es protegernos y no hablo solo de la inseguridad, sino de lo que más amamos.
Nos vamos transformando en vulnerables al ver todo lo que pasa a nuestro alrededor.
Personas que amamos se nos van. Dios se las lleva para estar en un lugar mejor.
La tristeza nos hace compañía en gran parte de nuestra vida.
Nos vamos aferrando a momentos y recuerdos para que nos sintamos plenos y saber que dimos algo bueno de nosotros.
Atados a sentimientos pasados que vuelven y no dejan de hacerlo.
Caras que van y vienen y se aparecen en momentos específicos para mostrarnos que aún no estamos preparados.
Consejos que supimos conseguir y algunos los pudimos experimentar.
Secretos guardados en el corazón.
Amistades que se alejan, amores que se acercan, gente que se va, personas que están.
La debilidad viene y nos toma por sorpresa.
Caemos y el dolor se hace fuerte.
Todo nos hace pensar que no hay nada más, que algo se terminó.
Vulnerables al saber que algunos sueños se perdieron en el camino mientras nos escapábamos de la soledad.
En algún momento tuvimos que elegir.
En algún momento tuvimos que decidir.
Y a la vez, en algún momento tenemos que vivir.
Nos vamos permitiendo chances para saber si podemos, para saber si aún tenemos fortaleza para levantarnos y seguir.
Las piernas ya no sienten.
El cuerpo cansado se va derritiendo.
Los brazos caen al igual que nuestro ánimo.
Los párpados se cierran y quieren abrirse para poder ver y lo que vemos no es algo que nos haga bien.
Tenemos luz, pero está muy dentro de nosotros.
Tenemos solución mientras tengamos vida.
Cada día es un sueño y debemos ser protagonistas.
Busquemos y encontraremos que tenemos muchas cosas hermosas y que debemos proteger.
Cuando hay cariño, hay fe.
Si algo nos ha dado la vida, algún regalo o algo que se ha manifestado en nosotros, tenemos que multiplicarlo.
Hay poder en el corazón.
Hay poder al amar y mucho más si amamos lo que nos pertenece y si por alguna circunstancia de la vida algo se nos va, se nos aleja de las manos, seguiremos insistiendo.
Protegernos para poder dar seguridad a quien está a nuestro lado.
La mejor seguridad para proteger algo, no se llama candado, sino que se llama AMOR.
MARIANO SANTORO
Nos vamos transformando en vulnerables al ver todo lo que pasa a nuestro alrededor.
Personas que amamos se nos van. Dios se las lleva para estar en un lugar mejor.
La tristeza nos hace compañía en gran parte de nuestra vida.
Nos vamos aferrando a momentos y recuerdos para que nos sintamos plenos y saber que dimos algo bueno de nosotros.
Atados a sentimientos pasados que vuelven y no dejan de hacerlo.
Caras que van y vienen y se aparecen en momentos específicos para mostrarnos que aún no estamos preparados.
Consejos que supimos conseguir y algunos los pudimos experimentar.
Secretos guardados en el corazón.
Amistades que se alejan, amores que se acercan, gente que se va, personas que están.
La debilidad viene y nos toma por sorpresa.
Caemos y el dolor se hace fuerte.
Todo nos hace pensar que no hay nada más, que algo se terminó.
Vulnerables al saber que algunos sueños se perdieron en el camino mientras nos escapábamos de la soledad.
En algún momento tuvimos que elegir.
En algún momento tuvimos que decidir.
Y a la vez, en algún momento tenemos que vivir.
Nos vamos permitiendo chances para saber si podemos, para saber si aún tenemos fortaleza para levantarnos y seguir.
Las piernas ya no sienten.
El cuerpo cansado se va derritiendo.
Los brazos caen al igual que nuestro ánimo.
Los párpados se cierran y quieren abrirse para poder ver y lo que vemos no es algo que nos haga bien.
Tenemos luz, pero está muy dentro de nosotros.
Tenemos solución mientras tengamos vida.
Cada día es un sueño y debemos ser protagonistas.
Busquemos y encontraremos que tenemos muchas cosas hermosas y que debemos proteger.
Cuando hay cariño, hay fe.
Si algo nos ha dado la vida, algún regalo o algo que se ha manifestado en nosotros, tenemos que multiplicarlo.
Hay poder en el corazón.
Hay poder al amar y mucho más si amamos lo que nos pertenece y si por alguna circunstancia de la vida algo se nos va, se nos aleja de las manos, seguiremos insistiendo.
Protegernos para poder dar seguridad a quien está a nuestro lado.
La mejor seguridad para proteger algo, no se llama candado, sino que se llama AMOR.
MARIANO SANTORO