Letras solitarias que comenzaron a transitar por lugares muy profundos.
Letras que fueron conociendo a otras similares y algunas muy distintas.
Letras que aprendieron que algo especial había en la unión.
Y fueron acercándose muy tímidamente, queriendo saber qué era lo que las atraía.
Susurraban, hacían pequeños grupitos y algo mágico nacía.
Eran parte de algo que al unirse, al compartir, formaban palabritas.
Ellas fueron sorprendiéndose y el lenguaje que nacía desde las entrañas, fluía.
Estas letras que ya iban caminando hasta encontrarse en la cercanía, se dieron cuenta que tenían voz y que podían hablar y pronunciar palabras.
Y cada una hablaba con lo que salía naturalmente.
Eran muy pocas las que tomaban real conciencia del significado de esas palabras.
Pero había en cada una, una extrema sinceridad y eso, las hacía seguir conversando.
Estas letras ya tenían vida propia y hoy, sólo sentían la necesidad de darse a conocer a toda aquélla persona que valore cada palabra.
Que puedan darle un mayor sentido a todo esto que ya había nacido y crecía, porque las emociones encontraron su via de comunicación.
Y el destino les presentó a una hoja en blanco.
Y todas esas letras, quisieron ir rumbo a ese lugar y tener su espacio.
Con respeto entre ellas, cada uno fue buscando algún renglón.
La vida se encargaría de hacer la conexión divina para poder dar un lindo mensaje.
Tenían como guía a un inmenso corazón que ya sabía de muchas cuestiones y de tanto vivir, algunas respuestas ya eran parte de su ser.
Y ese ser, venía acompañado de su esencia.
La pureza que mantenía por tener un diálogo sano con su niño interior, les abrió un hermoso espacio a estas letras.
Todo, era una mágica conexión, todo tenía su precisión y su por qué.
Los motivos de cada palabra, el tiempo en que fueron dichas y hoy, ya escritas, toman el valor de la historia personal.
La vivencia de cada letra que un día, además de ya conocerse y hacer amigas entre ellas, acrecentaron una unión espiritual.
Esas mismas letras, sintieron que había algo más.
Fueron tomando cuerpo siendo parte de un mismo cuerpo.
Hoy, saben de amor, porque juntas le escribieron infinitas veces.
Hoy, pueden abrazar al alma, ya que al aferrarse de la mano del cariño, muchas veces no hay necesidad de que estas letras digan lo que sientan.
Porque ellas también saben que el silencio, es una bella manera de reflexionar y compartir.
Hoy, todas esas letras juntas, viven en un lugar sagrado y una sobre una, hacen una linda cantidad que suma 500 escritos.
La realidad se fusiona con la virtualidad en un mundo donde lo que importa es expresarse.
Y sabemos muy bien que recorrerán caminos, distancias y llegarán a los sentimientos de quien sepa recibirlos.
Estas letras, que quieren, aman y desean, viven en una mente que se conecta a otra y así, hacen una divinidad que no se puede explicar.
Porque el poder de cada palabra, sabe que el amor verdadero siempre las protegerá.
MARIANO SANTORO