Temporada de balances y de mucha soledad ambulante.
Ancianos transitando un camino ya casi vencido por la falta de esperanza.
Envejeciendo sus marcas, producto de batallas que supieron sobrevivir.
Corazones perdidos que quieren encontrarse, buscando en lugares equivocados.
El planeta aún tiene deseos de mejorar y de sentirse más acompañado.
Hay mucho por soñar y mucho más por hacer.
Hay mucho por nacer y debe surgir desde nuestra voluntad.
Árbol que ha sabido crecer y crear su propia sabiduría.
La vida es un gran sol que nos ilumina y le da motivo a nuestra existencia.
Sol-edad, es el tiempo vivido.
La edad es mucho más que años sumando experiencias.
La edad es la que tiene nuestra alma.
La eterna juventud tiene su lugar ahí.
Y ya no importa si es arena, tierra o cemento,
hoy, hay mucho recuerdo dando vueltas.
Y la imaginación, vuela y se aleja por momentos,
nos deja en soledad y busca otras compañías.
La incertidumbre de llegar adonde no se sabe, porque nunca se buscó.
Un sueño quebrado, porque alguien ha llorado y no pudo cicatricar.
Y la vida es elevarse, porque la verdad está en lo que nos rodea y en la altura, es mucho más que la dura realidad.
No se quiere desde la lástima, porque somos mucho más que una mirada ajena.
Todo lo que nos ha pasado, ya ha sido guardado.
Y ese sol que nos abriga, con los rayos que destila,
en un verano que aún no llega y espera que lo alcance un mejor balance.
Y las ramas se extienden porque sienten que hay deseos de abrazar.
Pero esas almas inquietas aún no se deciden y siguen girando.
Hay tantos círculos que nos envician y que no saben lo que quieren.
Las dudas de la soledad los aqueja.
Penas que aún pesan y es mucho más que una carga,
muchas son amargas y otras, ya ni saben su destino.
Siempre hay un camino y siempre hay un sol
y la edad que se suma a nuestro cuerpo,
es la que la mente habilita,
en esas puertas giratorias que gritan,
porque no encuentran su salida.
Es difícil luchar contra ese mentir,
de los que no saben sentir.
Creyendo sólo en nosotros, tendremos la solución.
No hay problema, sólo hay vida.
Hay una inmensa valija, a la cual queremos trasnportar.
Vacía de peso, pero llena de deseos.
Sol radiante que guía al caminante.
Edad que enumera la biografía de quien supo elegir.
Una historia escrita desde adentro,
un protagonista eterno de la magia de amar,
hoy es libre de opinar, porque hay respeto en el valor.
Lo que quiera causar dolor, el cuerpo ya sabe de paciencia
y es en la consistencia, que la fe aparece.
Brilla, renace y crece, desde el amor que protege.
Y aunque uno sea propietario, sabe que el amor se comparte,
siempre hay espacio para esa inquilina que nos motiva,
la que mira y sonríe,
la que quiere y se permite,
la que aguarda y no se espanta,
la que siente y se ilusiona,
la que es niña, porque ha sido mujer
y otra vez es parte del crecer,
de la misma sabiduría.
Es mi flor, es mi sol y es mi luz,
porque yo he sido todo eso y hoy,
hoy estoy en sol-edad creyendo en la única amistad que me mantiene sano,
mis palabras se hacen texto y mi corazón late con pasión,
música de amor, es mi única canción.
MARIANO SANTORO