En su nombre, agradezco.
Despertar y confirmar que tengo un día más para poder ser lo que soy y a la vez, anhelar mejorar.
Sentirme bien, porque más allá de alguna circunstancia, mi corazón late.
Y en ese latir, encuentro buenas melodías.
Me veo en un momento interesante.
Observo a mi derredor y hay rostros esfumados, como bocetos de personas que pronto serán reales.
Todo un mundo virtual que se expande y me agrada.
Viajo de manera veloz hasta algún momento del pasado y el aprendizaje ha tenido su efecto.
Valoro mi perseverancia y todo, gracias a Dios.
Compartir tiempo con una amiga, la Soledad; la que cada tanto hablamos a un nivel profundo.
No hay lágrimas, porque lo que pasó, ya es parte de algún cuaderno color sepia.
Y la vida que construyo, la hago con los colores que me gustan.
Me doy tiempo para sonreír, porque el humor va más allá de lo que uno esté pasando.
Y en ese pasar, paseo por mis emociones y las veo alegres.
Y mis manos toman fuerza y bucean hasta tocar el corazón.
Y el amor que vive en mí, crece y se potencia.
Y mi alma creativa ayuda a que mi mente tenga luz y se conecte con lo espiritual.
Estoy limpiando pensamientos porque quiero llenarme con más energía.
Y todo comienza y también se cierra, dando gracias, porque hoy puedo hablar.
MARIANO SANTORO