Tanto vagar, tanto soñar, tanto sufrir, te llevan a alguna parte, aunque no siempre es la elegida por uno.
Pasar por diferentes niveles y obstáculos que te golpean bien duro y creés que no tenés la fuerza suficiente para superarlo, pero todo tiene un tiempo, todo tiene un vencimiento.
Y un día llega.
Un día te das cuenta que mucha gente te ha visto crecer, te ha visto cómo te moviste en la vida y que a alguien le llamaste la atención.
Un día llega una oportunidad y te sorprendés. No estabas preparado a sentir, a pensar que se podía volver a soñar.
Y llega una pieza a tu vida. Quizás la que realmente faltaba y te hará completar muchas cosas pendientes.
Esa pieza te llena, te complementa, te deja huellas y esas huellas son marcas de amor.
Te empezás a sentir que te piensan e incluso que te quieren.
La sonrisa ya es parte de tu vida, de tu rostro.
La sonrisa ha vuelto luego de un largo exilio en lugares que no querés recordar.
El despertar se te hace más agradable, ya que alguien piensa en vos. Y en vos hay un movimiento como de mariposas; eso por lo que dicen que está comenzando un amor.
Hay muchas palabras que pueden sonar fuertes, pero cuando se trata de sentimientos, no hay tiempo, ni lugar, solo se siente y se experimentan cosas con continuidad.
Todo motor, toda maquinaria no funciona si no tienen a esa pieza fundamental, ese corazón y al igual que en nuestra vida, sin el corazón, no funcionamos y si a ese corazón le damos también el uso de querer a alguien y de sentir amor verdadero, nos sentiremos muy felices y plenos en todo lo que hagamos.
Dejate llevar por lo que haga mover el cuerpo.
Que cada vez que se te venga a la mente esa personita tan especial, te den ganas de estar más tiempo con ella.
MARIANO SANTORO