sábado, 30 de agosto de 2014

Confort-mismo

El gran poder de la democracia emocional, es la que me permite disfrutar de mi conformidad.
De sentirme satisfecho con lo que estoy haciendo.
Porque la presencia es mucho más que una ciencia, es el hoy inmediato, el que puedo verme reflejado y disfrutar de lo que veo.
No hay pasado, porque ya le he dado el lugar que se merece.
Y en mi futuro, aún hay sorpresas.
Sólo hago foco en mi hoy, en mi actualidad.
En la mismidad de mi ser.
Porque trasciende a mí lo que haya pensado, ya que hoy, vivo lo que siento en este instante.

Y me doy permiso para actuar una imagen y poder congelarla; la fotografío mentalmente y la conduzco hacia mi corazón.
Y en una secuencia de sentimientos, detengo el tiempo y me relajo.
Observo como si nunca hubiese visto.
Miro con detenimiento, porque no hay apuro.
En mi conformidad, no es necesario quedarme quieto, porque mi corazón es el que viaja y me transporta a los lugares que me hacen crecer.
Porque protegerme es quererme y escucharme no es detenerme.
El espacio y el tiempo es como el ser y la nada.
Hay una esencia que existe y se manifiesta.
Lo que puedo expresar es que alguna vez pude guardar para darle valor.
Y el paso de los años, me ha dado sabiduría, que es la que hoy me guía y sirve de aprendizaje en este viaje donde no necesito pasaje, mientras disfruto del paisaje y mi misión está en el horizonte.
Y cuando sueño, no dejo desvelarme, porque sé que la primera regla, es amarme.
Sentirme útil, sentirme vivo.

Ser viviente y consciente, porque sé lo que se siente, cuando uno brinda amor.
Y brindando por la vida es cuando veo la mía y la veo crecer.
No es un parecer y tampoco un devenir, porque el verbo que quiero decir, es que sólo quiero sentir.
Me dejo llevar en mi traslado mental, mientras mi cuerpo está quieto y mi corazón, no para de imaginar.
No es desierto lo que siento y no miento sino que es cierto.
Y la certeza vuelve a ser belleza.
Y en mi confort-mismo, es cuando me siento cómodo.
La libertad me rodea y el amor es mi tesoro.

MARIANO SANTORO