jueves, 28 de noviembre de 2024

Hamaca

La mañana había sido agotadora.

Quizás por la extensa noche en la que no pude dormir.

Y aunque soy de acumular cosas, junté cansancio.

Y eso no era necesario.

No pude frenarme a tiempo y ahora, me sentía desganado.

Y justo vi esa hamaca.

Mi rostro se llenó de felicidad y me fui a sentar.

Corría un lindo aire y alcanzaba a moverme.

Mi mente, inmediatamente, comenzó a viajar.

La primera parada fue la infancia.

Ahí sí que anhelaba salir del colegio para ir a la plaza.

Varias veces, jugaba competencias para ver quién saltaba más lejos.

Y los golpes, llegaban, pero venían con muchas sonrisas y eso nos hacía bien.

Con los años, llegó el amor y en las hamacas también era un lindo lugar para conversar.

Y sentado, se fue pasando la vida.

Pero la sorpresa me agarró en el momento exacto para reflexionar y darme cuenta que aún había mucho por caminar y por jugar.

La pasividad no conducía hacia ningún lado y era hora de accionar y moverme.

Los recuerdos, siempre estarán y lo nuevo, llega con sus propias experiencias que se transformarán en agradables anécdotas.

Mi niño interior, disfrutó esos instantes hamacándose.

💜

#MarianoSantoro