lunes, 29 de noviembre de 2010

Darnos oportunidad para ser feliz


Muchas cosas se logran con esfuerzo.
En la vida, nada se nos regala.
No existen recetas; quizás algún milagro; quizás la ley de atracción; quizás algún secreto.
Pero todos, merecemos ser felices.
La vida nos golpea cuando menos lo esperamos; la preparación para conseguir logros, es así.
En la sorpresa, es cuando nos hacen mover algunas cosas internas.
La mente nos prueba; el corazón nos prepara; las ganas y deseos nos alimentan a ir por más.
Conseguir estar con alguien que queremos; tener un buen trabajo y que nos respeten; tener amistades fieles.
Mucho de lo que nos rodea es maravilloso y quizás, al estar o sentirnos llenos de dramas y problemas, no lo valoramos.
Tenemos sed de más; tenemos ansiedad de mucho.
Y no hablo de ambición; sino de que en esos momentos en que por más gente que haya a nuestro alrededor, sabemos muy bien lo qué es la soledad.
Queremos ser felices.
Todo nos lo debemos permitir.
En cada despertar tenemos nuevas experiencias y oportunidades.
En cada frase que leemos de algún libro; en cada video que recibimos en nuestro correo o quizás buscando en internet, vemos cosas que nos alegran y en las que estamos de acuerdo.
Siempre que buscamos, encontramos y mucho de lo que buscamos lo vemos y lo conseguimos; pero la búsqueda de felicidad no se encuentra en algún buscador de internet.
La búsqueda es interna y cuando logramos ver nuestra esencia; ver de lo que realmente estamos hechos; nos vamos ilusionando; nos vamos dando cuenta de lo mucho que valemos como personas, como seres humanos y ahí, es el tiempo para abrirnos a lo externo.
El corazón ya tiene deseos de ser mimado.
A nosotros, nos dan ganas de soñar, de pensar que podemos amar y ser amados.
Nuestros ojos se iluminan y en cada amanecer, una sonrisa se instala y nos guía.
Debemos darnos la oportunidad para ser feliz.
Quizás debamos tomarlo como misión y tener la suficiente fe para saber que en algún momento llegará ese día.
Nuestro entorno; esa gente que de verdad se preocupa por nosotros, nos lo hará saber.
La felicidad no solo es un estado emocional, sino que puede ser un estilo de vida.
Todo está en nosotros.
En cada recuerdo vivido con gente que nos hizo bien; que nos quiso y dimos lo mejor, nos recompensamos; nos alimentamos de toda esa energía para ir por más.
Mi felicidad, es saber que vos podés encontrar la tuya.
Y si puedo ayudarte, sabés que podés contar conmigo.
Siempre.
Al igual que la eternidad.
MARIANO SANTORO

viernes, 19 de noviembre de 2010

El libro de la vida

En las etapas de la vida se aprende a amar y adorar;
a besar y a bailar;
a usar el corazón y sentir cariño;
se conoce el dolor y el destino.
Extrañamos y nos enamoramos;
fallamos y juntamos fuerzas.
Algunas ganamos y otras gritamos.
Somos humildes y somos heridos;
nos imaginamos y nos ilusionamos;
jugamos hasta que nos juzgan,
lo lamentamos y lloramos.
Queremos mentir cuando nos sentimos morir;
queremos odiar y a la vez olvidar;
pedimos perdón, también por favor;
reclamamos poco y nos gritan mucho;
nos queda recordar y reflexionar.
Dejamos de sentir cuando empezamos a sufrir;
llega la tristeza cuando algo termina.
Un día a la vez,
una última mirada;
una vida unidos.
Cosas y casos nos pasan.
He transitado por caminos de tierra que me han enceguecido.
He tropezado con paredes y piedras he recibido.
He nadado por mares de sueños profundos
y logré ver el brillo de una perla que me cambió el mundo.
He nacido algunas veces,
me he sentido morir otras tantas;
en mi cuerpo han dejado marcas
y dolor durante meses.
Si respondo con odio, no soy ganador.
Si guardo rencor, ensucio mi alma.
Si niego de todo lo bueno que di,
jamás sentí algo por alguien.
Prefiero equivocarme, prefiero pedir perdón.
En el libro de la vida, aún quedan páginas vacías;
páginas que serán escritas a medida que el destino me muestre el camino a seguir.
Muchas hojas se han manchado;
alguna que otra la he querido arrancar;
pero entre todas, hacen lo que es mi vida.
Lo que fue, es y será.
El testimonio de mi vida dejado en escritos.
Mi sentimiento expuesto.
Mi realidad en carne viva.
Mi corazón, casi al igual que un placard;
con pequeños cajoncitos donde guardo hermosos recuerdos;
donde hay nombres que estarán toda mi vida.
Todo lo malo que he vivido trato de purificarlo.
Dios me ayuda a limpiarme de tanto mal.
Mi nombre, ya está escrito en el libro de la vida.
Y tengo muchos deseos de ver el tuyo a mi lado.
MARIANO SANTORO

martes, 16 de noviembre de 2010

La naturaleza no se equivoca

Cuando no lo esperamos, de alguna manera llega.
Quizás lo buscamos por mucho tiempo.
Quizás ya ni sabíamos por dónde buscar.
Y la naturaleza, de la mano del destino nos lo muestra, nos lo pone delante y se presenta.
Al principio lo vemos normal, no vemos nada extraño y hasta ni nos damos cuenta.
De a poco, nos permitimos conocerlo y vamos soltando algo de confianza y todo surge naturalmente.
La vida, la cotidianeidad nos hace extrañar y pensar un poco más en esto que nos está pasando.
Veníamos muy tranquilos aunque las ilusiones no se habían perdido.
Llegó y no sabemos si es para quedarse, pero debemos disfrutarlo mientras dure y si a la vez, le sumamos fe y pasión en cada movimiento que hacemos, en cada cosa que damos, puede durar mucho tiempo.
Todo tiene un tiempo y la espera se puede hace muy extensa, incluso ante una separación o algún corte de relación.
El tiempo cura heridas y a la vez, recuerda momentos.
Está en nosotros poder diferenciar y tratar de quedarnos con lo positivo.
Toda frialdad, hasta la de un corazón congelado, en algún momento se derrite.
La solución sería poder hacer balances.
En casi todo lo que vivimos tenemos opciones y siempre que estemos bien emocionalmente lograremos todo lo que nos propongamos.
Sabemos que hay gente que nos ha hecho vivir situaciones que serán parte de nuestro futuro.
Siempre se crece y ante los golpes, se aprende.
Uno cambia por uno, no por la persona con la cual está.
Pero si notamos que nuestra pareja comienza a vernos mejor, a que estamos mejorando a todo nivel y que esos cambios pueden hacer que renazca la relación, bienvenidos sean.
Hay muchas cosas, quizás demasiadas que nos puedan hacer mal, pero peor es no seguir al lado de la persona que queremos que sea parte de nuestra vida.
Tratemos de mirar más allá de los hechos y broncas por cualquier motivo; tratemos de discernir lo que el corazón quiere expresar.
El lenguaje que supera toda distancia, es el amor verdadero.
MARIANO SANTORO

sábado, 13 de noviembre de 2010

Transformar el odio en amor

Todo lo excesivo, nos hace mal.
Y a la vez, cuando estamos en crisis personales al nivel que sea, es probable que cambiemos algunos significados de las cosas más habituales.
Obsesionarnos con algo o alguien nos hace mutar, ser otros y nos dan ganas de demostrar lo que no somos y hacerles cambiar de idea.
Mientras exista el diálogo y la comprensión, todo se logra.
Cuando el rencor nos invade, al instante se acercan otras cosas negativas, entre ellas la bronca y el odio.
Y no hay peor cosa que querer frenar el odio con más odio.
No es tarea fácil luchar contra el odio, pero es casi un deber hacerlo.
Transformarlo y hacer que renazca el amor, ya que dentro de cada persona que odia, en su núcleo tan profundo, tan íntimo, existe el amor.
Liberar capas de dureza en estados anímicos malos, es complicado y el tiempo, lo puede todo.
Dios lo puede todo.
Todo puede cambiar y hasta mejorar, de la mano de la fe y hacer balances de vida, de momentos compartidos.
Si uno dio o demostró amor, jamás se olvida en la persona que lo recibió.
Quizás, se lo corra a un costado, ya que lo malo, tiene un cierto poder de tapar lo bueno, pero ese es un error y con el tiempo, con la paz, con la tranquilidad mental, se logra recuperar lo que se creía perdido.
Todo está en nosotros.
Una flor es vida, es natural, demuestra cariño.
Una tijera, corta lo bueno.
Analizar lo que nos sucede no es malo; es descubrir que no nos equivocamos al permitirnos conocer a alguien; a no volver a creer y pensar que fallamos de nuevo; a que todo lo que dimos fue pérdida de tiempo.
Dimos lo mejor, confiamos, nos dejamos llevar y la fluidez salió y creció.
Aunque la meta no fue el seguir juntos o lo que una de las 2 partes haya imaginado; existe la confianza que se han dado, más el afecto, el encariñarse y el extrañar momentos.
El amor, siempre triunfará.
Tendrá enfrentamientos duros; serán difíciles pero no imposibles.
Lo malo se puede desvanecer.
Llegó y se estancó como si fuese un capricho, pero el bien, siempre gana.
Solo hay que creer que si dejamos fluir el odio que hay en nosotros, recibiremos lo mismo.
Demos amor, sembremos amor.
Demos vida y vivamos de manera agradable.
Una linda sonrisa supera y tapa las lágrimas más amargas que hayan caído de nuestros ojos.
Confiemos.
Pensemos.
Elijamos quien deseamos tener a nuestro lado y que esa elección de vida, sea la correcta.
Consultemos.
Hablemos.
Si alguna vez un corazón tuvo latidos de emoción por alguien, esos latidos jamás se irán de nuestro cuerpo.
Seamos coleccionistas de positivismo y mostremos lo que somos, sin temor al que dirán.
Somos y estamos hechos con sensibilidad, con ternura, con pasión.
Jamás odiaré a quien quise.
Jamás olvidaré a quien me mostró su alma.
Hoy, mi alma está herida y con amor, voy a recuperarme.
MARIANO SANTORO

martes, 9 de noviembre de 2010

La llamada que nunca llega

Muchas veces en la vida nos hemos equivocado o hubo un malentendido con alguien en particular.
Seguro que fueron varias las veces y a la vez, a medida que crecemos, nos afecta más.
La culpa llega y sabemos que algo en nosotros hizo algo no debido, hasta quizás de manera inconsciente.
La falta de diálogo o que te lo prohíban, es lo peor.
El no poder dar tu versión de las cosas, de lo sucedido, nos daña incluso en la salud.
Desde una angustia muy profunda hasta transformarnos en seres que jamás queremos ser y menos, vivir de esa manera.
Suelen aparecer promesas de encuentros pendientes y el teléfono, no suena.
Nos ilusionamos, esperamos y casi, pareciendo obsesionados, miramos el celular a ver si aparece un mensaje que nos devuelva la alegría.
Dicen que la espera desespera.
Que si amas a alguien hay que dejarlo libre.
Dicen muchos dichos, pero cuando el corazón siente, hay que seguir a tus propios deseos.
Si el corazón te marca o te dice que hagas algo, andá seguro, ya que tenés el aval más importante, que es el sentimiento.
Sumando la sinceridad y la frontalidad.
Nunca mintiendo para sacar beneficio alguno, solo pensar en el otro y en nosotros.
El poder de las palabras, de la amistad, de saber que más allá de la distancia temporal y de probables peleas y discusiones fuertes, algo nos marcó.
Tuvimos una crianza especial, sana, agradable y feliz y todo eso, debemos traerlo de nuevo.
Recordar cuando estamos solos y mucho más en un reencuentro.
Una mirada o un abrazo que mueren de ganas de decir: GRACIAS, se silencian y del otro lado, lo perciben y llega el abrazo requerido; fuerte y con esa energía que nos alimenta.
Varias veces en mi vida me he dormido esperando un llamado.
Y en otras fui yo en las que en vez de esperar, haya hecho la primer movida.
Si una persona tiene valores a todo nivel, merece que le hagamos saber que siempre estaremos a su lado.
Distancias físicas o de las que sean.
La cuestión es contar con alguien y saber que siempre habrá tiempo para escuchar lo que diga nuestro corazón; con las palabras que nos dicta el alma y a la vez, es DIOS quien nos guía para no fallar y dar lo mejor de nosotros.
Siempre intentaré cerrar los ojos pensando en toda la gente buena que me rodea y nos da su apoyo incondicional.
Haré mis movidas.
Iré con Dios para que me proteja.
Diré y me expresaré según lo que sienta de verdad y de la manera más pura.
Sin miedos y sin dar miedos a la otra persona.
Seguridad para que si en algún momento se perdió la confianza, que el destino más la FE, la traiga y la recupere por todo el tiempo que esté por delante y hasta por el resto de nuestras vidas.
Creer que todo es posible y que siempre se puede superar lo malo que opacó al verdadero ser.
Una liviandad sentirás en tu cuerpo, una descarga de sensaciones que te harán saber que no te equivocaste al enfrentar la situación.
Y podrás renovar la paz que sentiste alejada.
MARIANO SANTORO

sábado, 6 de noviembre de 2010

En el árbol del amor ...

Cuando uno se detiene y ve un árbol y toda la maravilla que representa, puede ver mucho más.
Yo, muchas veces lo veo como el árbol del amor, donde cada rama es una parte diferente.
Tenemos el afecto, que es lo que sentimos por los seres más cercanos.
El cariño, por lo que nos pasa en la vida junto a personas.
La amistad, una de las grandes ramas de este árbol.
El romance, lo que se vive cuando uno disfruta cada minuto al lado de su pareja.
La adoración, eso que hace dar todo por quién lo merece y lo hacemos de corazón.
Y en algunos momentos de la vida, aparecen ramitas que con el tiempo desaparecen y otras que cuesta sacarlas, pero es deber, ya que queremos que ese árbol siga creciendo bien.
El odio, el rencor, la angustia, la tristeza, la desesperanza.
Todas esas ramas hay que cortarlas.
Junto a la fe y a la fuerza de cada uno, poniendo su gota de agua, seguiremos viendo un hermoso árbol.
La sensibilidad, la sencillez, la sinceridad, son otras ramas que suelen crecer pero cuesta reconocerlas.
Hay mucho en un árbol que nos puede dar alegría.
Seamos como él y pensemos en que podemos crecer siendo felices.
Entre los sueños o ideales del ser humano están, tener un hijo, escribir un libro y plantar un árbol.
A la vez, podemos vernos reflejados en él y sentir como esas ramas nos abrazan, nos brindan una sonrisa que se instala en nuestra cara y nos sentimos acompañados por tantas cosas buenas que nos rodean, que nos hacen vernos fuertes y con gente que nos llena a nivel emocional.
Mientras crecemos, aparecerán nuevos corazones que querrán sumarse a nosotros; intentaremos formalizar algo y hasta quizás dure toda la vida.
Otros desaparecerán como si jamás los hubiésemos visto o conocido.
A todos, intentaremos darles lo mejor que tenemos: que se sientan seguros a nuestro lado; darles la protección necesaria para no temer; darle sombra en los momentos que el calor los invada.
Dar, esa es la clave.
Esperar respuesta alguna, no sería la opción adecuada, aunque será bienvenida.
Mientras hagamos todo con amor y a la vez respetando al otro, algo vibrará dentro de nosotros y sentiremos que hemos cumplido una especie de misión.
Demos de corazón, demos con el alma, demos y hagamos.
Si cerca nuestro, hay alguna ramita que se ha caído, tratemos de cuidarla.
Las plantas son vida.
El aire es vida.
El agua es necesaria para vivir.
Y a vos, te necesito en mi vida para seguir creciendo.
MARIANO SANTORO

lunes, 1 de noviembre de 2010

Una nueva mirada de esperanza

De alguna manera, todos hemos sufrido.
Muchos males están al alcance diario y entre ellos, la angustia es una de las más difíciles de superar.
El no saber de qué se es culpable, en caso de un alejamiento personal, se deba a eso.
Pero si nos encerramos en eso, no salimos.
Una nueva mirada, una nueva persona llega de una extraña manera y te cuenta anécdotas.
Te da el positivismo que vos también tenés y vas compartiendo igualdad de pensamientos, más allá de la diferencia de edad.
La edad es tan solo un número, lo que cuenta es el crecimiento mental y darle importancia a eso.
Mirar la vida y disfrutarla.
Tratar de no analizar, ya que siempre que lo haremos, aparecerá algo que nos empuje del lado contrario al que deseamos ir.
La belleza de una persona viene de adentro, de su alma, de su corazón.
Las palabras pueden hacer daño y casi siempre, el silencio, dice más y expresa lo que sentimos realmente.
Las palabras envuelven cuando uno no está lo suficientemente bien de ánimo y transforma lo oído y lo hace malo.
Uno lee o escucha, según esté ese día.
Luchemos por estar bien cada día, ya que cada amanecer trae consigo experiencias.
Compartir lo que uno piensa y siente con alguien, no importa si se volverán a ver, lo importante es saber que no estamos solos y lo que creemos es solo nuestro.
No hay mayor soledad que pensar que nadie cree lo mismo que nosotros.
Miremos alrededor y con la frente alta, sabiendo que lo vivido fue de experiencia y aprendizaje.
Si dimos algo bueno, ojalá lo recuerden.
Es maravilloso quedar en la mente de la gente que ha pasado por nuestra vida.
Pasemos a sentirnos libres al pensar y al sentir.
Exterioricemos todo lo que sea verdadero y sincero.
No temamos mostrar el corazón, aunque del otro lado no entiendan el mensaje.
Nuestro deber es ser 100% reales y ya con eso, tenemos mucho camino ganado.
MARIANO SANTORO