jueves, 30 de agosto de 2018

Encuentro pasional

La intensidad de los sueños, ha generado su pico máximo de efervescencia.
Los días colmaron la impaciencia por esa espera que se hizo valer.
El propio entusiasmo de saber que pronto, se haría realidad ese encuentro pasional.
La imaginación comenzó a elaborar el incendio de lo que incluso, jamás había conocido.
Y lo que llegaría, se fortalecería, porque ante tanto ardor, el cariño siempre estuvo presente.
Las furia de los pensamientos, arrebató todo lo que tenía por delante.
Y a la vez, la dulzura de la bella espera, niveló el calor de los cuerpos.
Cuando 2 personas dejan fluir las fantasías, la expresividad aumenta.
La pequeña llama se une a la otra persona, para encender el fuego verdadero.
Y el destino se ocupa de organizar la cita.
Tan sólo verla, el corazón juega a ser volcán y arrebata el pequeño cuerpo para abrazar.
Las curvas recorridas y las que vendrán, se habilitan gracias a las maniobras mentales.
Desde hacía siglos contados en palabras.
Noches eternas que se acariciaban con el amanecer.
Ambos pudieron entibiar el raro invierno.
Y de tanta sed corporal, llegó el día en que se iban a devorar.
Alimentaron el deseo sin sentir la debilidad de lo que podría pasar.
Se edifica a través del amor y la adoración por la misma situación de compartir.
Cupido dio el flechazo justo y correcto, porque estaba por nacer el sentimiento de la pureza.
MARIANO SANTORO

miércoles, 29 de agosto de 2018

El largo camino

El niño que creció, bien supo edificar sus propios sueños a lo largo del camino transitado.
Las metas que hemos puesto en algún momento de nuestra historia, quizás las hemos enfrentado.
Al estar cerca de ellas, nos llenamos de una agradable sensación de placer y bienestar.
Nos detenemos algunos segundos para disfrutar y de observar lo que nos ha costado.
La inmensa cantidad de pruebas que hemos superado.
Las mismas que nos permitieron crecer como seres humanos.
Los obstáculos que aseguraron que nuestra fe, crezca.
Y hoy, al haber cumplido esa meta o esas misiones, nos alimentamos con la idea de alcanzar a una nueva.
Ponernos delante de una larga escalera por caminar.
Y los escalones de la sabiduría que queremos subir.
El cuerpo siente la necesidad de nuevos desafíos.
Porque la edad no es un reto, sino un pequeño impedimento mental para obtener lo que el alma joven desea.
Tenemos tanto por aprender que estamos abiertos a lo que el destino quiera mostrarnos.
Tenemos tanto por sentir, que el corazón se apresura a latir con pasión. 
Tenemos tanto por mirar, que expandimos el conocimiento de lo visto hasta hoy.
El ser se renueva y genera ganas por ese horizonte que se ve largo, extenso.
Pero ese mismo camino, es el de la vida.
El que no sabemos dónde está el final y cada vez, queremos comenzar desde el punto de partida de una nueva meta.
Vayamos con fe, por el largo camino que le da el sentido correcto a nuestros sueños.
MARIANO SANTORO

domingo, 26 de agosto de 2018

Boomerang energético

Alguna vez en nuestra vida, aprendimos a abrir las manos para recibir lo que anhelábamos. 
Nos hacía muy bien el regalo que llegaba y las emociones, se juntaban para celebrar.
Esas mismas manos, nos dieron la oportunidad de poder arreglar lo que causalmente se había roto.
Y luego, al crecer, nos cruzamos con personas quebradas y nuestras manos, las ayudaron a sanar. 
Ofrecer las manos, es ayudar en todo lo que podamos.
Es hacerles sentir que todo trabajo que se deba hacer, contará con mucho más que nuestra presencia.
Nuestras manos, tienen la mágica energía que nace en el núcleo de lo que somos.
Los valores humanos, las bellas emociones, los importantes latidos del corazón.
Todos se unen con la hermosa tarea de dar, de brindar, de estar.
Y cuando se hace una sana y cotidiana costumbre, aparece la matemática de la vida.
Todo aquéllo que damos, llega y se multiplica en diferentes dones y bendiciones.
Manos amigas que saben aparecer en los precisos instantes para sentir la compañía de la amistad.
Manos que tienen historia y tienen la maestría de acariciar heridas.
Manos energéticas que provocan la sensación de bienestar y de sensibilidad.
Cruzar los dedos esperando respuestas, no es la solución.
Cerrar los párpados para obviar y reprimir sentimientos, tampoco nos conduce al sitio que queremos.
Y el mejor lugar que podamos ir y vivir, es el corazón amigo de una persona que se preocupa por nosotros.
Lo que das, regresa, en muchas formas y suma más energía para seguir con nuestra obra, con la edificación de relaciones positivas.
Esas mismas manos, se extienden para abrazar y para expresar el amor puro que vive en nosotros y que necesita ser compartido.
MARIANO SANTORO

viernes, 24 de agosto de 2018

El lado B

Nuestro cuerpo y principalmente nuestra visión, se ha acostumbrado a ver un sólo lado. 
La comodidad de la mano de creer que en este estado y viendo lo mismo, sentiríamos la felicidad anhelada.
Y en todo lugar, siempre hay pruebas y obstáculos, más allá de nuestro ánimo.
Y la verdadera lección, es aprender a sortear lo que nos daña.
A la vez, hay paredones que incluso nosotros hemos puesto delante.
En nombre de la protección, hemos realizado varios actos sin darle valor a la razón.
Y las emociones se fueron quedando en la zona de confort.
Y si nos animamos a prestar más atención a lo que hay delante, podremos observar que hay caminos y puentes.
Tener la voluntad de cruzar, es una tarea fantástica que nos llenará de nuevas sensaciones.
El lado B de la vida, tiene mucho más bienestar del que conocemos.
Conoceremos mucho más sobre la bondad de nuestros actos.
La belleza del ser humano, también se encuentra cuando nos permitimos conocer al otro desde otro lugar.
Le daremos más importancia a la música que sale del corazón y bailaremos en la más absoluta libertad.
La balanza de la vida, sabrá pesar lo que nuestros valores humanos pongan como prioridad.
Y la fortaleza de nuestro ser, será como la del bambú, que sólo con la perseverancia, obtiene los mayores logros.
Focalizaremos la noche y podremos descubrir el brillo especial.
Todo lo que encontremos en ese camino, en ese lado B, será a través de bucear en lo que somos.
La experiencia se consigue en la búsqueda de nuevos objetivos.
Y hasta es probable que el romanticismo se potencie, porque tendremos más ganas de abrazarnos a esta maravillosa vida y llenarla de besos.
MARIANO SANTORO

domingo, 19 de agosto de 2018

Aprender a sumar

La inocencia de un niño no pasa por la cantidad, sino por la calidad de que esos sueños se hagan realidad.
Nos acercamos a otra personita con ganas de sumar.
Y comenzamos a aprender sobre su vida y lo que le gusta.
Nos damos cuenta que podemos encontrarnos en el otro al saber que hay gustos similares.
Y la comunicación fluye, acompañada de sonrisas tiernas e inocentes.
Cada uno, por su lado y casi en secreto, empieza a dejar su semilla, en nombre de la amistad.
Y cada vez que vemos a esa nueva persona, nos alegramos y la plantita del cariño, crece.
Y crecemos de la mano de las ganas de experimentar lo que son los sentimientos más fuertes, más estables.
Y la conversación se fusiona y por momentos, las palabras dejan paso a las miradas.
Todo sigue su curso, porque ambos tomaron el rol de capitanes de sus vidas y de sus emociones.
Proyectan una cita en la que ambos, dejarán salir ese mágico secreto que bien supieron proteger.
La vida abre las puertas de la oportunidad y ellos, expanden sus manos para ofrecer el amor que tienen.
Porque perciben que al darlo, lo van a multiplicar.
Y las sonrisas aparecen nuevamente porque no conocen de culpas y lo que alguna vez fue miedo, hoy es amor.
El amor sana y ellos han conocido algunas pequeñas heridas, que el tiempo supo cicatrizar.
La noche, ambienta la cita y los nervios de la niñez, se esfuman mientras se acercan.
La ternura se apodera del momento y de sus corazones.
Ellos son 2 y sienten que es el momento perfecto para sumar.
Son buenos alumnos y mientras hagan las cosas con amor, el destino será su garante.
MARIANO SANTORO

lunes, 6 de agosto de 2018

Abrazos

Los abrazos no se piden, sino que surgen solos.
Se dan con las alas de nuestro cuerpo, pero se sienten en el alma.
Es un inocente beso entre los corazones. 
Nos acercamos a la otra persona para realizar este maravilloso acto, porque nos sentimos atraídos por su buena energía.
Y la duración del mismo, no se cuenta con reloj, sino por el cariño que se tiene.
Y mientras crecemos, vamos sumando nuevas personas, nuevas amistades, nuevos abrazos por dar. 
Cada encuentro con ese ser que se supo hacer un lugar en nuestro sentimiento, nos alegra.
El hecho de saludarnos, es simplemente, darnos salud.
Dar, porque al compartir expandimos nuestro amor.
Ayudar, porque nosotros también hemos pasado situaciones complicadas y alguien estuvo.
Estar, porque es el mayor compromiso que une a las personas.
Sentir, porque la empatía llega al ponernos en su lugar, en su situación y acariciamos sus pensamientos para que pueda salir y seguir adelante.
Mirarnos con el corazón, porque es él quien ve más allá de lo que somos exteriormente.
Los abrazos saben hacerse espacio en nuestra cotidianeidad.
Aprendimos a darle la bienvenida, porque sabemos que llegan para hacernos bien.
Ese apretón de cuerpos en el que las almas se miman.
La unión perfecta en la que sentimos protección.
Los abrazos comprenden y contienen todo lo que muchas veces, las palabras no saben o no pueden explicar.
Y la mejor tarea que podemos hacer, es abrazarnos a la Vida.
MARIANO SANTORO

sábado, 4 de agosto de 2018

La fuerza de la fe

El día puede empezar con el recibimiento de un mensaje que no nos agrade.
Podemos salir a la calle a realizar un trámite y que no salga como esperábamos.
Cruzarnos con una situación en la que nos sentimos ahogados.
Y puede haber decenas de ejemplos, pero cada día, realmente comienza cuando nos despertamos y podemos ver que estamos vivos.
El hecho de amanecer ya tiene que llevar consigo el agradecimiento desde lo más profundo del corazón.
Todos venimos al mundo con unas pequeñas instrucciones que luego se potenciarán a través de la experiencia.
Sumaremos espiritualidad y comprenderemos que la fe, juega un rol muy importante.
Y se le suma la perseverancia, porque está bien que no todo suceda cuando queremos, sino cuando lo merecemos.
De esa manera aprendemos a valorar los tiempos.
Ayudamos a la paciencia a que se haga amiga de la tranquilidad.
Dejamos que los nervios se esfumen y llegue la paz anhelada.
Nos damos un respiro para hacer otras cosas y darle espacio a que esa fe, haga su trabajo.
Ninguna semilla se convierte en fruto en minutos.
Y el cuidado que le damos a esos deseos, es parte del alimento necesario para que veamos crecer lo que deseamos.
La lucha no es pelear, sino que es principalmente, creer en nosotros.
Y esa fe, es lo que nos brindará la fuerza para continuar.
Si tenemos una buena autoestima, creeremos en que somos capaces y que todo es posible.
Que todo nuestro ser se reúna y que cada parte del cuerpo exprese sus emociones y sentimientos.
Que cada día, comience con un inmenso agradecimiento.
MARIANO SANTORO