lunes, 6 de agosto de 2018

Abrazos

Los abrazos no se piden, sino que surgen solos.
Se dan con las alas de nuestro cuerpo, pero se sienten en el alma.
Es un inocente beso entre los corazones. 
Nos acercamos a la otra persona para realizar este maravilloso acto, porque nos sentimos atraídos por su buena energía.
Y la duración del mismo, no se cuenta con reloj, sino por el cariño que se tiene.
Y mientras crecemos, vamos sumando nuevas personas, nuevas amistades, nuevos abrazos por dar. 
Cada encuentro con ese ser que se supo hacer un lugar en nuestro sentimiento, nos alegra.
El hecho de saludarnos, es simplemente, darnos salud.
Dar, porque al compartir expandimos nuestro amor.
Ayudar, porque nosotros también hemos pasado situaciones complicadas y alguien estuvo.
Estar, porque es el mayor compromiso que une a las personas.
Sentir, porque la empatía llega al ponernos en su lugar, en su situación y acariciamos sus pensamientos para que pueda salir y seguir adelante.
Mirarnos con el corazón, porque es él quien ve más allá de lo que somos exteriormente.
Los abrazos saben hacerse espacio en nuestra cotidianeidad.
Aprendimos a darle la bienvenida, porque sabemos que llegan para hacernos bien.
Ese apretón de cuerpos en el que las almas se miman.
La unión perfecta en la que sentimos protección.
Los abrazos comprenden y contienen todo lo que muchas veces, las palabras no saben o no pueden explicar.
Y la mejor tarea que podemos hacer, es abrazarnos a la Vida.
MARIANO SANTORO