viernes, 28 de diciembre de 2018

El mejor regalo

La cantidad de vidas que hemos vivido y cada uno en la suya.
Pocos fueron los encuentros pero con la intensidad de los impulsos adolescentes.
El poder que tiene una mirada rodeada de una linda carita.
Y los sueños inocentes que se proyectaron en la mesa de un pool, cenando con un amigo.
Nadie conoce su destino, pero algo comenzaba a cambiar desde esa noche.
Una encuesta que me llenaba de pensamientos musicales.
Una máquina que ponía canciones programadas.
Y el corazón, sin programación, empezaba a latir con un nuevo ritmo.
Crecer de golpe, chocando con la realidad.
Aprendizaje que uno recién comprende cuando ha crecido emocionalmente, lo suficiente.
Y no sé qué ha sido de su vida, pero sí que pude continuar.
He sido un gran maestro de la ilusión y me he cansado de fantasear.
Aunque la sorpresa me sigue llamando la atención y cada tanto, se da una vuelta por la mente.
Otro fin de año se acerca y hay un nuevo cuaderno con muchos deseos de escribir esa gran historia que sueña mi corazón.
Una caja que desconozco su contenido, porque lo único que necesito es saber que puedo amar y dar lo mejor de mí.
Una Navidad que trajo testimonios cercanos.
Un nacimiento sin expectativas, pero con fe de que algo llegará para crecer.
Esperanzas llenas de ansias verdaderas.
Y el amor, evolucionará con el mejor regalo que la vida me pueda dar y es el tiempo para disfrutar y saborear cada instante.
MARIANO SANTORO

jueves, 27 de diciembre de 2018

Huellas de vida

Caminar en solitario, abre las puertas de la mente para dejar salir todos los pensamientos.
Incluso, aquéllos que ya no queremos que se hagan recuerdos.
Una limpieza que sólo nos permite el transitar el destino elegido.
Mientras nos focalizamos en el horizonte, la mente observa todo lo que tuvimos que atravesar.
Y hubo desiertos de soledad, pero también, aprendimos a ser una muy buena compañía.
Recuperamos la comunicación con nuestro niño interior.
Nos acordamos de decenas de momentos de la infancia y nos reímos juntos.
Mientras los pasos, eran guiados por nuestro corazón.
Desvestimos problemas para quedarnos sólo con lo que se supo alojar en el alma.
Alrededor, parecía que no existía ningún humano y fue ahí donde fortalecimos nuestra humanidad, porque sabíamos lo que nos gustaría hacer, llegado el instante de compartir.
Escuchamos los silencios de la naturaleza y hasta volvimos a oír los latidos.
Casi como en una especie de código, nos daban la esperanza que estábamos por el camino correcto.
Ese que nos deja creer y crecer en libertad.
En algún lugar entre esa distancia emocional del punto de partida y el sitio que estamos hoy, supimos que era hora de abandonar algunas costumbres.
Esas que fueron parte del pasado y nos dejaron su enseñanza.
Pero para ser maestros, no debemos quedarnos con lo negativo, sino con la evolución de lo que hoy somos.
La sabiduría del caminante, aumenta en el equilibrio de ambos hemisferios cerebrales.
Nos conectamos con cada parte del ser y la verdad nos habla.
Huellas de vida, una hermosa construcción de experiencia, hacia el bienestar personal.
MARIANO SANTORO

lunes, 24 de diciembre de 2018

Feliz por nacer

Hoy me siento feliz por nacer.
Feliz por poder agradecer un nuevo nacimiento divino.
Feliz de comprender que la vida tiene varias opciones y que la única verdadera, es la que nos hace sentir bien.
Feliz de amigarme cada día con lo que soy como ser humano.
Feliz de encontrarme con mis amistades y disfrutar.
Feliz de sentirme útil y poder ayudar.
Feliz de poder expresar lo que siento.
Feliz por estar una buena noche con mi familia y juntos, potenciar la esperanza para que lo que llegue, sea de bendición.
Feliz de sonreír, porque ninguna circunstancia podrá quebrar mi voluntad.
Feliz de querer progresar, aunque el mejor momento es el que vivo, sé que viene algo mejor.
Feliz de animarme a redescubrir lo conocido y darle otro sentido.
Feliz de evolucionar y acercarme más a la espiritualidad.
Feliz de que el sol me ilumine y aleje toda oscuridad.
Feliz por ser positivo en cada amanecer, ya que me abrirán las puertas de decenas de oportunidades.
Feliz por repartir amor a quien lo necesite.
Feliz de estar en este presente de mi vida y que el mayor regalo sea vivir.
Feliz por la calidad de mis sentimientos, que no tienen prisa porque saben ir directo al corazón ajeno.
Feliz por abrazar a mis padres y decirles que los quiero.
Feliz de que Dios me guíe a través de la escritura para compartir mi fe.
MARIANO SANTORO

viernes, 21 de diciembre de 2018

Tonalidades

En el viaje de la vida, hacemos una breve parada en la nueva estación.
Personas nuevas que se sumarán y serán parte del camino hacia el destino preparado.
Nos animaremos a conversar con las que sintamos que comparten la misma energía que nosotros.
Hablaremos de lo que ha sido el viaje hasta hoy y cada uno, contará sus experiencias.
Todas, nos dejarán algún mensaje.
Nos incentivaremos con algunas y quizás, otras nos aburran.
Nosotros también hemos pasado por algunas historias que hoy, ni nos animaríamos a contar.
Todo se supera y eso nos ayuda a crecer.
Hoy podemos reflejarnos en la gente ocasional y eso no significa que tengamos que padecer lo que ellos atraviesan.
Ya tuvimos nuestro tiempo de crecimiento.
Hoy, queremos disfrutar de las distintas tonalidades de la vida.
Nos sentimos bien y con ganas de estar mejor.
Una pequeña ambición que sale desde lo más profundo y quiere el bienestar.
Todo lo que nos rodea tiene su propio significado y a la vez, el que le damos.
Nuestra visión ha experimentado por mucho, para comprender que las miradas, cambian de tonos.
Los colores adolescentes que nos enceguecían, como también los que nos atrapaban y gustaban, hoy se lucen con la mirada adulta.
Deseamos con el alma, que nuestro derredor, combine con lo que sentimos.
Iremos por lo que nos haga crecer y jugar sin culpas, liberados de cargas ajenas y también de las pasajeras.
Porque en el viaje de la vida, debemos dejar sólo lo que nos haga estar en armonía con nuestro corazón.
MARIANO SANTORO

miércoles, 19 de diciembre de 2018

Aferrarse

Los días habían sido agotadores y la bandera blanca, quería hacer su aparición.
El cansancio se acumuló hasta en tus pensamientos.
El desgaste natural, quiso confundir tus deseos más profundos y el cuerpo, sólo te pidió un momento de paz.
La mañana trajo consigo las obligaciones habituales y el atardecer, trajo la pesadez de cruzarte con mucha toxicidad.
La anhelada noche, llegaría sin sorpresas, pero sí, con ganas muy profundas de poder descansar.
Abrazaste a la almohada con la poca fuerza que aún quedaba.
Y las fantasías, comenzaron a aparecer para ofrecerte un sueño tranquilizador.
Imaginaste algunas situaciones en las que eras la protagonista.
La ilusión de tener una verdadera vida y en la propia realidad, parecían algo utópico.
Pero todo es y será posible si lo crees y te aseguro, vas por el camino correcto.
Tus ideales, han sabido hacerse su camino y crecer.
La esperanza de conocer mucho más de lo que podías observar en este presente.
Tuviste la visión de un futuro en el que podías ser vos misma, saliendo de la ficción rutinaria.
Acto reflejo, atrapaste la almohada con una sonrisa que se animaba a extenderse.
La luna era fiel testigo de que tus sueños, tenían que tener la oportunidad para ser vividos con pasión.
Empeñaste tantas horas en edificar un existencia interesante.
Y el amor, sí, ese mismo que creíste que te había abandonado, regresó a vos, para aprender a quererte de verdad.
El entusiasmo potenció tu autoestima.
Y comprendiste que aferrarse, es la clave para llegar al destino que queramos con el alma.
MARIANO SANTORO

jueves, 13 de diciembre de 2018

El amor dura

Es probable que las circunstancias hayan puesto en el camino, varias piedras.
Pero tu propio camino, lo has logrado atravesando mucho más que obstáculos.
Y el equilibrio por la cual la vida te compensó, ha sido no salirte de tu fe.
La consistencia de creer que todo tiene un aprendizaje.
La solidez de tu corazón ha sabido dejar muy buenas huellas.
Continuaste creciendo mientras observabas diferentes comportamientos.
Y la sensatez de tus actos, han edificado el ser que aún tiene mucho por transitar.
Hubo instancias en la que el contrapeso casual, te supo guiar en la balanza personal de valores.
Te relacionaste con la mayor cantidad de personas que has podido y elegiste las que estaban para sumar.
La madurez emocional te permitió superar finales incompletos.
Y en cada amanecer, jamás dejaste de agradecer la armonía de tu ser.
Las proporciones han variado, pero la simetría con tus ideales se mantienen firmes.
Seguiste el ritmo de tus latidos y conociste el amor más puro, que es el de la espiritualidad.
Esa perfección divina, mejoró tu actitud.
Y potenciaste tu manera de comunicarte, porque te sentiste querida.
La pureza de las caricias recibidas permitió que crezca en vos, un estilo empático.
La bondad en tu modo de ayudar, perduran más allá del tiempo.
Todo lo que das, se hace carne en quien lo recibe.
Y sos vos, la que sabe perfectamente, que el amor dura y se multiplica al transformar todo en positivo.
MARIANO SANTORO

viernes, 7 de diciembre de 2018

Nacer, crecer, ser

Desde el primer instante que llegamos al mundo, hemos recibido una inmensa cantidad de amor incondicional y ese fue nuestro estilo de vida.
Emanamos todo el cariño que tantas veces llegaba para hacernos sentir bien.
Y así nos acostumbramos a vivir, porque dando lo mejor de uno, las demás personas tendrían la mejor versión de lo que somos.
Nacer con una misión y encontrarla a través de nuestro destino.
Emerger desde nuestras circunstancias y florecer.
Si el origen ha sido agradable, ese bienestar se multiplica.
Y es parte de nuestra naturaleza el hacer el bien y demostrar que se puede estar mejor.
Crecer con ganas de aprender de todo lo que nos rodea.
Maduramos en el desarrollo de nuestras emociones.
Y el corazón que bien sabe latir al cruzarse con personas a las cuales amamos, se agranda en calidad y en el dar.
Aparece la forma de nuestra esencia y fabrica verdaderos sentimientos.
Producimos una energía que sana y alimenta al ser.
Y la existencia se entretiene jugando como niños, viviendo en modo inocente.
Los valores con los que crecimos, germinan al tomar contacto con los que llegan para sumarse a nuestra vida.
Nos hicimos duros porque le dimos más importancia a la fe y saber que siempre había algo superior.
Y elevamos la mirada hacia lo divino y la luz eterna, nos protegió.
Siempre nos abrigó el amor genuino de la familia.
Y hoy, sale a la luz toda la hermosura del ser.
Desde la humildad, podemos agradecer y decir que nuestra existencia, es lo mejor que nos pudo haber pasado, porque disfrutamos el presente.
MARIANO SANTORO