En el viaje de la vida, hacemos una breve parada en la nueva estación.
Personas nuevas que se sumarán y serán parte del camino hacia el destino preparado.
Nos animaremos a conversar con las que sintamos que comparten la misma energía que nosotros.
Hablaremos de lo que ha sido el viaje hasta hoy y cada uno, contará sus experiencias.
Todas, nos dejarán algún mensaje.
Nos incentivaremos con algunas y quizás, otras nos aburran.
Nosotros también hemos pasado por algunas historias que hoy, ni nos animaríamos a contar.
Todo se supera y eso nos ayuda a crecer.
Hoy podemos reflejarnos en la gente ocasional y eso no significa que tengamos que padecer lo que ellos atraviesan.
Ya tuvimos nuestro tiempo de crecimiento.
Hoy, queremos disfrutar de las distintas tonalidades de la vida.
Nos sentimos bien y con ganas de estar mejor.
Una pequeña ambición que sale desde lo más profundo y quiere el bienestar.
Todo lo que nos rodea tiene su propio significado y a la vez, el que le damos.
Nuestra visión ha experimentado por mucho, para comprender que las miradas, cambian de tonos.
Los colores adolescentes que nos enceguecían, como también los que nos atrapaban y gustaban, hoy se lucen con la mirada adulta.
Deseamos con el alma, que nuestro derredor, combine con lo que sentimos.
Iremos por lo que nos haga crecer y jugar sin culpas, liberados de cargas ajenas y también de las pasajeras.
Porque en el viaje de la vida, debemos dejar sólo lo que nos haga estar en armonía con nuestro corazón.
MARIANO SANTORO