miércoles, 30 de octubre de 2013

Procesando sentimientos

Una de las tantas pruebas que nos da la vida, es la de controlar nuestras emociones.
A medida que crecemos, vamos descubriendo que algo interno quiere expresarse y lo hace a través de los sentimientos.
Y no tenemos poder sobre ellos, ya que tienen su propia independencia y no suelen escuchar a su dueño, sino que se largan solos, como chicos rebeldes que quieren jugar y sentirse libres y hacer todo lo que quieren sin sentir culpa.
Las diferentes palabras que definen las emociones, se mezclan y confunden al que las siente.
Vamos soltando lo que sale desde el corazón y no siempre se recibe una respuesta positiva.

Las reacciones ajenas, nos pueden producir una inestabilidad emocional, porque eso tanto ansiado, no llega al destino elegido por nosotros.
Y ahí está la clave, el destino que elegimos, tiene que ser compartido y debemos ser pacientes y entender que los tiempos ajenos, no son iguales a los propios.
A eso que vemos como algo perdido, le damos el nombre de fracaso.
Y en cada oportunidad de no lograr el objetivo, nos iremos cerrando hasta completar el círculo del amor no correspondido.
Aprenderemos a conocernos, pero desde el lado negativo; desde la no aceptación de lo que queremos para nuestra vida y que no llega.
Cada vez que se nos presente la chance de expresar lo que sentimos, esconderemos una gran parte por temor al rechazo.

No solo el corazón se va encerrando, sino que la mente le va a ayudar y luego, se hará difícil salir de ese estado.
Porque todas las emociones, son parte del estado del cual las representamos y las dejamos fluir.
Y lo que fluye, genera confusión en la otra persona, porque no está claro el lenguaje del cuerpo, ni de las palabras.
Sabemos que tenemos algo para dar; muchos lo llaman amor, otros, ofrecen lo que pueden.
Y cada una de esas emociones tiene un gran valor, porque nos pertenecen, pero tenemos que darle relevancia a lo que nos gratifica, a los que nos alimenta el alma y nos produce satisfacción.
La alegría, es la más reconocible, porque resalta de nuestro rostro y muestra lo que nos pasa por dentro.

Y como todo lo perdurable lleva su tiempo; tenemos que tomarnos el propio para ir procesando sentimientos y que no nos afecte.
Al fortalecernos por dentro, vamos haciendo un nuevo ser, con nuevos valores y con sentimientos puros; los mismos que nos brindarán plenitud.
Aprender a procesar los sentimientos y saber a quién se los damos, es importante para tener una vida sana.
Saber poner puntos cuando algo no va; corrernos y darle paso a comprender que es hora de enfríar lo que sentimos, porque siguiendo con la insistencia nos provocará mucho daño.
Hay que concentrarnos anímicamente para ir procesando sentimientos.

Porque llegará el día en que todo lo que sentimos, a alguien le importe y le llegue directo al corazón.
Entre los 2, lograrán una unión real, donde todo lo que estaba cerrado, comienza a confiar y se suelta, sale, porque siente que alguien  comprenderá todo lo que nos pasa, porque a esas mismas personas, les pasa lo mismo.
Esa fusión es posible y llega cuando dejamos atrás lo que vivimos y así, logramos atravesar el proceso que nos conduce a este nuevo camino en el mundo de las emociones.

MARIANO SANTORO

domingo, 27 de octubre de 2013

Volver a encontrarte

Cuántas veces te perdiste y pudiste ganar tiempo para vos?
Cuántas veces se oscureció tu entorno y luego, brillaste por cuenta propia?

La vida nos suele mostrar diferentes facetas y muchas, son para distraernos, para hacernos creer algo erróneo; pero es parte del aprendizaje.
Volver a nosotros es un viaje infinito y que siempre hay más por descubrir.
Solemos sorprendernos por alguna situación y de alguna manera, somos los generadores de esa situación.
Cuando tenemos una mente que ya supo valorar y tras haber pasado por instancias complicadas, las cosas van retomando su color verdadero.
Nuestra sinceridad se ha fortalecido y aprendimos que la vida sigue.
Volver e encontrarte en ese espejo y verte de otro modo.

Se descubre una mirada sabia que ha pasado por dolores propios y derrotas ajenas; que no hay culpa, sino que hay ganas de vida.
2 palomas libres que se reencuentran y hablan con sus miradas.
Que el diálogo que se mantiene frente a uno mismo es el que realmente importa.
Que está escondido en nosotros el secreto de muchas preguntas.
Que la libertad mental ayuda a la del corazón.
Que el brillo que empaña los ojos vuelve a despejarse y todo vuelve a una determinada normalidad.
Porque para ser completa, debemos estar completos interiormente.
Volver a encontrarte es positivo, porque sabés que hubo un pasado y momentos; porque luego de cansarnos de mirar hacia atrás, por delante, tenemos algo fantástico para nuestro futuro.

Las ataduras desaparecieron, el cariño sigue intacto.
Volver a encontrarte es encontrar en mí mucho más de lo que di alguna vez.
Volver a encontrarte es saber que no me equivoqué y que la paciencia tiene sus frutos.
Volver a encontrarte es poder ver que hay futuro en cada acción que haga.
Mientras podamos vernos a nosotros mismos y sentirnos orgullosos de lo que logramos y somos; el espejo reflejará el mejor brillo que pueda existir.
Si el metal más valioso es el oro, seremos eso.
Si la roca más preciada es el diamante, seremos eso.
Si lo abstracto más bello es un amanecer, seremos eso.

Seremos lo que queramos y siempre, seremos nosotros mismos.
Porque la esencia no cambia.

MARIANO SANTORO

sábado, 19 de octubre de 2013

Ayer

Ayer, es uno de los momentos más importantes en la vida de una persona.
Ayer, es cuando aprendiste lecciones que hoy, te hacen valorarte más.
Ayer, tuvo su instante y duró mucho tiempo, porque el día acompañó las palabras que se intercalaban, las miradas cómplices y las ganas de eternizar ese momento.
Son muchas las cosas que han pasado en el ayer de cada uno.
Ayer, aprendimos a caminar, luego de tropezarnos varias veces.
En algún momento del ayer, conocimos el dolor y ya sabemos que esas heridas, las cura el tiempo; por eso es sabio el presente.
En ese ayer, imaginamos un futuro; un mañana juntos, un viaje, una postal que marcara la felicidad de la cuál nos estábamos acostumbrando.

El ayer no debería ser triste, porque hoy, lo recuerdo y me gratifica.
Ayer, han visto la luz sentimientos ocultos.
Ayer, fue emocionante, porque lo disfrutamos, porque creímos y todo lo que duró, ha tenido un motivo; quizás no el que hubiese querido, pero no hay angustia, esa que alguna vez supo ser parte de mis dolores; hoy hay sabiduría, hay mucha paz interna.
Ayer, fue donde conocí el más hermoso mar; ese océano de energía que me supo limpiar de cosas que ya no quería.
Ese romance infinito entre el cielo, la arena y el mar.
Ese amor que está siempre y hace de la naturaleza, una pintura perfecta.
Nos sorprende saber que no hay amaneceres iguales, ni ayeres parecidos.

Cada ayer es único y tiene lo suyo.
Uno, es quien lo hace especial; junto a la buena compañía que se funden en las circunstancias que surjan entre ambos.
Son demasiadas las cosas que pasaron en el ayer y en este caso, la cantidad importa, porque también hubo calidad.
Todo lo vivido, ya ha sido aprendido.
Todo lo experimentado, ya ha sido practicado.
Todo lo que esté por venir, es consecuencia de querer vivir.
Ya todo lo herido, ha sido sanado.
Ya todo lo sufrido, ha sido superado.
Lo que no debemos olvidar es el ayer personal.
Cada uno sabe el valor que tiene que darle.

Ayer, fue uno de los más intensos momentos de mi vida, porque pude conocerte.
Ayer, hoy y siempre, estarás!

MARIANO SANTORO

jueves, 17 de octubre de 2013

Gracias

Gracias, es una de las mejores palabras que existen y con un mágico poder!
Gracias, en cada amanecer; al orar en las noches y esperar la respuesta divina a nuestros pedidos.
Gracias, por aprender a esperar y ser pacientes, porque cuando llega lo anhelado, la satisfacción es inmensa y nos sentimos plenos y alegres; porque el destino se encarga de decirnos que merecíamos recibir lo que ya ha llegado.
Gracias, porque lo que hemos vivido, forma parte de un hermoso baúl lleno de recuerdos que hacen que nuestra existencia, tenga sentido.

Gracias, por hacerme expandir mi visión y ver más allá de las circunstancias.
Gracias, por la fe que ha crecido a medida que voy atravesando obstáculos.
Gracias, por la esperanza y ver que todo llega en el momento que Dios lo desea según su voluntad.
Gracias, por esas lágrimas que han sabido caer alguna vez y hoy, dejaron paso a los buenos y sanos sentimientos.
Gracias, por cada enseñanza, ya que en los exámenes de la vida, debemos aprobarlos y esa motivación, nos hace crecer.
Gracias, por haber conocido esos instantes de oscuridad, ya que hoy, valoro mucho más la luz que brilla desde mi interior.

Gracias, por la amistad que nadie puede frenar, porque ni la distancia impide el cariño genuino que sale de nuestro ser.
Gracias, por los silencios que me dicen que no estoy solo y que la soledad no depende de un cuerpo, sino de una persona.
Gracias, por el descanso necesario para poder soñar y luego, accionar para hacerlos realidad.
Gracias, por querer perfeccionarme, ya que la única limitación es no intentarlo.
Gracias, por la sabiduría del empedrado, las que me han hecho la persona que soy hoy.
Gracias, por darme cuenta que toda palabra negativa se puede borrar del diccionario, ya que lo positivo, es lo que me hace seguir camino.

Gracias, por darle buen uso a mi cerebro y seguir planificando cosas y seguir cumpliendo metas.
Gracias, por acrecentar mis dones, ya que de esa manera podré seguir dando más a mi prójimo.
Gracias, por guiar mis manos para poder expresarme a través de la escritura.

MARIANO SANTORO

domingo, 13 de octubre de 2013

Corriendo hacia tu ser

Muchos han sido los caminos que anduviste.
Demasiados destinos para encontrar el propio.
Fuiste parte de algunas historias, salvo de la tuya.
Diste todo lo que pudiste mientras atravesaste una etapa de tu vida.
Viste tantas cosas que han llenado tu mente con excesiva información.
Y ya era hora de limpiarte, de sacarte lo que sobraba, lo que ya ni siquiera eran recuerdos.
Mucha acumulación de datos que no servían.
Kilómetros de mente utilizada por pensamientos ajenos.
Hasta, casi, habías dejado de ser vos.
Pero fuiste paciente y esa espera, se transformó en esperanza.
Toda la fe, se hizo felicidad.

Y hoy te ves corriendo hacia tu ser.
Como para ganar ese tiempo que creíste perdido y no has perdido nada, porque todo fue parte del aprendizaje.
Sabías que tu alma tenía una misión y era guiarte al camino verdadero, al único donde no le debés nada a nadie, sino que simplemente podés cumplir el rol que desees, porque sos dueña de tu ser.
Cuando ya te sentías morir, tuviste tu propio renacer y es el que te hizo encontrar tu verdadero ser.
Todo tiene un motivo y cada pregunta su resolución.
El tiempo es tan solo una pequeña excusa del destino para hacerte ver y que comprendas el significado de la vida..
Y siempre habrá tiempo si el corazón quiere latir.

Porque en las eternas ganas de vivir, no se admite lo que es sufrir.
Las puertas se abrirán y en cada una, tendrás tu nueva oportunidad.
Cada vez que mires hacia el cielo, podrás ver las estrellas que te iluminan.
Y son las mismas que hoy, te hacen ir corriendo hacia tu ser.
Ese apuro mezclado de sorpresa que te motiva tu parte activa.
Te encendiste al saber que en vos, hay un fuego eterno.
Ya toda lágrima, se secó y dejó paso a la alegría.
Corriendo hacia tu ser, es lo que anhelaste, lo que incluso imaginaste y hoy, ya es mucho más que una realidad.
Es saber que tu guía interno, tiene el absoluto control de vos.

Y todo el inmenso poder del universo, está a tu alcance; porque para eso, ya no tenés que correr, sino que ha llegado el momento de disfrutar.
MARIANO SANTORO

martes, 8 de octubre de 2013

Sentimiento iluminado

Movilizante puede ser la sensación interna, cuando estamos quietos.
Eso que revolotea en nuestro cuerpo.
Ese lápsus en el que nos transformamos en mejores personas.
Todo lo que exteriorizamos por sentir eso tan especial.
Eso, es un a la vida y al amor.
Sentimiento iluminado; es lo que nos permite brillar cuando sabemos que nuestro corazón, tiene un motivo para acelerar sus latidos.
Tanto por expresar y no existen las palabras para hacerlo.
Nuestra mirada muta en un haz de luz que por donde pose su visión, es como el mismo sol que entra por una ventana en el mejor amanecer.
Y ese amanecer es el que nos despierta, nos motiva a seguir sintiendo, porque lo que vemos nos agrada, nos alegra.
Sentimos porque vivimos algo que nos hace bien, que fortalece las emociones.
Nos dan ganas de hacer y no importa lo que sea, ya que la mejor actividad para hacer, es amar.
Amarte es darle un gran espacio en mi ser, a tu ser.
Una persona es mejor, cuando vamos desechando sombras de viejos amores, porque hay una nueva luz que aleja cada sombra, cada rastro de algo que ya no es parte de nuestro presente.
Y es un autoregalo, porque el premio es ese sentimiento iluminado que me guía hacia mi mejor camino, que es el que marca el corazón.
Esos ojos ajenos, que ya son parte del mismo brillo que nos deja ver lo nuevo, que nos asombra, nos sorprende.
Y la sorpresa es bella, porque bello es el instante que ya es parte y no deja separar, porque para amar, hace falta sentimientos y no son cuestionamientos, porque ya todo es respuesta y no hay que dar vuelta, porque la verdad es recta.
Sentimiento iluminado es esa protección interna que va cubriendo nuestro exterior.
La demostración de acciones se nota en nuestras facciones.
La gesticulación de sensaciones no sabe de limitaciones.
Porque todo está permitido cuando se trata de expresar lo que nos está pasando.
Se abren las puertas de la inocencia y sale todo lo positivo que vive en nosotros.
No hay timidez, sólo es sencillez.
El amor es simple, se disfruta y se vive.
No sabe de tiempo, sino que es algo duradero.
El amor no necesita ponerle nombre, porque nombre ya tienen las personas que aman.
Sentimiento iluminado es lo que comienza a tomar forma y se materializa en caricias.
Son las que nos hacen sentir con cada roce, algo inéxplicable y es bueno que no se lo pueda definir, para así, disfrutarlo más y no darle importancia a la mente, que aunque sabemos que está presente, el único que realmente siente, es el corazón.
MARIANO SANTORO

viernes, 4 de octubre de 2013

Experiencia uno sobre uno

Partimos desde una semilla que con el tiempo crece y va tomando forma.
Vamos desprendiendo partes; abriéndonos a la vida y abrazando lo que esté cerca.
Nacemos a un mundo que tenemos que descubrir y esa, es una de las tantas misiones que nos toca vivir.
Debemos aprender, porque somos dependientes hasta que conocemos la libertad.
Cuando entendemos que hay cosas que las podemos elegir por nuestra cuenta, le damos otro valor.
Y a la vez, vamos conociendo los valores humanos; esos que nos servirán para todo este viaje llamado vida.

La mejor enseñanza, nos la proporciona la vida misma; la calle, el empedrado; ya que ahí es en donde se ve una realidad en la que tenemos la obligación de cuidarnos y protegernos, porque no es para sensibles.
Y de alguna manera, tenemos que endurecer lo que más queremos; entre esas cosas, nuestro corazón, para que sólo se dedique a amar y hacer el bien.
Nuestros pétalos comienzan a despertar, al igual que nuestras sensaciones.
Nos extendemos y vamos queriendo ocupar un espacio importante en la vida; queremos dejar huellas y darle un buen sentido a nuestra existencia, a este paso por el planeta.

Mucho de lo que vemos afuera es para saber reconocer que lo que verdaderamente importa, está en nosotros mismos.
Le vamos dando un nuevo sentido a lo que nos habían mostrado, porque no todo es como dicen y la mejor manera de comprobarlo, es por nuestra cuenta.
Y nuestro crecimiento, se tiene que hacer en todos los niveles y esa tarea, no es fácil.
La autoestima es un elemento principal, sumado a todo lo que nos permita expresar los sentimientos sin que estos, nos afecten.
Aprender a dar, para recibir lo correcto.
Y somos una gran unidad.
Somos UNO.
Y a ese ser, queremos que crezca, que se reproduzca, que se nutra y vaya compartiendo con otras personas.

Toda la experiencia que hemos sabido aprender, la podemos compartir y hasta enseñarla por el bien de los demás.
Vemos que todo dolor se puede transformar en sufrimiento y es un gran ejemplo para poder brindar nuestra ayuda.
Nos vemos en el otro y en su problemática.
Nos encontramos luego de haber conocido lo que es perder.
Nos maravillamos con nuestra propia luz interior, porque alguna vez nos sentimos débiles ante la oscuridad.
Dicen que el saber no ocupa lugar y ese mismo conocimiento, nos es útil y nos hace serviciales ante nuestro prójimo.

Podemos hablar, porque aprendimos a escuchar.
Podemos ayudar, porque hemos sabido entender los consejos sabios que nos han dado.
Y somos una gran cadena llena de eslabones que vamos afianzando y uniéndonos con más fuerza, cuando nos reconocemos, cuando encontramos similares, cuando son nuestros brazos los que pueden tenderse al que está caído.
Todo lo que entra por nuestra vista, se aloja en el cerebro y vamos categorizando y algunas cosas, las alojamos en nuestro corazón, que es lo más valioso que tenemos.
Podemos ser modelos, porque nosotros mismos hemos visto ejemplos que nos sirvieron para crecer.

Nos reflejamos en otros ojos.
Nos vamos abriendo a la confianza.
Y nos dan un espacio en el corazón ajeno.
Vivir en nosotros, es aprender a valorar al otro.
Proyectamos no solo planes e ideas, sino que esa proyección es eterna y a la vez, se refleja en la vida de los demás.
La experiencia uno sobre uno, es un conjunto de sensaciones y emociones, es hablar y escuchar, es abrazar y saber que podemos amar y que nos pueden amar.
Es el boomerang del amor verdadero.
El ida y vuelta de nuestra entrega; la misma que ilumina el camino para los que quieran seguirnos.

Hay un hermoso viaje por delante y tenemos el gran faro llamado Dios, que nos acompañará y será nuestro guía.
MARIANO SANTOR
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