viernes, 7 de octubre de 2011

Tu sol interno

Todos podemos brillar aunque el afuera nos muestre otra cosa.
Seamos insaciables al querer ser feliz.
Tu sol interno es lo que te da las fuerzas necesarias para crecer y dar ese paso diario hacia el camino que elegiste.
Soñá que podés hacerlo y lo vas a lograr.
Ese calor que viene de tu profundo ser, es el que te incentiva; el que te da la energía para querer amar y ser amado.
Dentro tuyo hay infinidad de sensaciones y todas las podés aplicar para tu bienestar.
Si tan solo lo pensás, andá en búsqueda de cumplir esa fantasía.
Pueden ser muchas las veces en las que las lágrimas se quedan ahogadas en tu interior; pero debés procesarlas y transformarlas en sonrisa.
Todo lo negativo que llega a tu vida, puede mutar.
No hay guerras cuando tu corazón está en paz.
No hay miedos cuando alguien te ama de verdad.
No hay tiempos cuando vivís cada día como si fuese el último.
Y si aún no te descubriste en tu totalidad, buscate en tu interior; ahí están tus secretos, tus ganas de amar, tus sueños a punto de despertar; todo está en vos.
Todo lo bello del mundo está en vos y podés sacarlo cuando quieras.
El gran aprendizaje es dosificar lo que damos para que no nos hagan daño.
Esa luz que nos ilumina cada día es la que nos alimenta a seguir, aunque tengamos momentos de oscuridad.
Esa lucecita que por momentos ni vemos y dudamos que esté en nosotros, podemos hacer que sea un gran sol.
Que nos brille internamente y salga por los poros; que nuestra piel comience a emanar luz de amor.
Que en cada brillo sepamos lo que hacemos.
Que el hacer el bien sea una de las reglas principales de nuestra vida.
Que en cada abrazo que demos o nos den, exista un cariño sincero y se traspase una gran energía.
Que en cada beso que nos permitamos dar y recibir, nos dejemos llevar al lugar que imaginemos.
Que todo nervio que venga externamente, lo hagamos dulzura.
Que cada situación o problema, podamos cambiarlo.
Que nos demos cuenta que ya es hora de empezar a vivir la realidad y que todo mal momento, quedó en algún lugar ya perdido y lejano.
Uno de los grandes misterios de la vida es llegar a conocerse uno mismo; ya que es infinita la inmensa cantidad de emociones y sensaciones que podemos tener.
Nuestra mente la limitamos con prejuicios y reglas que nos impiden ser felices.
Seamos capaces de elegir lo mejor para nosotros y para lo que esté por venir.
Tengamos bien en claro lo que queremos pero sin dejar de ser flexibles.
Que el calor de ese gran sol que somos, nos de un baño de amor y sabiduría!
MARIANO SANTORO