Ya no se trata de días o noches, sino de tiempo.
Y es ese mismo tiempo el que me permite conversar con mi íntimo ser.
Y ya han sido muchas las veces en que había perdido tiempo buscando, hasta que me di cuenta que lo que sí importa, es encontrar.
Y las sábanas me hablaron de vos.
Son las que te extrañan, las que saben lo que se ha vivido.
Son las que mientras acarician, tienen buena memoria para recordar lo que les diste; lo que le dimos.
Y son las almohadas que con su gentileza, quieren devolver la sutileza de tus abrazos.
Y no hay comparación posible, porque lo imposible, hoy ya ni siquiera es desafío.
Desde la creencia, me doy cuenta de lo que he sido y he dado.
Miro hacia el futuro y me encuentro abrazado.
Tu rostro se ha esfumado y aunque no pierdo las esperanzas, sé que hoy es una danza muy difícil de bailar.
Y en el baile de mi cama, me encuentro con esas rosas que ni siquiera pueden imitar tu belleza, porque no hay naturaleza en la que puedas reflejarte.
Mi corazón te ha servido de espejo y hoy, sólo me reflejo en mis sueños.
Y en la balanza de haber vivido, sé que también he sufrido, pero estoy vivo y eso es lo que cuenta, porque no se trata de números, sino de experiencia.
Y todo lo que quise, es quizás hoy lo que nadie me dice.
Y me enrosco entre las sábanas y rosas y te imagino en mi fantasía.
Y la noche se transforma en día y sé que aún puedo, porque no se trata de juego, sino de mi vida.
Estás perdida y te quiero encontrar.
Viajaré hacia mi corazón y conversaré con vos, porque aunque no estés físicamente, ese es tu lugar eternamente.
MARIANO SANTORO
Y es ese mismo tiempo el que me permite conversar con mi íntimo ser.
Y ya han sido muchas las veces en que había perdido tiempo buscando, hasta que me di cuenta que lo que sí importa, es encontrar.
Y las sábanas me hablaron de vos.
Son las que te extrañan, las que saben lo que se ha vivido.
Son las que mientras acarician, tienen buena memoria para recordar lo que les diste; lo que le dimos.
Y son las almohadas que con su gentileza, quieren devolver la sutileza de tus abrazos.
Y no hay comparación posible, porque lo imposible, hoy ya ni siquiera es desafío.
Desde la creencia, me doy cuenta de lo que he sido y he dado.
Miro hacia el futuro y me encuentro abrazado.
Tu rostro se ha esfumado y aunque no pierdo las esperanzas, sé que hoy es una danza muy difícil de bailar.
Y en el baile de mi cama, me encuentro con esas rosas que ni siquiera pueden imitar tu belleza, porque no hay naturaleza en la que puedas reflejarte.
Mi corazón te ha servido de espejo y hoy, sólo me reflejo en mis sueños.
Y en la balanza de haber vivido, sé que también he sufrido, pero estoy vivo y eso es lo que cuenta, porque no se trata de números, sino de experiencia.
Y todo lo que quise, es quizás hoy lo que nadie me dice.
Y me enrosco entre las sábanas y rosas y te imagino en mi fantasía.
Y la noche se transforma en día y sé que aún puedo, porque no se trata de juego, sino de mi vida.
Estás perdida y te quiero encontrar.
Viajaré hacia mi corazón y conversaré con vos, porque aunque no estés físicamente, ese es tu lugar eternamente.
MARIANO SANTORO