viernes, 6 de noviembre de 2009

Ilumíname por siempre

Hay mucha gente que te quiere y otras que hasta te aman.
Llegaste a un nivel de encierro para no permitir que el sufrimiento llegue a vos.
Algunas veces sentiste que te equivocaste y tuviste la chance de pedir perdón.
Las segundas oportunidades no son para todos y las tuviste.
Hay sensaciones que no pueden expresar tanta emoción: un llamado no esperado, una voz que casi habías olvidado y toda la dulzura que te provoca esa persona, hacen que te sientas bien y así, mejora tu día.
La sensación de extrañar es de por sí, extraña. Uno se permite conocer a alguien y el diálogo fluye tan natural que al no estar cerca, no tener a esa persona te hacen querer verla y recuperar cada momento que te dio.
Hay momentos que no se repiten, pero si hubo cosas buenas, se puede remontar desde ahí.
Continuar desde lo bueno, esa es la clave.
Todos alguna vez hicimos daño a gente que no lo merecía, pero las confusiones y dudas nos llevar a pensar mucho más de lo que vemos.
El cerebro nos manda mensajes y suele fallar. Por eso debemos ser guiados por el corazón.
Si amamos, podemos volver a hacerlo.
Si quisimos, podemos intentar.
Incluso si odiamos, podríamos probar si somos capaces de cambiar ese sentimiento.
Es mucho lo que se puede hacer si hay ganas.
Es mucho lo que se gana, si creemos que al hacer cosas buenas seremos premiados y no materialmente.
Las caricias al corazón y al alma, quedan por siempre.
Un día, sentiste que estabas perdido, que te habían defraudado y te fuiste encerrando.
Fuiste acumulando capas y capas de rencor. El asombro, la tristeza, el no saber el verdadero motivo, te llevaron a la incertidumbre.
Quisiste hacerte más fuerte y lo que se hizo fuerte, fue tan solo tu dolor. Cada vez más profundo.
Alternaste sentimientos y disparaste con gente que no tenía culpas. Pero no lo sabías.
Uno solo no puede saber todo y mucho menos, hacer las cosas correctas. Debemos tener la certeza y evaluar cada situación y valorar lo que nos dieron y lo que perdimos y si estamos preparados a recuperar.
Quiero mucho para mi vida y vos también tendrás tus sueños.
Vamos por eso. Vamos por los latidos que nos alegran. Lo que nos motiva a hacer el bien y a dar más de lo que nos dan.
Al dar con alegría y sin esperar respuesta, somos premiados. No todo es visible y ahí está la sabiduría.
Hay mucho más que no conocemos y en todo el mundo fascinante de las emociones, del amor, de las relaciones humanas y de pareja, hay cantidad de cosas que nos llenan.
Creer que hay más y buscando el camino correcto se llega.
Tentaciones habrá muchas. Momentos amargos también los habrá. Pero si nos gusta lo dulce, lleguemos hasta casi empalagarnos.
Amemos lo que hacemos. Tomemos la mano de quien nos da su amor y sigamos juntos.
Mirando en nuestro interior veremos lo que deseamos.
Abandonemos el encierro y dejemos caer esas paredes que nosotros mismos edificamos.
Dejemos que entre el brillo de amor. El que nos va a iluminar también cuando tengamos momentos oscuros.
MARIANO SANTORO