jueves, 19 de noviembre de 2009

Momento de recordarte

El día amagaba con lluvia, con mal tiempo.
Pero el insistir tuvo sus logros y pudimos conocernos.
Eras hasta ese momento, una simple persona con la que me iba a encontrar.
El vernos y la primera impresión no fue asombrosa, pero algo ya perfilaba como que había algo más. Como que la confianza estaba instalada y ni siquiera llevamos juntos unos minutos.
Ya veníamos sabiendo mucho uno del otro. Había ganas y deseos. El tener la presencia física cambia mucho la perspectiva de lo que uno quiere.
Fui impulsivo y me dejaste serlo.
Te besaba, te daba muestras de afecto con pequeños besitos y temía porque fuese la última vez. Las cosas buenas no suelen pasar seguido y menos para quedarse un buen tiempo.
La charla fluía y al mirarte descubría que me gustabas más y más.
Me tiraba abajo y sentía que no estaba a tu altura. Esa altura que no se mide en centímetros.
Pero tenía mi pasado y mi seguridad. Mis nervios aparecían algunas veces.
Y se hizo la hora de tu partida.
Me quise hacer el romántico al agarrarte de la mano y noté tu distancia que a medida que caminábamos, desaparecía.
Logré abrazarte y sentir las enormes ganas de verte de nuevo y no quería que te vayas. Y vos sentiste lo mismo.
Ese sueño que estaba viviendo era muy lindo y el despertarme no era lo que estaba en mis planes.
Fue lindo y a vos también te pasó. Supimos que algo nacía.
Una circunstancia algo rara me demostró la persona que eras en realidad y te estaré por siempre agradecido. Vi tus valores, sentí tu cuerpo, tu pasión, tus ganas de más.
Hubo amor y sabemos que fue real.
No es tarea fácil acoplar a alguien al estilo de vida que uno tiene, pero le pusimos onda.
Choques y otra vez alguna que otra distancia, intercambiadas con cariño, nos hicieron extrañar y los encuentros eran fantásticos.
La fantasía ya era realidad.
Corrimos y nos tropezamos.
Quizás volé demasiado y aún no tenía mi título de piloto profesional.
No me importó, ya que sentía que eras la elegida y no por mí, sino por mi corazón.
Y la vida siguió y nos entregamos, llegamos a fusionarnos y nos gustó.
Volvimos a soñar despiertos, pero al cerrar los ojos apareció algo que no estaba preparado.
Una tarde te despedí y sabía muy dentro de mi ser que era el final de algo que no tuvo principio legal.
Ya comenzabas el regreso a tu mundo.
Tus obligaciones y ese maldito pasado que no te dejaba caminar.
Miles de motivos y excusas, pero cuando uno quiere se la juega y los caprichos te mataron.
Me diste bronca y te odié.
Me enfermé y mi cura eras vos.
Volví a caer y sin fuerzas me propuse levantarme.
Y hoy, estoy acá, pensando en vos y recordando el primer café, el primer beso, nuestra primera noche juntos.
Te quise y hasta es probable que te haya amado.
No sé si podría volver a hacer algunas cosas. Abandoné muchas de las que no te gustaban.
Pero hay algo que jamás lograrás que cambie.
Y son las ganas de verte y decirte que siempre serás parte de mi vida y de mis recuerdos.
MARIANO SANTORO