Hoy sé muy bien que es tiempo de hablar.
Oí muchísimas historias y fui un buen espectador de todo lo que le pasaba a la gente que me rodeaba.
Sus malestares, sus sueños quebrados, sus separaciones.
Conocí la bronca y el odio y los usé en algunas oportunidades.
Conocí el sabor de disfrutar y a la vez pensar en un futuro.
Conocí la oscuridad, por eso hoy quiero mostrar mis colores.
No todo me ha sido regalado.
Cada día rindo examen y quiero aprobar con buena calificación.
Una nota para zafar, ya no me conforma.
El progreso es necesario.
El abrirme y dejar salir los sentimientos y mostrar mi humanidad, mi simpleza, mis necesidades, anhelos, planes y metas; es lo que quiero hacer.
Le di un buen uso a mi vista y ví cosas que no quiero para mi vida.
Las lágrimas que he acumulado, solo serán usadas en alguna ocasión especial.
El perdón y las gracias los he hecho parte de mi vida.
Tengo mucho de romanticismo, de emocional, de sensibilidad.
Y a la vez de soberbia, de orgullo y ego.
Tengo de todo, porque soy una de las personas que cree que todo es necesario en algún momento de nuestra vida.
Es como tener las cartas correctas para poder jugar en el momento preciso y salir bien parado.
Estoy conociendo una gran gama de colores nuevos o que aún no conocía.
Una variedad que me permiten poder pintar mejor mi vida.
Vivir nuevas experiencias en las cuales me siento cómodo.
Y me alegro de haber aprendido a ponerme en diferentes situaciones, ya que hoy, no me siento ajeno y me adapto muy bien.
Hay algo en mí que desea salir y mostrarse y no creo que signifique exhibirme, sino que manifiesto una alegría que no mucha gente me ha visto.
En mi vida privada, que luché por no hacerla pública, salvo a la gente que me interesa, supe tener muchas cosas y hoy, me gusta lo que tengo.
Me siento contento y en el día a día sigo aprendiendo cosas y esa mezcla de maestro-alumno me satisface.
Mientras pueda seguir iluminando a mucha gente con mis colores, lo haré y podré compartir el brillo de ser feliz.
MARIANO SANTORO