Las dudas y preguntas que nos invaden cada día, crecen a medida que nos vamos jugando más y más por alguien o algo.
Todos nos fuimos acostumbrando a situaciones y en muchas de ellas, esas que no queremos recordar pero nos siguen, no la pasamos bien.
El cerebro nos sigue contaminando el corazón.
Mientras no usemos lo que nos dicte el corazón, estaremos mal.
La mente nos dará señales sobre qué hacer o no.
Nos puede repetir la cantidad de veces que hemos dicho que NO a situaciones, por prejuicios infantiles, por caprichos, etc.
Las dudas nos hacen frenar en muchas cosas, son como un semáforo y así, no se avanza.
El prevenir está muy bien, pero si nos protegemos de todo lo que nos pasa, no nos permitimos disfrutar y ahí, es un camino hacia atrás.
El avanzar, está en nosotros si es que queremos triunfar o tratar de ser feliz.
Nada puede ser imposible si no lo probamos.
Está en nosotros el cambio.
Cambiar y modificar algunas costumbres en pos de ser feliz y más si lo que deseamos es compartir muchos hermosos momentos con alguien.
Dudar no es malo, al contrario, es como que algo dentro de nosotros nos puede prevenir de algo que nos puede hacer mal, nos puede dañar y está muy bien que suceda.
Pero debemos frenar, parar un poco y ponernos a ver los pro y contras que nos puede dejar lo que estemos por hacer.
De a poco, cada duda, cada pregunta, cada misterio, se responderá solo y en caso que así no pase, tenés la opción de compartir tu duda y preguntar.
Alguna amistad estará dispuesta a ayudarte.
Entre 2 se logra mucho y si hay cariño de por medio, mejor.
Si en tu ser, hay muchas preguntas, es porque algo en vos quiere tener las respuestas a todo.
El querer saber es algo natural, es querer saber cómo actuar en cada momento que nos toque.
En cada amanecer, hay una nueva pregunta dispuesta a ser respondida.
Y cuando no la encuentres, porque ya recorriste todas las alternativas, buscá dentro tuyo.
Y te estará esperando!
MARIANO SANTORO