sábado, 30 de noviembre de 2013

Naturaltura

La naturaleza es sabia.
Lo natural, nos hace saber que la vida nos ofrece una inmensa cantidad de regalos que tienen el mayor valor que pueda existir.
A medida que vamos descubriendo todo lo que está a nuestro alrededor; nos tomamos un tiempo para mirar más allá; en este caso, hacia arriba.
Es en las alturas cuando descubrimos todo el mágico cielo que nos habla.
Esa misma altura que hace querer elevarnos y sentir la vida de otra manera.
Naturalmente, buscamos en vez de encontrar.

Altura, no sólo habla de estatura; sino de saber que hay un lugar que nos brinda la paz necesaria.
Las metas que nos proponemos, son las que más deseamos cumplir; porque eso es querer llegar a una nueva cima en nuestro crecimiento.
Es la importancia de aumentar de niveles; porque en lo emocional, físico y espiritual; lo natural y la altura, tienen una conexión especial.
Esa unión que nos mantiene en un estado de tranquilidad.
Lo que la naturaleza nos da, es sano; nos ayuda a crecer.
Los instintos naturales que nos permiten experimentar situaciones.
Todo lo que genuinamente es natural en nosotros, lo disfrutamos; porque hay raíces que están bien aferradas a los valores, a todo lo que vivimos desde que nacimos. 

Nuestro origen es el que se conecta con nuestro destino.
Es el milagro natural que vive en las personas puras.
La creación divina del universo es parte de la naturaleza.
Todo ese misterio que desea ser descubierto, es parte de una de las misiones que tenemos en la Tierra.
La elevación de nuestro ser; desconectarnos con lo mundano sin perder lo natural que está en el interior.
Todo lo maravilloso y bello que vemos en el exterior, es naturalmente hermoso porque es el reflejo de lo que somos.
Nos encontramos en lo habitual; nos perfeccionamos cuando sentimos que hay mucho más por descubrir.
Cuando el ser, deja al parecer.
Cuando el agua y la tierra; hacen esa mágica unión.

Cuando el árbol de la vida, nos regala su rocío para refrescarnos.
La verdadera dimensión de la altura, la logramos cuando somos naturales.

MARIANO SANTORO

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Airesencia

El aire es imprescindible para vivir.
La esencia, lo más importante que tiene una persona.
Respirar respeto.
La pureza de nuestra esencia es la mayor riqueza.
La divinidad expuesta es lo que más se muestra.
El aroma del amor es la fe.
Y la felicidad es el perfume que viste nuestro ser.
Existir es nuestra razón para vivir.
Seguir, sentir, soñar, volar.
Blanca alma que se transforma en los mejores colores del espíritu.
La poesía es la filosofía del romántico.
Sustancia que en mayor calidad es ganancia.
La persona percibe y recibe satisfacción.
La canción es la melodía del corazón.
De cada acto, se saca un extracto y define, pero no es el fin.
El universo, no pertenece a ningún verso y florece como un jardín.
Palabras para florecer y poder verlas crecer.
Crecemos por dentro y el exterior lo refleja.
Y el espejo es el mejor consejo que nos empareja con la realidad.
Y en la espiritualidad, eternizamos la vida.
La esencia es permanente en la finitud humana.
Aire, parte del viento, parte del cielo, parte de uno.
Aire, de un amanecer y un desayuno.
Respirar es tan hermoso como mirar; es lo que nos da vida.
Es la sorpresa que está escondida.
Es lo que nos motiva a ir por más.
Esencia en la presencia del amor.
Lo que nos aleja de la ausencia y el dolor.
Aire y esencia son el equilibrio adecuado para una vida verdadera.
Lo externo amando a nuestro interior.
Protector de belleza, seguridad y grandeza.
En cada célula de nuestra humanidad, reina la esencia.
Aprendemos a valorarla y sentirla cada vez más cerca.
Esencia que es guía y nos hace confiar.
Aire que nos acaricia y mima.
Que nos renueva y fortalece.
Sumando el amor que nos pertenece y que deseamos dar.
Y nos expandimos para abrazar.
Y todavía hay mucho por soñar.
Y mucho más por cumplir.
Y ese aire que nos hace construir.
Lo más sagrado que podamos tener.
Y es la esencia del ser.

MARIANO SANTORO

viernes, 22 de noviembre de 2013

Destinoble

Sin una guía, es muy probable que una persona se pierda.
No conocemos todos los caminos y eso nos sirve para aprender nuestra finitud.
Cada uno de los caminos que nos toca atravesar en la vida, son para cruzarlos y llevarnos algo.
No siempre ese algo es a favor y eso también es bueno, para darle mayor valor a lo que nos sucede.
Un día, nos decidimos empezar a caminar y ese es el punto de partida.
Nos proponemos una meta, un destino.
Ese será nuestro punto de llegada, para luego comenzar con otro propósito en nuestra vida.

Cuando vamos rumbo hacia ese destino, vamos perfeccionando mucho de lo que acumulamos en la mochila mental.
Las señales externas se cruzan con los sentimientos y nos damos cuenta que hay algo que no va y ahí, frenamos y a veces, torcemos ese rumbo.
Cada circunstancia nos produce sensaciones internas y aparecen las preguntas.
Ese es el tiempo de hacer uso de la balanza de valores, porque es la decisión más importante a tomar.
Todo lo que nos sume, lo que deje buenas huellas, nos permitirá seguir hacia nuestra destino.
Lo demás, se deja al costado del camino y bien lejos de nosotros.
Si nos dejamos guiar por el corazón y nos somos fieles a nosotros mismos; nos transformamos en personas nobles.

La generosidad es una de nuestras virtudes.
La fidelidad de lo que somos y ofrecemos.
La estima que nos tenemos y podemos brindar a quien nos rodea.
Un corazón noble es el mejor consejero.
El espíritu se alimenta de calidad humana.
En el destino, nos encontraremos con causas y razones; con certezas y aciertos.
Y la verdad en nuestros pasos, la sentiremos profundamente.
La honradez nos mantiene firmes.
Y la sinceridad en nuestras palabras, sirven para comunicarnos con personas afines.
La dignidad en lo que sentimos.
La lealtad de cumplir lo que nos propusimos.

Y la dirección correcta, la sabe nuestra noble alma.
Así, llegaremos al destino deseado.

MARIANO SANTORO

martes, 19 de noviembre de 2013

Paraísoñar

Cada persona tiene sus creencias, pero lo más importante es creer en uno mismo.
En que dentro suyo hay un poder especial y único con el cual poder hacer realidad muchas cosas.
Cada persona sueña su paraíso personal; un lugar soñado en el cual vivir y disfrutar de su amor y el que recibe de su pareja, de la vida y de la naturaleza.
Ese paraíso donde todo lo que ve, es lo imaginado, es algo que sorprende y maravilla interiormente.
Las ventanas del alma se abren para dejar entrar todo lo mágico que hay en ese paraíso.
Cada uno es dueño de sus sueños.

Cada uno se permite fantasear y volar, porque cuando uno se deja guíar por el corazón, no hay límites.
Podemos crear mundos y lugares.
Podemos construir esos sueños que luego, tendremos la tarea de hacerlos realidad.
Cuando nos vamos purificando de manera interna; nos vamos limpiando de todo lo que nos ha hecho daño.
Comienzan a salir las oscuridades que han quedado guardadas en algún rencor, pero que ya se están alejando y no volverán, porque así lo deseamos.
Y una inmensa luminosidad, nos permite ampliar nuestra visión.
Y todo lo que comenzamos a mirar, lo vemos diferente, porque le damos otro valor a lo que observamos.

Valoramos ese despertar y ese descanso para renovar sueños y energías.
Y esas mismas energías son las que nos fortalecen; las que nos hacen empezar a edificar ese paraíso.
Ese espacio personal en el que podemos ser nosotros mismos; en el que no hay temor, porque la luz es todo lo que nos rodea.
Y esa misma luz es la que le da brillo a nuestra vida.
Y de a poco, esos sueños comienzan a aparecer y van llenando cada lugar al cual le daremos una prioridad, una posición según nuestras necesidades.
Por eso es muy importante mantener una mente limpia y pura; en positivo, para poder creer, para poder inventar todo lo que queramos, porque somos los dueños absolutos de todo lo que provocamos, de lo que accionamos y realizamos.

Para ir a ese paraíso elegido; sólo debemos soñar.
Y al despertar, veremos que en nuestro ser; hay algo listo para comenzar a vivir.

MARIANO SANTORO

martes, 12 de noviembre de 2013

Tiemposibilidad

Las mismas horas que muchas veces no alcanzan para realizar todo lo que tenemos en nuestros planes.
Una extensa lista de espera.
Y en esa espera nuevamente hay tiempo y es el que suele faltar.
Citas, reuniones y compromisos en los que no llegamos a tiempo.
Pasado, Presente, Futuro.
Tiempos que marcan etapas de nuestra vida.
Vida que transcurre y se necesitan de lindos momentos para hacer un balance positivo.
Instantes que quedan grabados en nuestra memoria.
Recuerdos que regresan para hacernos sentir bien.
Todo tiempo es para vivirlo de la mejor manera.

Y en cada uno, hay muchas posibilidades.
Segundos que podemos cambiar de parecer.
Minutos de ansiedad para ver a la persona que queremos.
Horas interminables cuando nos damos cuenta que estamos solos.
Días, que nos ayudan a sanar cicatrices.
Semanas, para concretar alguna de las tantas metas que nos ponemos.
Meses, son los que tarda un niño en nacer.
Años, de sabiduría cuando crecemos y miramos hacia atrás y observamos todo lo aprendido.
Algunas veces dejamos cosas inconclusas.
Siempre es una gran palabra para comprometerse.
Nunca, es la que debemos sacar de nuestro diccionario.
Tal vez, podemos mejorar algo que no nos haga bien.

Quizás, es también una posibilidad.
Destinos, que elegimos y queremos ir hacia ellos.
Metas, para comprobar que podemos lograrlas.
Chances y decisiones.
Relojes sentimentales que funcionan con latidos del corazón.
Rapidez y lentitud que van deprisa y con pausa.
Pensar y extrañar son parte del tiempo que uno no está con la persona que quiere.
Son esas posibilidades que nos hacen saber la importancia de nuestros sentimientos.
El tiempo tiene su propia velocidad.
La posibilidad tiene su propia fe.
Todo es posible, si lo creemos.
Y así tendremos ese tiempo necesario para amar.

MARIANO SANTORO

jueves, 7 de noviembre de 2013

Recuerdosis

Y lo que uno conocía como vida; se fue transformando en algo mucho mejor; en algo por valorar y disfrutar mucho más.
Lo pequeño, se hizo calidad y en esos detalles, fue que el camino se hizo más agradable.
Fue cuando la mirada pudo ver más allá de los prejuicios y un mundo, había comenzado a descubrirse.
El romanticismo se hizo una linda costumbre y algunas cicatrices, ya habían perdido las huellas.
Y parte del camino que condujo a ese día, se había perdido en los pensamientos y abrió paso a los nuevos sentimientos.
Fui testigo de algo que asombró y eso me hizo crecer.
Hizo que el adulto encerrado, deje salir a su niño interno.

Porque cuando los ojos del alma están despejados, le damos paso al corazón.
Y ese corazón tenía ansias de latir; de querer experimentar una vida de la cual siempre había sido espectador.
Se fue embelleciendo todo lo que lo rodeaba.
Comenzó a tomar brillo lo que antes eran sueños pasajeros y los vio cerca; hasta pudo tocarlos.
Y nacían palabras que jamás había pronunciado.
Un nuevo lenguaje estaba aprendiendo y quería saber más, en la más absoluta y sana ambición!
Sabía que estaba escribiendo nuevos recuerdos y eso alegraba el espíritu.
Había llegado el día en que comenzaba a sanar.

Y fueron varias dosis las que sirvieron para que hoy, sea uno de los bellos recuerdos.
Porque no toda historia termina.
Porque la distancia ayuda a valorar lo que ya no se tiene.
Porque uno ha sabido dar lo mejor de uno y eso es lo que tiene relevancia.
Esos pétalos que dejaban salir un sabroso aroma; los que se abrían para poder darle un mejor sentido a la vida.
Esas pequeñas perlitas que adornaban la existencia.
Esos recuerdos inocentes, hoy ya tenían su madurez.
Aprender lo aprendido es valorar lo querido.
Ya no había enfermedad del corazón; porque había llegado la dosis de amor necesaria para sanar.

El color había auyentado el dolor.
El sabor, era el nuevo olor que perfumaba la vida.
Las ramas que pueden llamarse brazos, hacían su tarea y se abrazaban a la esperanza de querer lo mejor para esa persona, porque era uno mismo el destinario de tanto amor.
Cuando uno da, recibe; si es que el destino supo abrir las puertas a la vez y ambos, pudieron encontrarse en el camino.
Y lo que hoy no esté, no significa que no se haya guardado.
Esos son los recuerdos que vienen en dosis que nos fortalecen para seguir viviendo.

MARIANO SANTORO

martes, 5 de noviembre de 2013

Musicalma

Los momentos más importantes de mi vida, han estado musicalizados.
La música es el aire que respiro.
Ella, como mujer, me acompañó siempre; es mi fiel amante.
La música fue entrando a mi ser cuando necesitaba escuchar otras voces que me digan que el romanticismo era real.
Confirmar que lo que estaba sintiendo, no era una exclusividad propia.
Me he encontrado en muchas canciones y supe cómo seguir camino.
Me dejé llevar por las melodías, las mismas que me enseñaron a bailar, a que mi cuerpo aprenda a exteriorizar todo lo que sentía interiormente.

Notas que nacían en mí y salían en forma de amor.
Se abría una gran flor musical que me alimentaba para poder ponerle ritmo a la vida.
Los silencios que suelo recurrir en pocas ocaciones, son para darme una pequeña pausa y luego seguir.
El ritmo me marca el camino a seguir.
La música me guía, me libera, me invita a soñar.
La música es lo que mi alma necesita y mi ser, logra su calma, su tranquilidad.
Musicalma es lo que me da energía.
La música es momento, es unión, es sanar, es invitar, es curar, es amar, es libertad, es mirar y es avanzar.
Melodías que llegan a mi corazón para ponerle letra a la historia de mi vida.

La música es saber que la eternidad del amor es real.
Es volar y saber que mis alas, recorrerán la mente de las personas que pasaron por mi vida.
Es parar y disfrutar de la compañía de las personas que viven en mi corazón.
Es seguir, sabiendo que una bella melodía será mi mujer.
Es creer en que el mejor árbol que da frutos, es el que nace cuando escuchamos una canción y llegan los recuerdos.
Es abrir pétalos llenos de notas que dan alegría.
Es sentir que el lenguaje que habla mi cuerpo, se hace música y esa música, es tan sólo una extensión de lo que soy.

Porque siempre seré Melodía; seré Armonía y seré Ritmo.
Mi música es mirar alrededor y encontrarte dentro.

MARIANO SANTORO