La sensación que nos produce el primer efecto, la primera mirada.
Lo que la ansiedad ve, no siempre es la realidad.
Y todo eso que visualizamos, es parte de esa creencia de necesidad.
Lo que queremos sentir y tener; lo que deseamos poseer.
Y no siempre se obtiene esos pedidos, sino que todo llega cuando tiene que llegar.
Podemos esforzarnos lo suficiente, pero sólo cuando estemos preparados realmente, llegará.
Y la energética agua; el maravilloso elemento sanador y limpiador, está al alcance.
Lo que está en nuestras manos, es la oportunidad de darle el valor a lo que nos pertenece.
Lo que está y vemos, también lo sentimos.
Las luces que brillan, ayudan a potenciar la luminosidad interna.
Y la luz y el agua, no deberían mezclarse, pero todo es parte de lo que somos.
Gracias a nuestro brillo, podemos caminar en las sombras del pasado.
Gracias al agua que corre y juguetea por nuestras manos, podemos sentir el placer de lo simple.
Y la humildad siempre va a querer jugar con los valores humanos.
Y todo lo que hagamos con el corazón, las manos, ayudarán a concretarlo.
Construir desde el sentimiento genuino.
Extender las manos para abrazar cada instante.
Y fotografiar lo que queremos eternizar.
Para darle sentido vital a nuestras emociones y sensaciones.
MARIANO SANTORO