El aire que llega para renovar y sorprender.
Que nos cruza con ángeles llenos de amor.
Que nos da el aliento para sentirnos felices por lo compartido.
Eso que llamamos recuerdos y nos alegra el alma.
Aire que entra para despejar camino y permitir nuevos pensamientos.
El que nos invita a cerrar los párpados para imaginar.
El que nos hace sonreír y creer en que siempre hay algo más por experimentar.
Personas celestiales que bajan para saludar.
Aire que inspira y se queda.
Y todo lo que uno ha dado, se manifiesta y es belleza.
Y parecen esos secretos adolescentes que nos transportan.
Los hacemos públicos porque llevan en su interior, todo el espíritu adolescente.
La inocencia del querer.
Comprender que no somos dueños de nadie, sino que compartimos valiosos instantes que esos seres.
Aire que quiebra toda dureza y sólo queda la esencia.
La sabiduría de los valores.
La herencia de la sangre.
Aire que es perfecto y debemos proteger.
Abrazarnos y creer.
MARIANO SANTORO