Todos los días nos enfrentamos a nuestros superiores. El trabajo nos obliga a depender de alguien que está por sobre nosotros.
Hasta ahí, todo bien. Pero no es bueno permitir el abuso. Todos somos iguales aunque tengamos un puesto más alto o ganemos más dinero.
Hace muchos años pude diferenciar lo que es el fanatismo y la admiración.
Cuando uno es fan, se hace dependiente. Se obnubila la visión y nadie puede hablar mal de lo que nosotros sentimos; ese exceso de pasión que se hace fanatismo.
Cuando uno deja de lado eso y piensa que a la persona a la cual le rendimos tanto, es simplemente alguien común que tuvo otras oportunidades para lograr lo que quizás era nuestro sueño, nos cambia el panorama.
De alguna manera se le dio y por eso mismo creo que lo ideal es sentir admiración.
Eso nos pone a un nivel diferente de ser humano.
En la vida de un creyente y con todo el sacrificio que hoy nos cuesta creer, existe un solo rey y no es un humano. Es mucho más que eso.
En las buenas y malas, en la oscuridad y la luz, en la mesa de un tablero de ajedrez, en todos lados existen 2 versiones para mostrarnos 2 puntos de vista y solo uno es perfecto para nosotros.
Existe un solo camino, aunque con muchos pasajes y calles cortadas en el medio.
Elegir, tener la chance de poder decidir.
Vivir entre gente que no nos representa, que no sentimos ninguna afinidad nos perjudica.
Cuando todo el entorno nos deja solo preocupaciones, es conveniente alejarnos.
Rodearnos de gente positiva para así volver a nuestro hogar con la cabeza tranquila.
Lograr el merecido descanso hoy día, no es tarea fácil.
Las presiones nos invaden y todo lo vemos mal, todo pasa por nuestra crítica y aunque tengamos la razón, hay que darnos una segunda visión de la misma.
Todos nos tropezamos en algún momento. A muchos quizás nos cueste mucho más el tratar de levantarnos.
A todos nos golpean las noticias diarias. Las cicatricen nos afean el cuerpo y el alma.
Todo es superable mientras no haya superiores que nos obliguen a hacer algo no debido.
No depender. No ser esclavos. No cambiar nuestro modo de vida por una pareja.
Modificar está bien, para poder saber estar con otros en nuestra vida.
Cambiemos cuando realmente lo sintamos.
Al final del día, tanto el rey o el peón, van a la misma caja.
El resultado de la matemática de la vida es: Igualdad para sumar.
MARIANO SANTORO