Casi al igual que un ritual, o hasta una maldición, mucha gente vive repitiendo esta frase: No quiero sufrir más.
La obviedad no quita que sea verdad, pero si ante una breve presentación decimos esas palabras, ya comenzamos mal, porque le ponemos el freno a lo que sigue.
Cuando empezamos con la palabra NO, ya negamos algo y así, ponemos una pared delante de nosotros.
Los que alguna vez sufrimos, esa gran mayoría que experimentó una inmensa cantidad de emociones contrarias a las que deseamos; sabemos que quedamos destrozados.
Nadie quiere sufrir y no creo que sea necesario decirlo o repetirlo varias veces.
Lo que no quiero para mi vida, yo mismo le daré pelea y trataré de esforzarme para ir en contra de lo que me pueda dañar.
Cuando miramos la vida de manera positiva, algo nos llega, algo se transforma y de a poco, la alegría llega a nosotros.
Tenemos metas que imaginamos y queremos que se cumplan, pero la inmediatez no pertenece al destino, así que los tiempos son diferentes.
Solo con tener FE puede ayudarnos a pasar ese tiempo que parece eterno.
Hay veces en las que nos sentimos encerrados en nosotros mismos.
Lo cotidiano nos lleva a tener un ritmo de vida que nos deteriora, nos va apagando la poca luz que nos queda al finalizar el día.
Y ahí llega el encierro; en creer que estando solos y marginados de todos, las cosas no nos afectarán.
La comunión con la gente, el diálogo y el salir a mirar la vida, nos ayuda a estar mejor.
Hagamos todo lo contrario a sufrir.
Salgamos y miremos al mundo y ver qué sorpresa nos tiene preparada.
MARIANO SANTORO
La obviedad no quita que sea verdad, pero si ante una breve presentación decimos esas palabras, ya comenzamos mal, porque le ponemos el freno a lo que sigue.
Cuando empezamos con la palabra NO, ya negamos algo y así, ponemos una pared delante de nosotros.
Los que alguna vez sufrimos, esa gran mayoría que experimentó una inmensa cantidad de emociones contrarias a las que deseamos; sabemos que quedamos destrozados.
Nadie quiere sufrir y no creo que sea necesario decirlo o repetirlo varias veces.
Lo que no quiero para mi vida, yo mismo le daré pelea y trataré de esforzarme para ir en contra de lo que me pueda dañar.
Cuando miramos la vida de manera positiva, algo nos llega, algo se transforma y de a poco, la alegría llega a nosotros.
Tenemos metas que imaginamos y queremos que se cumplan, pero la inmediatez no pertenece al destino, así que los tiempos son diferentes.
Solo con tener FE puede ayudarnos a pasar ese tiempo que parece eterno.
Hay veces en las que nos sentimos encerrados en nosotros mismos.
Lo cotidiano nos lleva a tener un ritmo de vida que nos deteriora, nos va apagando la poca luz que nos queda al finalizar el día.
Y ahí llega el encierro; en creer que estando solos y marginados de todos, las cosas no nos afectarán.
La comunión con la gente, el diálogo y el salir a mirar la vida, nos ayuda a estar mejor.
Hagamos todo lo contrario a sufrir.
Salgamos y miremos al mundo y ver qué sorpresa nos tiene preparada.
MARIANO SANTORO