jueves, 29 de mayo de 2014

Faro interior

Desde que somos dados a luz, comienza a titilar una hermosa lucecita en nuestro pequeño ser.
Esa luz, es la que debemos cuidar con todas nuestras fuerzas, sumado a la fe que le pongamos.
Un alumbramiento que ha traído alegrías varias a quien nos rodeaba.
Y eso, es parte de la misión con la que fuimos concebidos.
Llegamos para dar color a nuestra propia vida e iluminar el camino que durante el proceso de crecer, iremos descubriendo.
Y en ese camino que llamamos trayectoria, nos supo conducir por diferentes estados anímicos.
Y muchas han sido las veces en las que logramos encontrarnos luego de habernos perdido.

Cuando dejamos de mirar al exterior estando en constante búsqueda, aparece la voz que nos dice que nosotros estamos para brillar y ahí, es cuando comenzamos a dejarnos guiar por nuestro faro interior.
Y era casi una obviedad que íbamos a atravesar calles oscuras.
Teníamos que aprender a diferencias lo bueno de lo otro.
De valorar nuestra vida y lo que hacemos con ella.
De tener una mejor claridad sobre lo que realizamos en la vida.
De adornar nuestra existencia y darle brillo a todo lo dejemos salir para compartir con nuestro prójimo.
El faro interior es el que nos proporciona los conocimientos para seguir adelante.
Para avanzar en sabiduría, para amar la naturaleza y lo que nos rodea.

Es cuando permitimos al gran artista que es Dios, que nos ilustre por dentro; que haga de nosotros una obra maestra, una maravilla que pueda iluminar mucho más que nuestro envase.
Es cuando comenzamos a disfrutar de este viaje y se ilumina el rostro.
Y cuando miramos hacia ese infinito cielo y se cruzan las espléndidas estrellas que nos guían y que junto a la luna, nos hacen compañía.
Cuando descubrimos que hay un faro interior, es cuando más deseamos protegerlo y darlo a conocer, porque la vida está para ser iluminada, para poder ver todo lo bueno y positivo que hay en ella.

MARIANO SANTORO

martes, 27 de mayo de 2014

Hora para amar

Ese periodo determinado que conocemos como tiempo; ese mismo que muchas veces nos aprisiona, el que nos condiciona a poder seguir, el que nos frena y se encierra en algo que deseamos.
Esa magnitud con la categorizamos lo que es el durante de un instante.
Y siempre hemos sido dueños de nuestro tiempo y de lo que hacemos con él.
Pero la vida nos fue llevando por impulsos y por la confianza en demás personas.
Dejamos salir lo que teníamos bien protegido, lo que cuidamos con el alma esperando ofrecerlo a la persona correcta.
Y correcto es darnos cuenta que todo lo que hicimos, quedó atrás.
Estamos en la hora para amar, porque el tiempo sucede en este momento, es ya mismo.
Y tenemos la llave que puede abrir ese espacio entre lo que fue, lo que queremos y lo que será.
Lo que hemos vivido fue de gran aprendizaje y hoy, es hora para amar.
Nuestro corazón lo siente y lo quiere vivir.
Nuestro cuerpo, es el acompañante perfecto para poder llegar a hacer realidad lo que desea.
Los latidos saben de tiempo y también saben lo que es mejor cerrar para poder abrir lo que esté por llegar.

No existe una época ideal para practicar el amor, porque no se trata de una moda; amar es un sentimiento que sale cuando el mismo corazón ya no lo puede ocultar en su interior.
Y lo oculta no de la luz, porque el mismo amor es quien provee de esa luz divina e interna, sino que lo cubre para que la persona que llegue, le de un buen uso y lo valore.
Todo lo que hacemos con respecto a nuestro tiempo, las actividades en las que ponemos lo mejor, las ganas y deseos de ver ese trabajo terminado, son las mismas que nos dicen que es hora para amar.
Es hora, porque aunque el tiempo pase, los sentimientos verdaderos perduran.
Lo bueno no vence, no se pierde, sino que queda y traspasa el tiempo y el espacio; porque además de darle espacio a lo que queremos, se abren lugares de nuestras emociones y surgen otras nuevas; nacen sensaciones, salen expresiones y todo, porque creemos que ya es hora para amar.
Son muchas las etapas en las que hemos creído que todo lo que soñábamos, podíamos cumplirlo según nuestra voluntad.
Y pudimos cumplir varios sueños, pero amar, es mucho más que eso.

Es la culminación de algo anhelado, de algo que nuestro ser, pedía a gritos desde nuestro núcleo.
Es ese maravilloso estado en el que nos liberamos de prejuicios, porque el verdadero amor, no sabe de límites, porque lo único que tiene que saber, es dar lo mejor de sí.
Y no hay una edad predeterminada para amar, no tiene una duración exacta.
Ya es hora para amar, porque simplemente sucede y pasa.
Y la ocasión, puede hacerse canción.
Hora para amar, hora para creer que ha llegado lo esperado.
Y cuando entreguemos la llave, nuestro ser le dará la bienvenida a ese amor, el mismo que fortalecerá al propio y juntos, lograrán el poder del verdadero amor cuando se une.

MARIANO SANTORO

lunes, 19 de mayo de 2014

Silencio que habla

Silencio que habla.
Acumulación de palabras que juntas, quieren darnos un mensaje preciso.
El silencio que transmite paz, el que tiene mucho para decirnos.
El silencio que nos ayuda a observar mejor lo que nos rodea y del cual queremos seguir rodeados.
El silencio que deja a un lado el ruido y nos muestra que la vida es mucho más de lo que vemos.
Para poder disfrutar de lo que realizamos, es necesario frenar y prestar atención.
La naturaleza tiene sus sonidos y en el medio de todo, en el núcleo del amor, está el silencio que habla.
La importancia del silencio en nuestra vida.

Tan necesario como el aire, como la comida, porque nos alimenta y nos aleja del ruido que estorba, que molesta, que distorsiona.
La velocidad de la gente, sumado a la rapidez de los acontecimientos que nos sorprenden, hacen mucho ruido.
Y todo es como la música; hay diferentes estilos y algunos, nos producen satisfacción y sensación de plenitud.
El silencio se apodera de nosotros cuando vemos un paisaje.
Nos maravillamos con su quietud y con su delicadeza de ir mutando a medida que nos movemos.
Todo tiene su propio lenguaje; el cielo es el gran maestro donde nos deleita con sus colores, nos da seguridad y cuando se enoja, también sabe asustarnos, pero nos protege de mucho.

El ambiente y lo que hay dentro, todo eso nos quiere hablar y muchas veces son mensajes directos.
Pero el silencio que habla, es el especialista, el que sabe decir y principalmente, el que nuestro ser sabe escuchar.
En ese silencio único que todo nuestro ser respeta, el que le da lugar, el que se calla para oír lo más profundo de la humanidad y nos eleva a la espiritualidad.
El silencio que habla es el diálogo perfecto entre lo que somos y queremos ser.
Lo que fuimos y hoy es sabiduría.
Lo que aprendimos y hoy, nos corrimos porque queremos seguir estudiando.
El silencio que habla es salir de nuestro cuerpo y mirarnos en derredor.

Es encontrarnos con el alma y escucharla.
MARIANO SANTORO

viernes, 16 de mayo de 2014

Gustavo por siempre

Le hablo a tu Alma, porque creo en Cosas imposibles.
Dios nos libre del Desastre porque sé que la mente Engaña.
Me quedo Aquí y ahora, con mi Magia y aunque veo un Lago en el cielo, creo en La excepción porque Ahora es nunca y las Señales luminosas, hacen Caravana hacia el Paseo inmoral.
La Sudestada se llevará el Camuflaje por el Río Babel en una Balsa junto a un Convoy en Sulky.
A merced del Deja vu, Al fin sucede.
Y la Fuerza natural es tan Beautiful, que cruzan el Puente hacia el Altar de la Torre de marfil en una Naturaleza muerta con un Cactus.
A veces Bajan a Tracción a sangre, como una Especie de Fantasma y caen en Dominó hasta llegar a Casa, porque Amo dejarte así.
En un Rapto del Verbo carne, veo mi Raíz y Tu cicatriz en mí no es Tabú.
Y si el humo está en foco, veré una Bocanada de Sal.
Te llevo (para que me lleves) a Un cuarto lleno de rombos y seré Uno entre 1000 que verá ese Artefacto llamado Bomba de tiempo.
No te creo cuando hablas del Crimen y aunque la Medium con Cabeza de medusa diga Adiós; cruzaré Avenida Alcorta con Amor sin rodeos.
Yo también He visto a Lucy en un Karaoke llamado Thorteval.
Lisa marca #Numeral desde su Amor amarillo hacia el Jugo de luna.
Nací para esto, porque Perdonar es divino y se siente en Otra piel.
Y sé que estás Vivo, porque tu luz no deja de Pulsar.
MARIANO SANTORO

jueves, 15 de mayo de 2014

Aferrarse a la vida

Desde el instante en que nacemos, nos cortan el cordón y nos dan ganas de volver a sentirnos protegidos.
Ese "soltar" es lo que nos sirve para poder aprender muchísimas cosas que la vida nos tiene preparado.
Comenzamos a experimentar situaciones y muchas veces, el estar solos, nos cuesta más trabajo.
Nos gustaría sentirnos acompañados y no sólo por una persona con la cual compartir espacios, tiempos, lugares, sensaciones y sentimientos.
Sabemos que en el camino, tendremos mucho por observar y siempre tendremos la gran oportunidad de hablar con nuestro interior.
En ese viaje que nos traslada al lugar que nuestros sueños imaginó.
Ese paseo hacia un nuevo comienzo.

Ya que al llegar y cumplir nuestra meta, una nueva nacerá y gracias a la fortaleza con la cual supimos aprobar la primera de muchas metas, que son parte de nuestro destino, nos servirán para seguir el rumbo marcado.
Y en ese camino, nos iremos acostumbrando a rutinas, a momentos que nos dan placer y satisfacen el alma.
Aferrarse a la vida, es amar todo lo que nos rodea.
Hemos atravesado sitios oscuros y nuestra propia luz fue la que nos supo iluminar la mente para encontrar eso que no buscábamos.
Esa salida necesaria para entrar al lugar anhelado.
Y nos dejamos atrapar por las emociones.
Nos agarramos con fuerza a lo que alguna vez nos salvó, nos quitó lo malo para llevarnos hacia lo bueno.
Y lo bueno, es lo que permite que el corazón se alegre y nos guie hacia lo mejor de nosotros.
Aferrarse a la vida es creer que tenemos mucho por vivir.
Que tenemos un gran mundo por delante y con las puertas de las oportunidades abiertas.
Nuestra sabiduría sabrá en qué lugar entrar y quedarse.
Y en ese trayecto, la naturaleza será el escenario cotidiano con el cual conviviremos.
Nos iremos amigando cada día y nos develará sus secretos.

Aferrarse a la vida, abrazarnos a todo lo que amemos.
A lo que nos deja un sabroso sabor en las venas.
Agarrarnos con fuerza a medida que dejemos salir lo que nuestro cuerpo quiera decir.
Atrapar lo que tanto deseamos y queremos mantenerlo por un largo tiempo.
Extraordinaria la sensación de sentir el poder natural.
El mismo que alimenta el alma.
Porque aferrarse a la vida, es amarnos a nosotros y a toda la divinidad que nos rodea.

MARIANO SANTORO

domingo, 11 de mayo de 2014

Los pasos que das

Desde que nacemos y aunque traten de ayudarnos, el primer gran logro es aprender a caminar.
Adelante, tenemos todo un mundo lleno de sorpresas.
La bondad de nuestra familia y amigos que nos ven en ese crecimiento.
Damos lo mejor de nosotros a partir de nuestro esfuerzo.
Espera, dijo la esperanza.
Ten fe, dijo la felicidad.
Mucha gente viendo hojas otoñales caer de los árboles de vida.
Los pasos que das, son los mismos que te permiten seguir.
Y llegan los momentos en los que recuperamos la alegría y nos hacen viajar a lugares de nuestra memoria.
Nos apoderamos de esos recuerdos y los traemos al presente para compartir y para confirmar que el trayecto ha sido muy grande y variado.
No todo ha salido como uno quería, pero sí, que lo que hoy se ve, es fruto de buenas semillas, de haber continuado y cuando nos cruzamos de vereda, supimos retomar la correcta para avanzar.
Abrazos de ternura y emoción.
Palabras que dejan marcas, mientras una escenografía natural, nos contiene con su energía.

El haber afrontado una situación y alejar los miedos.
El creer que se puede si nos dejamos acompañar por los sentimientos.
Y el niño que se encontró con un adolescente libre y disfrutando de esa libertad.
Y el paso de los años, hacen que ese adulto comparta con su hijo, con su sangre, un mismo camino.
Los pasos que das, son los que a través de Dios, te dicen que sigas.
Todo lo que diste, hoy lo seguís dando de otra manera, con experiencia, con sabiduría, con ganas de mucho más.
Y la mente vuela y se cruza con el corazón; el cuerpo algo cansado, toma fuerzas para suspirar y brindar.
Encontrarse con lugares ya transitados y ver que el tiempo es parte del juego del destino.
Que algunas cosas siguen estando y siendo parte.
Que la perseverancia tiene premios para repartir.
Y aunque algunos amigos ya no estén físicamente, el corazón les guardó un espacio.
Y la familia y los regalos y los pasos que das, caminan y tienen algo más por delante.
Una gran mezcla de sensaciones que al expresarlas, generamos mucha adrenalina.

Los pasos que das, pueden ser pequeños como los que diste en los comienzos de tu vida.
Pero esos pasos, ya han conocido caminos y saben diferenciar lo bueno de lo otro.
Pasos que dejan huellas seguras para los que quieran seguir en ese camino.
La vida tiene muchísimos momentos y si nos detenemos alguna vez a disfrutar lo que tenemos, lo que hemos transitado, lo que hemos dejado y abandonado, lo que hemos aprendido y descartado.
Los pasos que das, son los que cuando no había un lugar o un camino, lo hiciste vos mismo, lo creaste y lo fuiste armando como querías.

Los pasos que das, son los que enorgullecen a quien te mira caminar.
MARIANO SANTORO

miércoles, 7 de mayo de 2014

Brindo por la vida

Brindo por la vida.
Por darme oportunidades no esperadas, pero sí, altamente satisfactorias.
Brindo por la sangre y por el apellido.
Por las historias que toman vida en el mismo escenario, pero con una inmensa vida en el medio.
Una adolescencia convertida en adulto, pasando por instancias asombrosas que llegan a un presente de felicidad.
Hay momentos en los que las emociones superan a lo que un cuerpo puede transmitir y en esa magia, es cuando la unión crece y se afianza.
Deseos de vida, que surgen de la persona que me dio vida y me bautizó.

Yo ya tenía un nombre aún antes de nacer.
Eso me hace sentir orgulloso por lo logrado y por lo que esté por venir.
Compartir experiencias, fotos que se eternizan y un sentimiento profundo que queda históricamente en el lugar que un día, ya hace muchos años, el destino jugó a favor de la juventud y de disfrutar, sabiendo que vida hay una y que los valores, se mantienen siempre y no se pueden comprar.
Porque no se trata de lágrimas, sino de sensaciones y de caminar el camino elegido.
Historias relatadas que dejan huellas y luego, en la misma persona, surge un agradecimiento infinito.
Y brindo por la vida, porque me da estas alegrías.

Como un árbol compuesto por 2 seres que quieren unirse y dejar que el amor los haga crecer.
Mar que hace compañía, que escucha palabras mientras delicadamente acompaña con su melodía.
Y cuando una unión sanguínea logra una amistad sana, el crecimiento interior se fortalece a través de una mirada, de un abrazo y de soñar despiertos, mientras se observa la ambientación.
Brindo por la vida, porque me permite ser y mirar un poco más allá de mis sueños.
Y se asoman tímidamente sabiendo que depende de mi esfuerzo y fe, que se hagan realidad.
Y mi vida sigue caminando y mi ser, es parte de la naturaleza, ya que me he mutado con ella.

Me aferré tanto a la fe que me ha salvado de situaciones y todo lo que alguna vez fue desgracia, hoy es parte de ese libro con algunas hojas quebradas, pero que aún tiene mucho en blanco y mi guía, es la que se dedica a escribir lo que siente mi corazón.
Creo en la familia y en la amistad verdadera.
Creador de leyes y reglas, que aunque parezcan estrictas y rigurosas, son lo que hacen una personalidad fuerte y con un carácter especial.
Ser quien soy, ha llevado tiempo y gracias a la libertad que tanto adoro, es lo que llevo como marca registrada.
Y no ando por la calle con un certificado de buena conducta, sino que transito la vida con mi esencia expuesta y no se trata de haber aprendido a golpearme, sino a superar lo que no me aporta para sumar y lo que no sirve ni para anécdota.

Brindo por la vida, porque me da la gran oportunidad de poder saludar a mis padres y ver que soy lo más importante para ellos.
Que lo que hacen, es por mí y porque también han sabido elegir y alejarse de lo que daña.
Brindo por la vida, porque Dios, me regala muchos presentes que los guardo con mucho cariño.
La alegría de vivir y compartir con quien uno ama, es el mayor premio que una persona pueda tener.
Brindo por la vida y por mis padres que me la dieron y hoy, puedo abrazarlos para agradecerles y decirles que me sigan acompañando.

MARIANO SANTORO