Silencio que habla.
Acumulación de palabras que juntas, quieren darnos un mensaje preciso.
El silencio que transmite paz, el que tiene mucho para decirnos.
El silencio que nos ayuda a observar mejor lo que nos rodea y del cual queremos seguir rodeados.
El silencio que deja a un lado el ruido y nos muestra que la vida es mucho más de lo que vemos.
Para poder disfrutar de lo que realizamos, es necesario frenar y prestar atención.
La naturaleza tiene sus sonidos y en el medio de todo, en el núcleo del amor, está el silencio que habla.
La importancia del silencio en nuestra vida.
Tan necesario como el aire, como la comida, porque nos alimenta y nos aleja del ruido que estorba, que molesta, que distorsiona.
La velocidad de la gente, sumado a la rapidez de los acontecimientos que nos sorprenden, hacen mucho ruido.
Y todo es como la música; hay diferentes estilos y algunos, nos producen satisfacción y sensación de plenitud.
El silencio se apodera de nosotros cuando vemos un paisaje.
Nos maravillamos con su quietud y con su delicadeza de ir mutando a medida que nos movemos.
Todo tiene su propio lenguaje; el cielo es el gran maestro donde nos deleita con sus colores, nos da seguridad y cuando se enoja, también sabe asustarnos, pero nos protege de mucho.
El ambiente y lo que hay dentro, todo eso nos quiere hablar y muchas veces son mensajes directos.
Pero el silencio que habla, es el especialista, el que sabe decir y principalmente, el que nuestro ser sabe escuchar.
En ese silencio único que todo nuestro ser respeta, el que le da lugar, el que se calla para oír lo más profundo de la humanidad y nos eleva a la espiritualidad.
El silencio que habla es el diálogo perfecto entre lo que somos y queremos ser.
Lo que fuimos y hoy es sabiduría.
Lo que aprendimos y hoy, nos corrimos porque queremos seguir estudiando.
El silencio que habla es salir de nuestro cuerpo y mirarnos en derredor.
Es encontrarnos con el alma y escucharla.
MARIANO SANTORO
Acumulación de palabras que juntas, quieren darnos un mensaje preciso.
El silencio que transmite paz, el que tiene mucho para decirnos.
El silencio que nos ayuda a observar mejor lo que nos rodea y del cual queremos seguir rodeados.
El silencio que deja a un lado el ruido y nos muestra que la vida es mucho más de lo que vemos.
Para poder disfrutar de lo que realizamos, es necesario frenar y prestar atención.
La naturaleza tiene sus sonidos y en el medio de todo, en el núcleo del amor, está el silencio que habla.
La importancia del silencio en nuestra vida.
Tan necesario como el aire, como la comida, porque nos alimenta y nos aleja del ruido que estorba, que molesta, que distorsiona.
La velocidad de la gente, sumado a la rapidez de los acontecimientos que nos sorprenden, hacen mucho ruido.
Y todo es como la música; hay diferentes estilos y algunos, nos producen satisfacción y sensación de plenitud.
El silencio se apodera de nosotros cuando vemos un paisaje.
Nos maravillamos con su quietud y con su delicadeza de ir mutando a medida que nos movemos.
Todo tiene su propio lenguaje; el cielo es el gran maestro donde nos deleita con sus colores, nos da seguridad y cuando se enoja, también sabe asustarnos, pero nos protege de mucho.
El ambiente y lo que hay dentro, todo eso nos quiere hablar y muchas veces son mensajes directos.
Pero el silencio que habla, es el especialista, el que sabe decir y principalmente, el que nuestro ser sabe escuchar.
En ese silencio único que todo nuestro ser respeta, el que le da lugar, el que se calla para oír lo más profundo de la humanidad y nos eleva a la espiritualidad.
El silencio que habla es el diálogo perfecto entre lo que somos y queremos ser.
Lo que fuimos y hoy es sabiduría.
Lo que aprendimos y hoy, nos corrimos porque queremos seguir estudiando.
El silencio que habla es salir de nuestro cuerpo y mirarnos en derredor.
Es encontrarnos con el alma y escucharla.
MARIANO SANTORO