Heredar es recibir lo mejor que nos puede pasar y darle el valor más preciado.
Es alegrarnos por ese regalo y protejerlo.
Es sentir cada día que somos afortunados por tener lo que tenemos y aún así, la vida nos sigue premiando.
Y en muchos aspectos de la vida, hay un antes y un después.
Un quiebre de lo vivido y lo que sorprende.
Una esperanza que sabe ser paciente, porque existe una hermosa recompensa.
Y existe una unidad que se multiplica.
Lo que nos hace crecer es seguir creyendo y siempre hay un plan divino para nosotros.
Heredamos el nacer; la inmensa y valiosa oportunidad de darle sentido a nuestra existencia.
De haber llegado con una misión y caminar hacia ella.
Y mezclarnos con todo lo que se vaya acercando a nosotros.
Una escalera que vamos subiendo sintiendo cada paso.
Parando en cada escalón porque la vida no es sólo vivirla, sino que también es disfrutarla.
Nuestra bella conexión con los que nos dieron vida nos fortalece.
Y mientras todo gira, es cuando más debemos prestar atención, porque la vida tiene muchos detalles para embellecernos y atraerlos hacia nuestros valiosos recuerdos.
Trascendemos la mente cuando nos dejamos guiar por el corazón.
Se extiende toda clase de exteriorizaciones al darle vía libre a todos los lenguajes de nuestro ser.
El ADN es el Amor, es el Dar y el Manifestar.
Heredar es ser conscientes de que lo que hoy llega a nosotros es para despertar.
MARIANO SANTORO