sábado, 31 de enero de 2015

Huellas

Hay momentos en la vida en los que es muy importante detenerse pero sólo para observar todo lo vivido.
Y es muy probable que miremos las huellas que hemos dejado.
No sólo las propias, sino en las personas que han sido parte de nuestro crecimiento.
Huellas que supieron entrar al corazón de esas personas y valorando todo lo compartido.
Huellas que son mucho más que marcas, porque éstas, no dejan ciactriz, sino que dejan bellos recuerdos que ya son parte de nuestra memoria.
En algún lugar del tiempo, comenzamos a trazar nuestro destino; a dejar pisadas que a la vez, eran rastros para tratar de no perdernos.
Fuimos siguiendo los indicios que surgían desde la intuición y percepción.
Pasos cortos, pequeños y firmes; porque no le dimos alusión al temor, sino que desde el interior, había una agradable sensación de paz.
Huellas que han sido impresas y hoy son parte de nuestro testimonio; de nuestra historia.
Y mientras uno va caminando, va dejando una estela de emociones.
Las huellas que quedan, no las estamos viendo, sino que con el paso del tiempo, nos damos cuenta de todo lo que hemos experimentado.
Y la señal que recibimos, proviene desde el corazón, que es quien nos ayuda a recordar y tener cierta remembranza de lo vivido.
Es muy gratificante saber que hemos sido una muy linda compañía de esas personas que han estado y algunas siguen con nosotros.
La conexión no sabe de tiempos y está siempre vigente; no es cuestión de modas, ni de etapas.
Las huellas que pueden dejar nuestras manos, son las mismas que ayudan y son solidarias siempre y de la manera que sea.
Esa mano es la que saluda y ayuda a levantar a quien está en un mal momento; es la que abraza y la que palmea la espalda diciendo que todo está bien, que todo es cuestión de saber esperar.
Las huellas son las palabras que dicen nuestros actos; porque no es necesario la boca para pronunciar, sino el hecho de saber que estamos presentes.
Huellas que dejan un surco y que ayudan a otros a recuperar el camino.
Y hay un signo que va más allá de los tiempos; es la pista que nos guía, es el secreto que se abre para ser felices y esas huellas, son eternas.
MARIANO SANTORO