Hermosa es la vida que me brinda oportunidades.
La que en cada amanecer, me obsequia naturalmente sonrisas que se esconden en diferentes lugares y me permito jugar hasta encontrarlas.
Me agrada ser cómplice de esa inocencia sana, la que me deja ser yo mismo, sin prejuicios ni explicaciones.
Observar detenidamente el paisaje, me hace disfrutar más del camino que tengo por delante.
Hermosa es el alma, que nos sugiere que la alimentemos con cosas bellas, porque a la vez, nos enriquecemos nosotros y podemos dar lo mejor a quien lo necesite.
Y la vida es mujer que espera paciente, la que ha conocido demasiado, pero sabe que hay mucho por conocer y será mejor en calidad.
Dejando ir lo que no nos suma, potenciamos la energía positiva.
Nos vamos llenando y eso es tan renovador que nos alegra de saber que podemos seguir creciendo.
Hermosa mirada que se avergüenza de ser mirada.
Dulzura tierna en una eterna adolescente que sueña e imagina un mundo mejor.
Y es en su pequeño mundo, que siente que si muchos tienen la misma idea, el mismo pensamiento; ese mundo será como lo deseamos.
Creciendo interiormente, es el mejor viaje que podemos realizar.
Hermosa la sensación de querer, ya que sabemos que podemos hacerlo real.
Aflorar las emociones y hacerlas sentimientos.
Que el tiempo sea testigo de algo maravilloso que un día se propuso comenzar una vida de calidad.
Comprobar que todo lo que pasa por nuestra mente y se construye en nuestros sueños, se puede transformar en algo cotidiano.
Hermosa es la mujer que se encuentra en los latidos de su amado y que ambos se protegen, sabiendo que logran una sola unidad.
En el mágico proceso de conocernos y fortalecer lo que somos, comprobamos que llega el momento de compartirlo.
Y nacen nuevos colores, que son producto de la mezcla que sólo el amor puede hacer, a través del milagro de la comunión, de esa hermosa unión de almas.
MARIANO SANTORO