lunes, 16 de noviembre de 2015

Melodía


Y una noche amigable, aparentemente normal y en la ciudad feliz, una melodía se hizo presente.
Obviamente no era la primera vez que la música llegaba a mí, pero esta vez, fue diferente.
Una melodía especial se adhería a mi piel y entraba por las venas.
Ya nada sería igual, porque un nuevo estilo aparecía para mostrarme que existía una gran mezcla de creatividad, diseño, personalidad y mucha actitud.
Un boliche con la gente necesaria para ser recordada; poca, demasiado poca, pero la música hizo lo suficiente para que se eternice.
Y un árbol ya comenzaba a nacer para crecer en mí y mostrarme sus frutos.
Siempre he sido un buen investigador y siempre encontraba un nuevo camino a la cual la llave, era esta primera melodía.
Una vida Pop que ya era parte de mi ser.
Un viaje que cada año se renovaba con canciones sin pasaporte.
He sabido recorrer lugares imaginarios, espacios que no existen en lo visual, pero sí en lo emocional.
Mundos llenos de sentimientos para seguir expresando lo mejor que vive en mí.
Las notas de aquélla melodía jamás perdían vigencia y aún hoy, 30 años después, siguen y ya son parte de mi todo.
Los misterios de la vida, jugaban con mi ser aventurero de querer encontrar nuevas historias para escribir.
Experiencias que llegaban solas, porque me había abierto a lo que el destino quería que así fuera.
Me dejé llevar, me dejé fluir y las ramas crecían solas.
Las supe alimentar con la mejor armonía, que es todo lo que sale de mí por el bien de los que me rodean y principalmente, por el propio.
Y hoy, mirando hacia atrás, sigo viendo a ese gran sol, a esa gran clave, que siempre ha sido el saber disfrutar de cada instante, incluso de los que uno no sabe si tienen finales o los que no queremos que nunca lleguen.
Un idioma que sólo llega a través de una melodía.
Y es la misma que me guía y la que me hace perseverar en lo que amo, porque lo que sale del corazón, se retroalimenta con las ganas de crecer.
MARIANO SANTORO