Revelar es traer parte de nuestra historia a este presente.
Un momento de revelación en el que los recuerdos llegan para darnos un mensaje.
La imaginación se da el lujo de volar y remontarse a instantes interesantes en los que decidimos eternizar.
Es como confesar esos secretos que sólo mantenían algunas pequeñas y cercanas personas.
Descubrir que en ese pasado que tanto nos quejamos, también tuvimos momentos fuertes y llenos de emoción.
Y hoy se anuncia como un hito, como algo ya sucedido que tiene el poder de llevarnos y traernos, porque bien sabemos que la historia tiene que continuar y dejar atrás lo que sirvió como una lección para superar.
La comunicación con nuestros tiempos en diferentes etapas de la vida, se reflejan como una película que nos habla y dice que vivimos y es por eso que llamamos experiencia.
Una evidencia que sirve de anécdota para charlas amigables.
Una presentación para los nuevos que se atreven a conocernos.
Expresando alegría, es decir que hubo situaciones muy fuertes y agradables.
Que aprendimos a darle color a lo que queremos resaltar como llamativo y relevante.
Los picos emotivos que nos motivaron para seguir.
Sincerarnos con nosotros mismos y descorrer los velos de lo que pudo haber sido un secreto, hoy se libera.
Revelar secuencias divididas que tienen interconexión entre cada una.
Se expanden y crecen, toman vida porque fueron reales.
Lo que se proclama en lo que se llama celuloide, son fotos en las que hemos dejado mucho de nosotros.
Y la esencia que hoy nos hace enterarnos de esta revelación es la sorpresa que nos tiene la vida.
Es cantar y celebrar que todo tiene un motivo y un espacio, que todo tiene un tiempo y un lugar, que tiene un día que llega y se queda.
Una confesión del destino que deja testimonio de saber que en el plan de vida que nos toca, el amor por lo que hicimos, es muy importante para seguir latiendo.
MARIANO SANTORO