Es probable que muchas puertas se hayan cerrado alguna vez.
Es probable que la incertidumbre se haya presentado y nos confundió aún más.
Pero de toda prueba se sale y se supera si hay fuerza suficiente en nuestro ser.
El desconocimiento del camino que vamos a transitar, se hace más entretenido.
Aunque es probable que se nos crucen situaciones tan adversas que nos hagan dudar.
Sólo necesitamos lograr la tranquilidad en cada uno de los rincones de nuestro cuerpo y principalmente en nuestra mente.
Todo lo que pensamos, puede hacer que el encierro se haga más duradero y es lo que menos querríamos.
Descubramos que vive en nosotros y somos poseedores de la llave de la esperanza.
Que al tener esa llave, podremos abrir no sólo puertas, sino también que abriremos la mente y la llenaremos de positivismo.
Esa llave es la que nos permitirá limpiar toda oscuridad que se haya juntado.
Todo lo negro que se ha encargado de decirnos que no podíamos, que era una tarea perdida.
Y algo, quizás lo visualizábamos como una tenue luz, nos susurraba.
Esa luz nos decía algo y era que debíamos seguir, que el camino se desbarrancó, pero había que continuar.
Los polos opuestos estarán al costado y debemos alejarlos cada vez más.
Las sombras podrán aparecer, pero será el momento de focalizarnos y encender la luz natural que brilla en nuestro ser.
Y será el tiempo en que mirando hacia nuestra divinidad, encontraremos la paz para seguir y avanzar.
Y en cada paso, nos daremos cuenta que era necesario pasar por esa inmensa prueba.
Aunque nuestro pensamiento nos haya querido jugar de enemigo, el mayor amigo que tenemos se llama vivir.
Y viviendo es cuando crece la esperanza y ya nada nos podrá impedir continuar, porque la fe, es la llave del amor verdadero por la vida.
MARIANO SANTORO