Caen las gotas de recuerdos añejados.
No han habido momentos relevantes para que hoy se los tenga presente.
La mente estuvo ocupada imaginando situaciones y los sueños, estaban en lista de espera.
Observo rostros con la posibilidad de actualizar esperanzas.
Mirando caras que me digan algo en especial.
Algún código en el que me confirmen que éste es el momento de dar ese paso.
Y mis pasos en pisos empapados, me llevan a tener más cuidado en mis acciones.
No hay temor y sobran deseos.
Las rosas invernales quieren ser abrigadas y mi corazón tiene el calor necesario.
Mis tiempos en soledad han sido suficientes para confirmar que el futuro es en este instante.
Y ya no hay nada distante, porque lo que he querido, la vida me lo ha traído cuando ya casi lo había olvidado.
Gotas rosas que salen de una roja flor.
La transformación de una persona sucede cuando el amor fluye.
Es el rocío que roza nuestras pieles y entran al alma.
La vida puede tener momentos grises y el amor le da el color perfecto.
Llueve en el afuera y en nuestro interior, ya no hay lágrimas.
Agua de amor, agua de vida.
Naturaleza que nos brinda energía.
Y hoy, sólo queda agradecer.
MARIANO SANTORO