Abrazar el alma es conectarnos con los que nos rodean.
Las mismas personas que emanan nuestra misma energía y entre ambas, se potencian.
Abrazarnos a la vida, amando cada acción y cada movimiento que realizamos.
Descubrir el alma de cada ser que conocemos y tener una mejor comunicación.
Cuando las almas hablan, tienen un lenguaje muy especial.
Es esa clase conversación en que todo es elevado y nos hace sentir mejores personas.
Y nuestros brazos se extienden hasta abrirse como pétalos en esta bella naturaleza.
Vamos abrazándonos a nuevos colores, a nuevas experiencias.
Y salimos de nuestro propio y posible ego, para aprender a compartir mucho más que momentos.
Todo lo que sale de nosotros, debe ser del mismo contenido del cual estamos hechos.
Y si le sumamos todos los pensamientos y emociones positivas, se logra una excelente relación.
Dejando la virtualidad y ser más reales.
Dejando prejuicios y haciendo espacio en nuestro corazón para un nuevo amor.
Dejando lo que nos daña, por algo que nos sane.
Y cuando nos permitimos abrazar el alma; nuestra propia alma, liberamos todo lo que no suma.
Porque ya hemos aprendido que en la vida, más allá de las circunstancias, todo se trata de aprender y de sumar.
Abrazamos oportunidades que nos brindamos a nosotros mismos y que le damos a otras personas.
Nos transformamos en más sociales y más saludables.
Nos abrazamos porque nos gusta sentir el calor humano y más, si la otra persona vibra en nuestra sintonía.
MARIANO SANTORO